martes, 29 de noviembre de 2022

EL GRAN ORIENTE DE LA MASONERÍA SIN MASCARA — Por Monseñor George F. Dillon. (Parte I-Palabras preliminaries-4 y final de esta parte del libro) Título del original: Grand Orient Freemasonry Unmasked — As the Secret Power Behind Communism. Traducción: R. Moss.

 




PALABRAS PRELIMINARES (4)

   El efecto de la ambigua formación naturalista de la masoneria con respecto al Estado, acompañada como lo está por denuncias de “tiranía” y “usurpación” correspondiendo a denuncias de “superstición” e “intolerancia” con respecto a la religión, está dirigido a favorecer esas tendencias a la izquierda. Los estados serán hostilizados como “tiránicos” en proporción a la medida en que acepten el Programa de Orden de Nuestro Señor. En los países católicos se apuntará a la revolución violenta con el objeto de deshacerse de la estructura social existente en la cual el Reinado de Cristo es respetado. Como, debido a su rechazo en los países protestantes es sólo cuestión de tiempo, los términos “tiranía”, y “despotismo” pueden no ser aplicados a tales países por la masoneria tan libremente como lo fueran a los reinos de los Borbones y de los Habsburgo.

   Pero los países protestantes no se salvarán, porque detrás de la francmasoneria está la fuerza naturalista más cohesiva de la nación judía con su objetivo mesiánico de dominación sobre todas las naciones. Cualquier vestigio de la ley del verdadero Mesías Sobrenatural debe ser obliterado. Un alto personaje, cuyo nombre él no rebela, le dijo al distinguido historiador, Cardenal Pitra, en Viena, en 1889: “Las naciones católicas deben ser subyugadas por las naciones protestantes. Cuando se haya logrado este resultado, un soplo será suficiente para causar la desaparición del protestantismo”. Los francmasones de Inglaterra y de Estados Unidos cederán a las presiones de los líderes de la nación judía, aun cuando los intereses de Inglaterra y de Estados Unidos, obviamente sufran. El Brooklyn Tablet del 14, de mayo de 1949, citó las francas declaraciones en el Senado norteamericano, del senador Owen Breswster, de Maine, un no católico. Hablando de la actitud hacia España, dijo el senador: “A España no se la reconoce porque es un país católico... Constantemente se escuchan las palabras de que la alternativa del catolicismo es el comunismo. Nosotros sabemos que estas palabras son constantemente pronunciadas en los corredores, aunque los senadores no se atreven a pronunciarlas abiertamente.”

   No hay suficiente espacio para tratar el plan masónico que se está llevando a cabo en Irlanda. Seis condados de Ulster han sido separados del resto del país y convertidos en un Estado en el cual la influencia masónica es predominante (la Sociedad Orange, debe tenerse presente, es un organismo submasón entrenado para la acción anticatólica). (The Home Rule For Ireland Acts. (Actas para el gobierno de Irlanda por sus propios ciudadanos) de 1914 y 1920 impiden al Parlamento Irlandés ejercer ningún poder para “rechazar o efectuar perjudicialmente cualquier privilegio o excepción de la Gran Logia de los Francmasones en Irlanda”). No todos los condados de Ulster fueron incluidos en este Estado, por temor de que los católicos tuvieran mayoria en el Parlamento. Los irlandeses católicos con justicia se resintieron por la división de su país. Pero se los presionó aún, para aplacar a los francmasones, y abandonaron   la unidad e indisolubilidad del matrimonio del Programa de Cristo Rey. (De acuerdo al art. 44 de la Constitución, el Estado Irlandés no reconoce a la Iglesia Católica, por la cual sus antepasados murieron, con la verdadera Iglesia de Cristo). Aquellos que están alerta saben que el senador H. Lehman tiene interés en hacer esta separación de Irlanda. Este es descripto en “Commonsense” (Sentido común), de noviembre 15 de 1949, como “Un banquero sionista viejo amigo de Moscú”. (El programa del senador Lehman para la unión de Israel bajo la dominación marxista, estará en la línea del Daily Worker (periódico comunista Ingles) en su artículo “La División de Irlanda”, junio 6 de 1949). Si Monseñor Dillon estuviera vivo hoy en día podría él decirle a los irlandeses católicos que “recordaran todas sus obligaciones para con Nuestro Divino Señor Jesucristo que sostuvo a sus antepasados a través de siglos de prueba”, (Cf. el hermoso prólogo de la Constitución Inglesa) y aplacarlo a Él (a Dios) primero, antes que a los sionistas, a los comunistas y a los francmasones.

   A causa de la confusión mental prevaleciente entre los católicos acerca de la cuestión del antisemitismo, debemos decir unas palabras sobre ello antes de concluir este prefacio.

   En la excelente crítica de mis libros, The Kingship of Christ y Organised Naturalism (El Reinado de Cristo y El Naturalismo Organizado) que apareciera en la revista jesuita "La Civiltá Cattolica" (La Civilización Católica) (Roma, marzo de 1947) el revisor puso el acento especialmente en la distinción que he venido haciendo en todos mis libros. Dice el crítico: “El autor desea hacer una clara distinción entre el odio a la nación judía, que es antisemitismo y la oposición al naturalismo judío y masón. Esta oposición por parte de los católicos debe ser principalmente positiva reconociendo, no sólo individualmente sino socialmente, los Derechos del Reinado sobrenatural de Cristo y Su Iglesia, y por medio de la lucha política para conseguir que estos derechos sean reconocidos por los Estados y en la vida pública. Para esta tarea indispensable... la unión activa y efectiva de los católicos... es absolutamente necesaria.

   El espacio no nos permite largas citas de documentos papales para mostrar que por una parte, el Soberano Pontífice insiste en que los católicos deben apoyar sin ceder la consecución de los Derechos Integrales de Cristo Rey y la Organización Sobrenatural de la Sociedad, tal como fueran cimentados en la Encíclica Quas Primas, proclamando inequívocamente que el rechazo de Nuestro Señor Jesucristo, el Verdadero Mesías por Su propia nación, y la oposición tenaz de tal nación hacia él, son una fuente fundamental de desorden y conflicto en el mundo. Por la otra parte, como miembros de Nuestro Señor Jesucristo, los católicos no deben ni odiar a los miembros de la nación Judía en la cual, a través de su Bendita Madre, el Lirio de Israel, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad se hizo humano, ni tratar de negarles sus legítimos derechos como personas.

   La elevación sobrenatural de la mente y el corazón y la valiente fortaleza que se requiere de los miembros de la cristiandad hoy en día sólo pueden ser mantenidas con la ayuda de Cristo, quien lloró sobre el rechazo del orden por parte de Jerusalén. A medida que las fuerzas anti-sobrenaturales del mundo se incrementen, inevitablemente esto significará sufrimientos para los fieles miembros de Cristo. Aún en medio de sus sufrimientos, sin embargo, los miembros de Cristo deben tener en mente que habrá un glorioso triunfo para Cristo Rey cuando, como dice San Pablo en su Epístola a los Romanos (XI, 11, 33), haya un sincero retorno de parte de la nación Judía hacia el Cuerpo Místico del Mesías Verdadero.     La cuestión de la conversión de la nación judía ha sido —hermosamente tratada por el predicador judío converso, canónigo Augustine Lémann en su trabajo: Historie complete de Pideé Messianique I'Avenir de Jerusalem. (Historia Completa de la idea mesiánica, el porvenir de Jerusalén.)

   Dos razones pueden ser esgrimidas para demostrar el hecho de que los fieles miembros de Nuestro Señor serán a menudo traicionados por aquellos que deberían estar del lado de Cristo Rey. En primer lugar, muchos escritores, católicos hablan de la condenación del Papa del antisemitismo sin explicar el sentido del término, y nunca aluden a los documentos que insisten en los derechos de Nuestro Divino Señor, Cabeza del Cuerpo Mistico, Predicador y Rey. De este modo, muchos ignoran completamente el deber que incumbe a los católicos de estar en la sociedad positivamente del lado del Reino de Nuestro Señor, en oposicion al Naturalismo Judio.

   El resultado es que numerosos católicos ignoran de tal modo la doctrina católica que arrojan la acusación de antisemitismo contra aquellos que están batallando por los derechos de Cristo Rey, ayudando de ese modo a los enemigos de Nuestro Divino Señor. En segundo lugar, muchos escritores católicos copian sin hacerse preguntas lo que leen en la prensa naturalista o anti-sobrenatural y no distinguen entre antisemitismo en el correcto sentido católico, como se acaba de explicar, y “antisemitismo” como lo entienden los judíos. Para los judíos, antisemitismo es cualquier cosa que este en oposición a la dominación mesiánica naturalista de su nación sobre todas las otras. De manera lógica, los líderes de la nación judía sostienen que estar a favor de los Derechos de Cristo Rey es ser “antisemita”.

   El escritor judio B. Lazare, expresó esto bastante claramente: “El judio”, escribió “es el testimonio viviente de la desaparición del estado fundado sobre principios teológicos, el que Los cristianos antisemitas sueñan con reconstruir.” (L'antisemitisme, p. 361)

El término “antisemitismo”, con todas las connotaciones y conexiones en las mentes de los que no piensan, están siendo ampliados para incluir cualquier forma de oposición a los objetivos naturalistas de la nación judía y cualquier denuncia de los métodos que ellos adoptan para la consecución de estos objetivos.

   “En nuestra época más que jamás antes”, dijo San Pio X en la Beatificación de Juana de Arco (Diciembre 13 de 1908) “el más grande éxito de los inclinados al mal es la cobardía y debilidad de los buenos hombres, y todo el vigor del reino de Satán es debido a la blanda debilidad de los católicos. ¡Ah!, si yo pudiera preguntarle al Divino Redentor, como lo hiciera el profeta Zacarías en espíritu: ¿Qué son esas heridas en medio de tus manos?, la respuesta no sería dubitativa: “Ellas me fueron hechas en la casa de los que me amaban”. Fui herido por mis amigos, que nada hicieron por defenderme y quienes en toda ocasión se hicieron cómplices de mis adversarios. Y este reproche puede hacerles igualmente a los católicos débiles y tímidos de todos los países".

 

DENIS FAHEY, C.S.Sp.

De la Congregación del Espíritu Santo y del Inmaculado Corazón de María (Congregatio Sancti Spiritus, C.S. Sp.)

 

Festividad del Sagrado Corazón  de Jesús.

16 de junio de 1950.

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