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sábado, 6 de marzo de 2021

SEÑALES MANIFIESTAS DEL ESPÍRITU DIABÓLICO.


 



…Es preciso tener en cuenta que el enemigo infernal se disfraza a veces de ángel de luz, y sugiere al principio buenas cosas para disimular por cierto tiempo sus arteras intenciones y asestar mejor la puñalada en el momento oportuno cuando el alma esté más desprevenida. Por eso hay que proceder con cautela, examinando los movimientos del alma en sus orígenes y derivaciones y no perdiendo nunca de vista que lo que empezó aparentemente bien puede acabar mal, si no se corrigen y enderezan en el acto las desviaciones que empiecen a manifestarse.

 

   La labor del director para con todas estas almas ha de consistir principalmente en tres cosas: hacerles entender que son juguete del demonio y que es menester que se armen prontamente para defenderse contra él; sugerirles que se encomienden mucho a Dios y le pidan continuamente y de corazón la gracia eficaz para vencer los asaltos del espíritu de las tinieblas, y que al sentir el asalto diabólico le rechacen rápidamente y con desprecio, haciendo actos contrarios a los que trataba de impulsarles.

 

   He aquí las señales manifiestas del espíritu diabólico:

 

ACERCA DEL ENTENDIMIENTO.

Espíritu de falsedad. A veces sugiere la mentira envuelta en otras verdades para ser más fácilmente creído.

Sugiere cosas inútiles, curiosas e impertinentes para hacer perder el tiempo en bagatelas, distrayendo y apartando de la devoción sólida y fructuosa.

Tinieblas, angustias, inquietudes; o falsa luz en la sola imaginación, sin frutos espirituales.

Espíritu protervo, obstinado, pertinaz. No da nunca el brazo a torcer. Gran señal.

Indiscreciones continuas. Excita, por ejemplo, a los excesos de penitencia para provocar la soberbia o arruinar la salud (Cuando Dios pide al alma grandes austeridades, se nota claramente ser ésa su divina voluntad por el conjunto de circunstancias. Y siempre da, a la vez, las fuerzas suficientes para llevarlas a cabo); no guarda el debido tiempo (v.gr., sugiere alegrías el Viernes Santo o tristezas el día de Navidad), ni el debido lugar (grandes arrobamientos en público, jamás en secreto), ni las circunstancias de la persona (v.gr., impulsando a los solitarios al apostolado, y a los apóstoles al retiro y soledad, etc.). Todo lo que vaya contra los deberes del propio estado viene del demonio o de la propia imaginación, jamás de Dios.

Espíritu de soberbia. Vanidad, preferencia sobre los demás, etc.