Día quinto
¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! que para
defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la Sagrada
Religión del Carmen, mostrando el singular amor con que los amparas, mandaste
al Sumo Pontífice Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto,
dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu Hijo Jesús, la repentina
muerte con que castigó a dos que especialmente lo contradecían!
Ruégote, Señora, me defiendas de todos mis
enemigos de alma y de cuerpo, para que con quietud y paz me emplee siempre fervoroso
en el servicio de Dios y tuyo, y al presente consiga lo que en esta Novena por
tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico
humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Día sexto.
¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! que
para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos los enriqueciste con la
singular prenda del Sagrado Escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores
para los que devotamente le visten, y cumpliendo con sus obligaciones procuran
vivir mostrando que son tus hijos en imitar sus virtudes!
Ruégote, Señora, me alcances lo ejecute yo
así siempre, y señalándome en servirle con amoroso obsequio, merezca lograr los
frutos de esta santa devoción, y me muestre agradecido a favor tan singular, y
al presente consiga de la Majestad de Dios lo que en esta Novena por tu
intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente
diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
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