Día segundo.
¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima que
por tu singular amor a los Carmelitas les favoreciste con tu familiar trato y dulces
coloquios, alumbrándoles con las luces de tu enseñanza y ejemplo, de que
dichosamente gozaron!
Ruégote, Señora, me asistas con especialidad,
alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús, luz para conocer su bondad y amarle, conocer
mis culpas y llorarlas, lo que debo ejecutar para con toda perfección servirle,
y que mi trato y conversación sea siempre para su mayor honra, gloria y edificación
de mis prójimos, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión
especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo: Dios te salve, Reina
y Madre de misericordia, etc.
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