PALABRAS PRELIMINARES (4)
El efecto de la ambigua formación
naturalista de la masoneria con respecto al Estado, acompañada como lo está por
denuncias de “tiranía” y “usurpación” correspondiendo
a denuncias de “superstición” e “intolerancia” con
respecto a la religión, está dirigido a favorecer esas tendencias a la izquierda.
Los
estados serán hostilizados como “tiránicos” en
proporción a la medida en que acepten el Programa de Orden de Nuestro Señor. En
los países católicos se apuntará a la revolución violenta con el objeto de
deshacerse de la estructura social existente en la cual el Reinado de Cristo es
respetado. Como, debido a su rechazo en los países protestantes es sólo
cuestión de tiempo, los términos “tiranía”, y “despotismo” pueden no ser aplicados a tales países por la
masoneria tan libremente como lo fueran a los reinos de los Borbones y de los
Habsburgo.
Pero los países
protestantes no se salvarán, porque detrás de la francmasoneria está la
fuerza naturalista más cohesiva de la nación judía con su objetivo mesiánico de
dominación sobre todas las naciones.
Cualquier vestigio de la ley del verdadero Mesías Sobrenatural debe ser
obliterado. Un alto personaje, cuyo nombre él no rebela, le dijo al distinguido
historiador, Cardenal Pitra, en Viena,
en 1889: “Las naciones católicas deben ser
subyugadas por las naciones protestantes. Cuando se haya logrado este
resultado, un soplo será suficiente para causar la desaparición del
protestantismo”. Los francmasones de Inglaterra y de Estados
Unidos cederán a las presiones de los líderes de la nación judía, aun cuando
los intereses de Inglaterra y de Estados Unidos, obviamente sufran. El Brooklyn Tablet del 14, de mayo de 1949,
citó las francas declaraciones en el Senado norteamericano, del senador Owen
Breswster, de Maine, un no católico. Hablando de la actitud hacia España, dijo el
senador: “A España no se la reconoce porque es un
país católico... Constantemente se escuchan las palabras de que la
alternativa del catolicismo es el comunismo.
Nosotros sabemos que estas palabras son constantemente pronunciadas en los
corredores, aunque los senadores no se atreven a pronunciarlas abiertamente.”
No hay suficiente espacio para tratar el
plan masónico que se está llevando a cabo en Irlanda. Seis condados de Ulster
han sido separados del resto del país y convertidos en un Estado en el cual la
influencia masónica es predominante (la
Sociedad Orange, debe tenerse presente, es un organismo submasón entrenado para
la acción anticatólica). (The Home Rule For Ireland Acts. (Actas para el
gobierno de Irlanda por sus propios ciudadanos) de 1914 y 1920 impiden al
Parlamento Irlandés ejercer ningún poder para “rechazar
o efectuar perjudicialmente cualquier privilegio o excepción de la Gran Logia
de los Francmasones en Irlanda”). No todos los condados de
Ulster fueron incluidos en este Estado, por temor de que los católicos tuvieran
mayoria en el Parlamento. Los irlandeses católicos con justicia se resintieron
por la división de su país. Pero se los presionó aún, para aplacar a los
francmasones, y abandonaron la unidad e indisolubilidad del matrimonio
del Programa de Cristo Rey. (De acuerdo al art. 44 de la Constitución, el
Estado Irlandés no reconoce a la Iglesia Católica, por la cual sus antepasados
murieron, con la verdadera Iglesia de Cristo). Aquellos que
están alerta saben que el senador H. Lehman tiene interés en hacer esta
separación de Irlanda. Este es descripto en “Commonsense” (Sentido común), de noviembre 15 de 1949, como “Un
banquero sionista viejo amigo de Moscú”. (El programa del senador Lehman para
la unión de Israel bajo la dominación marxista, estará en la línea del Daily
Worker (periódico comunista Ingles) en su artículo “La
División de Irlanda”, junio 6 de 1949). Si Monseñor Dillon estuviera vivo hoy en día podría él decirle
a los irlandeses católicos que “recordaran todas
sus obligaciones para con Nuestro Divino Señor Jesucristo que sostuvo a sus
antepasados a través de siglos de prueba”, (Cf. el hermoso prólogo de la
Constitución Inglesa) y aplacarlo a Él (a Dios) primero, antes que a los sionistas, a los comunistas y a los
francmasones.
A causa de la confusión mental prevaleciente entre los católicos acerca de la cuestión del antisemitismo, debemos decir unas palabras sobre ello antes de concluir este prefacio.
En la excelente crítica de mis libros, The Kingship of Christ y Organised
Naturalism (El Reinado de Cristo y El Naturalismo Organizado) que apareciera en
la revista jesuita "La Civiltá Cattolica" (La Civilización Católica)
(Roma, marzo de 1947) el revisor puso el acento especialmente en la
distinción que he venido haciendo en todos mis libros. Dice el crítico: “El
autor desea hacer una clara distinción entre el odio a la nación judía, que es
antisemitismo y la oposición al naturalismo judío y masón. Esta oposición por
parte de los católicos debe ser principalmente positiva reconociendo, no sólo
individualmente sino socialmente, los Derechos del Reinado sobrenatural de
Cristo y Su Iglesia, y por medio de la lucha política para conseguir que estos
derechos sean reconocidos por los Estados y en la vida pública. Para esta tarea indispensable... la unión activa y
efectiva de los católicos... es absolutamente necesaria.”
El espacio no nos permite largas citas de
documentos papales para mostrar que por una parte, el Soberano Pontífice
insiste en que los católicos deben apoyar sin ceder la consecución de los
Derechos Integrales de Cristo Rey y la Organización Sobrenatural de la
Sociedad, tal como fueran cimentados en la Encíclica
Quas Primas, proclamando inequívocamente que el rechazo de Nuestro Señor
Jesucristo, el Verdadero Mesías por Su propia nación, y la oposición tenaz de
tal nación hacia él, son una fuente fundamental de desorden y conflicto en el
mundo. Por la otra parte, como miembros
de Nuestro Señor Jesucristo, los católicos no deben ni odiar a los miembros de
la nación Judía en la cual, a través de su Bendita Madre, el Lirio de Israel,
la Segunda Persona de la Santísima Trinidad se hizo humano, ni tratar de
negarles sus legítimos derechos como personas.
La elevación sobrenatural de la mente y el
corazón y la valiente fortaleza que se requiere de los miembros de la
cristiandad hoy en día sólo pueden ser mantenidas con la ayuda de Cristo, quien
lloró sobre el rechazo del orden por parte de Jerusalén. A medida que
las fuerzas anti-sobrenaturales del mundo se incrementen, inevitablemente esto
significará sufrimientos para los fieles miembros de Cristo. Aún en medio de sus sufrimientos, sin
embargo, los miembros de Cristo deben tener en mente que habrá un glorioso
triunfo para Cristo Rey cuando, como dice San Pablo
en su Epístola a los Romanos (XI, 11, 33), haya un sincero retorno de parte de
la nación Judía hacia el Cuerpo Místico del
Mesías Verdadero. La cuestión de la conversión de la nación
judía ha sido —hermosamente tratada por el
predicador judío converso, canónigo Augustine Lémann en su trabajo:
Historie complete de Pideé Messianique I'Avenir de Jerusalem. (Historia
Completa de la idea mesiánica, el porvenir de Jerusalén.)
Dos razones
pueden ser esgrimidas para demostrar el hecho de que los fieles miembros de
Nuestro Señor serán a menudo traicionados por aquellos que deberían estar del
lado de Cristo Rey. En primer lugar, muchos escritores, católicos hablan de la
condenación del Papa del antisemitismo sin explicar el sentido del término, y
nunca aluden a los documentos que insisten en los derechos de Nuestro Divino
Señor, Cabeza del Cuerpo Mistico, Predicador y Rey. De este modo, muchos
ignoran completamente el deber que incumbe a los católicos de estar en la
sociedad positivamente del lado del Reino de Nuestro Señor, en oposicion al
Naturalismo Judio.
El resultado es que
numerosos católicos ignoran de tal modo la doctrina católica que arrojan la
acusación de antisemitismo contra aquellos que están batallando por los
derechos de Cristo Rey, ayudando de ese modo a los enemigos de Nuestro Divino
Señor. En
segundo lugar, muchos escritores católicos copian sin hacerse preguntas lo que
leen en la prensa naturalista o anti-sobrenatural y no distinguen entre
antisemitismo en el correcto sentido católico, como se acaba de explicar, y “antisemitismo” como lo entienden los judíos.
Para los judíos,
antisemitismo es cualquier cosa que este en oposición a la dominación mesiánica
naturalista de su nación sobre todas las otras. De manera lógica, los líderes de la nación judía sostienen que estar a
favor de los Derechos de Cristo Rey es ser “antisemita”.
El
escritor judio B. Lazare, expresó
esto bastante claramente: “El judio”,
escribió “es el testimonio viviente de la
desaparición del estado fundado sobre principios teológicos, el que Los
cristianos antisemitas sueñan con reconstruir.” (L'antisemitisme, p. 361)
El término
“antisemitismo”, con todas las connotaciones y conexiones en las mentes
de los que no piensan, están siendo ampliados para incluir cualquier forma de
oposición a los objetivos naturalistas de la nación judía y cualquier
denuncia de los métodos que ellos adoptan para la
consecución de estos objetivos.
“En nuestra época más que jamás antes”,
dijo San Pio
X en la Beatificación de Juana de Arco (Diciembre 13 de 1908) “el más grande éxito de los inclinados al
mal es la cobardía y debilidad de los buenos hombres, y todo el vigor del reino
de Satán es debido a la blanda debilidad de los católicos. ¡Ah!, si yo pudiera
preguntarle al Divino Redentor, como lo hiciera el profeta Zacarías en espíritu:
¿Qué son esas heridas en medio de tus manos?,
la respuesta no sería dubitativa: “Ellas me fueron hechas en la casa de los que me amaban”.
Fui herido por mis amigos, que
nada hicieron por defenderme y quienes en toda ocasión se hicieron cómplices de
mis adversarios. Y este reproche puede hacerles
igualmente a los católicos débiles y tímidos
de todos los países".
DENIS FAHEY,
C.S.Sp.
De
la Congregación del Espíritu Santo y del Inmaculado Corazón de María
(Congregatio Sancti Spiritus, C.S. Sp.)
Festividad del Sagrado Corazón
de Jesús.
16
de junio de 1950.
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