SEXTO DÍA.
¡Oh Amor Divino! Tan sufrido en los
oprobios, escupido, azotado y vestido de púrpura por desprecio. Alabada sea
vuestra paciencia. Quisiera mi devoción teñir vuestra púrpura con las lágrimas
del amor de la Magdalena, dándole color de púrpura de Rey; pues ésta, dice San
Buenaventura, que se tiñe con lágrimas del Pez Púrpura, que cría el Mar. Este
color es de fuego, que nos excita deseos de destilar en lágrimas la sangre del corazón,
empleando la vida en llorar nuestros pecados, para lograr el perdón de haber
sido la causa de vuestros desprecios. Amén.
El sexto día, y los siguientes de la Novena
se dice todo lo que en el primer día, solamente se variará la Oración, que para
cada día se señala.
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