lunes, 16 de mayo de 2022

BREVE PRÁCTICA DEL MES DE MAYO – CONSAGRADO A LA MADRE DE DIOS – POR D. FÉLIX SARDÁ Y SALVANY, PBRO. Año 1899. (Día 16 de Mayo)


 



IMPORTANTE: Para las oraciones de todos los días y el obsequio  (flores espirituales), ver publicación del 1 de Mayo.

 

XVI.

María en la vida pública de Jesús. —Para Dios toda la gloria.

 

   Cristo emprendió entonces su predicación, y se iban las gentes tras Él atraídas por su doctrina y asombrosos milagros. En una ocasión las turbas le aclamaron profeta, varón de Dios, y aun quisieron alzarle por rey. María se conservaba oculta en su soledad, y nada apetecía sobre sí de aquella gloria y fama que hubiera podido acarrearle el ser conocida como Madre de tal Hijo.

   Así debemos ser nosotros indiferentes a toda gloria nuestra, atentos a procurar solamente la de Dios. Si algo de lo que nace de nosotros merece aplauso, téngalo enhorabuena, pero no se nos vea a nosotros acudir ansiosos y sedientos a saborear su golosina. Den gloria a Dios nuestros trabajos y aprovechen a nuestros hermanos, pero mantengámonos nosotros personalmente oscurecidos, como si de nosotros no fuesen aquellas obras que están llamando la atención. Mejor fuera tal vez no haber tenido merecimiento alguno ante los hombres, si tales merecimientos no han de considerarlos como gratos a su persona el Soberano Juez. María con sólo presentarse en compañía de su Hijo en aquel brillante teatro de sus prodigios hubiera arrebatado tras sí la general atención, y millares de lenguas hubieran repetido con entusiasmo en su loor aquella exclamación de una sencilla mujer al Divino Maestro: “Feliz el seno que te llevó y los pechos que te alimentaron.” No obstante, ni una sola vez se la nombra como personaje que interviniese en aquellas admirables escenas. En el Calvario se la encuentra, sí, cuando no hay palmas y laureles que compartir con su Hijo, sino injurias y vilipendios.

   Espantarnos debe la consideración de cuan otra es la conducta nuestra la mayor parte de las veces. Háganos cautos y reservados, y celosos de la modestia y humildad, este ejemplo de la Madre de Dios.

 

 


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