OCTAVO DÍA.
¡Oh Sol Divino! En la Pasión como eclipsado en
la Resurrección con resplandores bellos, para consolar a la Magdalena, que os
fue a buscar al Sepulcro. Mujer, porqué lloras, le dijiste, disfrazado como
Hortelano, para que así prosiguiera su llanto amoroso, en que se regocijaba
vuestro amor con ternura. Ea pues, Señor, amante de nuestra Patrona, dadnos
lágrimas para buscaros por el camino del amor, y os encontremos con vuestra
gracia y vuestra vista nos enjugue las lágrimas, admitiéndonos en la Gloria.
Amen.
El octavo día, y
los siguientes de la Novena se dice todo lo que en el primer día, solamente se
variará la Oración, que para cada día se señala.
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