Día tercero.
¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima, que
te dignaste admitir piadosa, con singular amor, el obsequio de los Carmelitas, que
entre todos los mortales, fueron los primeros que te edificaron templo en el Monte
Carmelo, donde concurrían fervorosos y devotos a darle culto y alabanza!
Ruégote, Señora, me alcances sea mi alma
templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de virtudes, donde Su Majestad habite
siempre, de mí alabado, amado y adorado, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados
de lo temporal y terreno, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu
intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo:
Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.