Martirologio Romano 14 de febrero
SAN
VALENTÍN, Mártir † decapitado hacia el año 269 en Roma
Patrono de
parejas de novios; matrimonios; amor; jóvenes; viajeros; apicultores. Protector
contra los desvanecimientos; epilepsia; plagas.
SAN
VALENTÍN, Mártir
Yo soy la luz
del mundo: quien me sigue, no anda en tinieblas sino que tendrá a luz de la
vida. (Juan 8, 12)
En Roma, en la vía Flaminia, el triunfo de
san Valentín, Presbítero y Mártir, que, siendo insigne por el don de curaciones
y por la doctrina, fue apaleado y degollado por orden del César Claudio.
Allí mismo, el tránsito de san Cirilo,
Obispo y Confesor; el cual, junto con su hermano san Metodio, también Obispo,
cuyo tránsito se conmemora el 6 de Abril, trajo a la fe de Cristo a muchas
naciones Eslavas y a sus Reyes. La fiesta de ambos se celebra el 7 de Julio.
En Roma también, los santos Mártires Vidal,
Felícula y Zenón.
En Terni, san Valentín, Obispo y Mártir, a
quien después de prolongados azotes, echaron en la cárcel; mas no pudiendo
vencerle, sacáronle de ella en el silencio de la medianoche y le degollaron por
orden de Plácito, Prefecto de la ciudad.
En Alejandría, los santos Mártires Cirión,
Presbítero, Basiano, Lector, Agatón, Exorcista, y Moisés, todos los cuales,
abrasados en la hoguera, volaron al cielo.
En Terni, los santos Próculo, Efebo y Apolonio,
Mártires; los cuales, velando junto al cuerpo de san Valentín, presos de orden
del Consular Leoncio, fueron muertos con la espada.
En Alejandría, los santos Mártires Baso,
Antonio y Protólico, que fueron sumergidos en el mar.
También en Alejandría, los santos Mártires
Dionisio y Ammonio, degollados.
En Nápoles de Campania, san Nostriano,
Obispo, que fue insigne en defender la fe católica contra la herejía.
En Ravena, san Eleucadio, Obispo y Confesor,
En Bitinia, san Auxencio, Abad.
En Sorrento, san Antonino, Abad, que,
retirándose del monasterio de Monte Casino, asolado por los Longobardos, a un
lugar solitario de aquella ciudad, allí mismo, célebre en santidad, durmió en
el Señor. Su cuerpo resplandece cada día con muchos milagros, principalmente en
librar energúmenos.
Y en otras partes, otros muchos santos
Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN VALENTÍN, Mártir
San Valentín, en su prisión, rogaba a Jesús
que iluminase a los gentiles con los rayos de su divina luz. Asterio,
lugarteniente del prefecto de Roma, oyó su plegaria, y le prometió creer que
Jesús es la luz del mundo si devolvía la vista a su hija. Púsose el santo en
oración y restituyó la vista a la ciega, con lo que Asterio, con toda su
familia, se convirtió. Algunos días después, Valentín fue azotado y,
finalmente, se le cortó la cabeza.
MEDITACIÓN SOBRE LA GRACIA.
I. La gracia de Dios se parece a la luz, en
que, aquélla como ésta, se da a todos. A nadie la rehúsa Dios y es suficiente
para salvarnos si la queremos aprovechar. ¡Cuánto reconocimiento debemos a
Dios, especialmente nosotros los cristianos, que hemos sido colmados de
gracias! ¿Cuántas has recibido? ¿No han sido inútiles? Aprovecha las que Dios
te acuerda; trabaja mientras te alumbra la luz. Agradece a Dios por sus
mercedes, no sea que ciegues la fuente con tu ingratitud.
II. Tu inteligencia a menudo es iluminada
por medio de estas gracias, que San Agustín llama rayos de la luz eterna. ¡Qué
de veces Dios te ha hecho conocer claramente la vanidad del mundo y la solidez
de los bienes del cielo! Alimenta esta luz celestial meditando con frecuencia
las grandes verdades que la fe nos enseña.
III. Sería inútil esta luz si, después de
haber iluminado la inteligencia, no excitase la voluntad a la práctica de las
virtudes difíciles. Lo propio de la gracia es hacer obrar, enfervorizar el
corazón del que la recibe, y disminuir las dificultades que suscita la virtud.
¿No es verdad que a veces te sientes atraído por Dios tan dulcemente que el
sacrificio de ti mismo te parece fácil? Aprovecha los preciosos momentos de la
gracia; son semejantes a una semillita que encierra un gran árbol: la eternidad
depende de ese momento (San Bernardo).
El
deseo de los sufrimientos.
Orad
por la conversión de los pecadores.
ORACIÓN.
Haced, os suplicamos, Dios omnipotente, que
celebrando el nacimiento al cielo de vuestro bienaventurado mártir Valentín,
obtengamos por sus oraciones ser librados de todos los males que nos
amenazan. Por J. C. N. S.
Fuentes:
Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I;
Patron Saints Index.