En la Historia de los
Clérigos Regulares Menores se cuenta de un Padre Luis,
devotísimo de las almas del Purgatorio, que viajando al ponerse el sol por un
campo solitario, donde no faltaban malhechores, empezó, como es costumbre, a
rezar el Rosario en sufragio de los fieles difuntos, para que lo librasen de
todo peligro. Desde lejos le vieron dos ladrones que por allí andaban merodeando,
y se propusieron asaltarle. Pero de improviso oyeron una corneta militar y descubrieron
que detrás del Padre iba una compañía de soldados, a cuya vista huyeron y se escondieron.
Entretanto él Padre; que nada había visto, continuó
su viaje rezando, hasta que encontró una posada donde se quedó para pasar allí
la noche. Poco después entraron en la misma posada los dos malhechores, y
encontrando al Padre solo, le preguntaron qué tropa era aquella que consigo traía.
Sorprendido el religioso de tal pregunta, contestó que él había viajado sin
compañía de nadie. De lo cual muy admirados los ladrones prosiguieron haciéndole
más preguntas, hasta que vinieron en conocimiento de la devoción que el Padre
tenía a las benditas almas, y cómo rezaba por ellas en su camino el Santo
Rosario para librarse de todo mal. Cayeron entonces en cuenta aquellos forajidos
de que lo ocurrido era un prodigio; descubrieron al Padre las intenciones que
tenían de acometerle, la corneta que habían oído, los soldados que habían
visto; y tocados de la divina
misericordia, determinaron dejar su mala vida, y allí mismos en la posada, se
confesaron de sus pecados. (P. Álvarez.)
SANTOS Y REYES DEVOTOS DEL ROSARIO.
El Beato Juan Masías,
hermano converso de la Orden de
Predicadores, fué devotísimo del Rosario en sufragio de las almas del
Purgatorio, y sacó con él· más de un millón de, estas benditas álmas de aquel
lugar de expiación. (P. Álvarez.).
Jacobo II, rey de
Inglaterra, hacía rezar el Rosario a su corte con la explicación de los Misterios.
(Lectura Dominical.)
ELOGIOS PONTIFICIOS DEL ROSARIO.
El
Rosario es árbol de vida, que resucita muertos, cura enfermos y conserva a los
sanos. (Nicolás V.)