Este temor puede ser
bueno, como puede dejar de serlo. Si por familiaridad entiendes negligencia y
rutina, tu temor es justo.
La rutina es a la buena costumbre lo que el
abuso al uso. Conviene usar de las cosas buenas, no abusar; pero tampoco
conviene que el temor del abuso nos impida el uso. De otra suerte no se podría
hacer nada, porque se puede abusar de todo. Guárdate, pues, cuidadosamente de
la rutina en las cosas que son del servicio de Dios.
Más si por familiaridad entiendes intimidad,
unión habitual, tierno abandono y dulce confianza harías muy mal en cerrar la entrada
de tu corazón a un sentimiento tan digno de las consoladoras verdades de
nuestra Religión.
Al aconsejar la Comunión frecuente, la
Iglesia nos exhorta a la verdadera familiaridad con Nuestro Señor, que es
nuestro amigo celestial, y cuyo amor se concilia maravillosamente con el respeto.
¿Quién ha profesado más profundo respeto a Dios
que los Santos de todos los siglos? Y sin embargo, ¿no le han amado siempre con la más tierna
e íntima familiaridad? Y sin remontarnos tan alto, de los cristianos que
conocemos, ¿quiénes son los que respetan
más de veras a Dios y su ley, y sus sacramentos, sino los que los frecuentan
con más asiduidad?
No solamente no debes temer familiarizarte
con Jesucristo, habituarte y frecuentar el divino Sacramento, sino que debes
procurar con el mayor empeño adquirir y formarte esta santa costumbre. Los
buenos hábitos son tan de desear, como peligrosos son los malos.
Puédese afirmar que nadie es verdadera y sólidamente
cristiano, sino cuando el servicio de Dios ha llegado a ser para él un hábito,
una segunda naturaleza; ahora bien, la sagrada Comunión es el centro del servicio de Dios. “Un día
sin misa y sin comunión es para mí como un plato sin sal,” me decía una vez
un excelente servidor de Dios, protestante convertido al catolicismo:
Acostúmbrate a comulgar, a comulgar bien, y para ello comulga con frecuencia. “No se hacen bien, dice San Francisco de
Sales, las cosas que no se hacen a menudo, y los mejores oficiales son
los más prácticos en las cosas de su oficio.”
“LA
SAGRADA COMUNIÓN”
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