viernes, 1 de julio de 2022

Novena en honor de la “Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo” del año 1867. (Día 9 y final de la novena)


 


DÍA NOVENO.

PUNTO DE MEDITACIÓN.

    Lleguemos ya, alma mía; pero lleguemos con los ojos llenos de lágrimas y el corazón de amargura, exhalando tiernos suspiros a ver a nuestro amante Jesús derramar las últimas gotas de Sangre que le habían quedado en su ya difunto cuerpo. Mira como después de crucificado con la inhumanidad que has premeditado en los anteriores días, le levantan en alto, y le dejan caer de golpe en la dureza de un peñasco; y después de haber padecido tres horas en el aire, y de habernos dejado en sus siete últimas palabras tan celestiales doctrinas: finalmente, entre dolores y angustias murió entregando su espíritu en manos de su Eterno Padre; pero no contentos con haberle quitado la vida, pasan a romperle las piernas (pero no lo hicieron pues ya estaba muerto) y le traspasaron su sagrado corazón con una cruel lanza (que así la llama la Iglesia) la cual hirió tan fuertemente aquel sagrado pecho, depósito del amor, que le partió de parte a parte el corazon, derramando por aquella abierta puerta abundancia de sagrada Sangre y agua, hasta no dejar gota de ella en aquel yerto cadáver. Ea, alma mía, llégate ya y atiende a aquellas cinco fuentes manando continuamente arroyos de Sangre, que corren hasta la tierra, y medita que ves a tu amante Jesús abrir sus sacratísimos labios, y hablando con la misma tierra le dice las palabras de Job, arriba citadas: terra ne operías Sanguinem meum, neque inveniat ín te locum latendi clamor meus. O tierra dichosa y santificada con el riego de mi Sangre, no la encubras, ni halle en tí lugar donde se sepulten mis clamores, y se olviden de ellos los ingratos hombres. No la ahogues ni sepultes en tus senos, para que en ella hallen los hijos de Adán el rescate de su cautiverio, la hermosura de sus almas, limpieza de las manchas de sus culpas, medicina á sus males, consuelo en sus trabajos, esfuerzo en los combates contra sus enemigos, seguridad en sus peligros, esperanza en sus temores, dulzura en sus amarguras, misericordia en sus pecados, y finalmente; en su muerte, vida, resurrección, y merecimientos para alcanzar la gloria: ¡Oh consuelo celestial! ¡Oh Jesús, dulce amor mío, y lo que haces por nuestro bien! da voces Sangre divina, grita misericordia para nosotros,

   Y tú, alma mía que meditas estas ternuras, date por obligada, aborrece el pecado y emplea todo tu amor en amar a quien tanto te ama.

Los tres credos gloriados.

ORACIÓN.

   ¡Oh amorosísimo Jesús de mi vida! ahora sí, Señor, que ya has desahogado tu amante corazon, viendo enteramente derramada tu preciosísima Sangre, en beneficio de los ingratos hombres que tanto amas: ahora sí que los ves ya remediados y ricos conteste inestimable tesoro. Sea en buena hora, Jesús mío, y caiga sobre mí ésta celestial lluvia de tu Sangre preciosísima; y como diestro labrador aparta primero de mi corazon la tierra de los afectos humanos, para dar lugar al riego de tu Sangre. Envía ese rocío soberano sobre este apocado espíritu mío. Ea liberalísimas manos abiertas para mi remedio, no me neguéis esos tesoros que tan gratis dais a todo el mundo. Ea sagrados pies, Cansados para mi descanso, y heridos para mi salud; derramad sobre mí lo que tan sin tasa estáis vertiendo. Esa sangrada cabeza toda teñida de Sangre, adornada con esos celestiales rubíes: caigan sobre mis ojos todas esas gotas: Ea virginal y sacrosanto cuerpo, todo cubierto de azotes, venga sobre mí ese licor de tu Sangre, que hilo a hilo destilan tus llagas para sanar las de mi alma y dejarla hermoseada. Ea pecho sacratísimo. Ea corazón rasgado de mi Jesús, caiga sobre mí la Sangre y agua que sacó la cruel lanza, de tus entrañas de misericordia. Ea Señor, acabe de darme esa derramada Sangre de tu costado, abierto de par en par, derecho para que me abran el cielo, y me entren a la presencia de tu Eterno Padre. Asi lo espero amorosísimo Jesús: tu preciosísima Sangre me lave, me limpie, me purifique de todas las manchas de mis enormes culpas, para que adornada mi alma con la rica gala de tu gracia, te goce por eternidades en la gloria. Amen.

   La Preciosísima Sangre &…

   Alabada sea la Sangre de Jesús.

   Glorificada sea la Sangre de Jesús.

   Ensalzada sea la Sangre de Jesús.

   Predicada sea la Sangre de Jesús.

   Estimada sea la Sangre de Jesús.

   Temida sea la Sangre de Jesús.

   Amada de todos los hombres sea, ahora y siempre, la Sangre sagrada de Jesús. Amén.

 

ORACIÓN PARA OFRECER LA NOVENA

 

   ¡Oh Padre Eterno y Dios de todo consuelo! recibid Señor este corto obsequio de esta Novena que hemos procurado hacer en obsequio y alabanza de la preciosísima Sangre, que tan liberal como amante derramó por nosotros vuestro santísimo hijo en su dolorosa y amarga Pasión. No miréis o Padre Eterno, Dios grande, Dios excelso, no nos miréis a nosotros llenos de pecados, y vacíos de merecimientos; poned, sí, vuestros amorosos ojos en vuestro Unigénito Hijo, afrentado y atormentado con la cruz, oíd sus clamores, alcancen sus méritos lo que perdió nuestra miseria, reparad Señor por su inocencia lo que destruyó nuestra malicia, sanad por sus llagas lo que hicieron nuestros pecados, limpiad por su preciosa Sangre lo que mancharon nuestras culpas, enviadnos por sus abiertas llagas la lluvia de vuestras piedades que sazone nuestras costumbres, que refrene nuestros apetitos, que amortigüe nuestras amotinadas pasiones, que fertilice nuestras almas y las llene de abundantes virtudes. Haced Señor que jamás olvidemos que vuestro Hijo derramó por nosotros su Sangre, y dió su vida en una cruz, para que esta continua memoria nos llene de bienes del cielo, y favores de vuestra mano con la perseverancia en vuestra gracia, para alabaros sin cesar en vuestra gloria. Amén.

 

FIN DE LA NOVENA.


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