IMPORTANTE:
Para las oraciones de todos los días y el obsequio (flores espirituales), ver publicación del 1
de Mayo.
IV.
María en su Presentación. —Don de sí mismo a Dios.
En edad muy tierna María es presentada por
sus Padres al templo, para servir en él más directamente al Señor y llevar allí
vida recogida y silenciosa. María hace de sí propia este ofrecimiento, y ya no
se considera suya, sino toda entera de Su Divina Majestad.
He aquí, alma cristiana, la base de toda santificación
y vida espiritual. ¿Quién te ha criado? Dios. ¿Quién te redimió? Dios. ¿Quién
te conserva? Dios. De Dios eres, pues, por título de creación, de redención y
de conservación. De Dios eres con todas tus cosas, con tus potencias y
sentidos, con tu salud y fuerzas, con tu alma y corazón. Nada de lo que posees
es tuyo. Todo y tú misma eres pertenencia de Dios, como el esclavo es de su
dueño, como el mueble es de quien lo compró o lo labró para su uso. ¿Parecerá, pues, gran cosa que hagas de ti misma
ofrecimiento a Dios, cuando en realidad no le das con eso sino lo que ya le
pertenece? Lo que sí has de considerar, es que si tal ofrecimiento no haces, o si no lo
haces con toda lealtad y sin reserva alguna,
o si no lo cumples después de prometido,
robas en este caso a tu Dios y Señor, robas
al Divino Dueño lo que es suyo con el
descaro del más infame ladrón. No puedes,
pues, atribuirte ni para tu gloria, ni para
tu regalo, lo que tienes, y sí sólo para la gloria y servicio de Dios, so pena de cometer contra El alevosa traición y hurto sacrílego.
Eso considerarás, y luego suplicarás a María
Santísima te alcance la gracia de imitarla en la generosa entrega que de sí
propia hizo a Dios en el misterio de su Presentación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.