I. Aquí abajo los
malos a menudo nadan en prosperidad y abundancia. Dios
previendo que serán condenados por sus crímenes, les concede esta felicidad
temporal para recompensar algunas buenas acciones que han hecho. ¡Dichosos de este mundo, temblad y llorad! Dios os trata como a un enfermo desahuciado a quien el
médico permite todo lo que desea. Son víctimas que se prepara y que se
corona de flores antes de inmolarlas (Minucio Félix).
II.
Los justos, por el contrario, a menudo son
afligidos en este mundo, porque su Padre celestial no quiere que los bienes de
la tierra les arrebaten los del cielo. Alegraos,
pues, vosotros que sois pobres y estáis afligidos, porque las aflicciones que
os hacen gemir señal son de predestinación. Os apegaríais a los placeres
de la tierra, no pensaríais en las delicias del paraíso, si en este mundo
tuvieseis todo lo que deseáis. Los males que nos
abruman aquí nos urgen ir a Dios (San Gregorio).
III.
El teatro cambiará de escena tanto para el justo como para el
impío. El impío ha gozado durante su vida:
una tristeza eterna sucederá a este gozo de un momento. Justos, habéis vivido
en la tribulación: consolaos. Dios os colmará de un gozo eterno; necesariamente
hay que sufrir en este mundo o en el otro. Las
cosas deben cambiar de faz; ellos gozan y nosotros estamos en la tristeza;
lloremos, pues, mientras ellos están alegres, a fin de estar alegres cuando
ellos viertan lágrimas (Tertuliano)
.
Practicad
la paciencia en las tribulaciones. Orad por los que están afligidos
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