I. María
te enseña hoy qué visitas debes hacer y cómo debes comportarte en ellas. Va
junto a Isabel por caridad y urbanidad: por caridad, porque es para ayudar a
Santa Isabel y santificar a San Juan; por urbanidad, porque era su deber
visitar a su prima de más edad que ella. No hagas visitas sin que la caridad o la necesidad te obliguen
a ello; todo lo demás es superfluo o peligroso. Visitar
a los pobres, a los enfermos y a los prisioneros; es un deber de caridad.
II.
¿Cuál es el tema de las conversaciones entre María e Isabel? Apenas se
saludaron, como se hace entre parientes, enseguida se pusieron a hablar de
Dios. ¿Se
parecen tus visitas a ésta? ¿Las burlas, la murmuración, la
interpretación maligna de la conducta del prójimo, las palabras de doble
sentido, la calumnia, no constituyen, acaso, el fondo de tus conversaciones? Señor,
si se os amase en el mundo, no se conversaría en él sino de Vos. Desvía con
habilidad los discursos malos que se tienen en tu presencia, y siempre di algo
que pueda edificar a tu prójimo.
III. María
regresó a su casa una vez que Isabel pudo prescindir de sus servicios. Suprime
las visitas ociosas: cuanto más permanezcas en tu casa, tanto menos disipará tu
devoción. Es
difícil frecuentar las reuniones mundanas sin encontrar en ellas malos
ejemplos; y éstos arrastran mucho más que los buenos. Nos sentimos inclinados a
imitar a los malos y más fácilmente reproducimos los defectos de aquellos, que las
virtudes de los que son buenos. (San Jerónimo).
Pedid la caridad. Orad por las religiosas de la Visitación.
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