PARA TODOS LOS DÍAS.
ACTO DE CONTRICIÓN
Por
la señal, etc.
A vuestra soberana Madre vengo a honrar,
Señor mío Jesucristo, y al querer debidamente hacerlo, me avergüenza ante todo,
del estado de mi pobre alma, tan llena de ofensas a Vos. Os he faltado, Señor,
mil veces, y agraviando a Vos, he agraviado juntamente a vuestra dulcísima
Madre y mía. ¿Cómo he de poder, pues, presentarme en su presencia sin que le
provoque a asco y enojo mi indignidad?
Vos,
Señor mío, que tan misericordioso sois y que desde las entrañas de vuestra
dulce Madre habéis traído al mundo tesoros de bondad y de compasión, tenedla de
ese pobrecito pecador, y perdonadle una vez más sus negras ingratitudes. ¡Pésame, Señor, en lo más vivo de mi alma haber herido
con ellas vuestro amante Corazón! ¡Pésame,
Padre mío, y no quiero ofenderos con ellas ya más! Ayudadme con vuestra gracia
para perseverar en este mi arrepentimiento y firme propósito hasta el fin de mi
vida…Amén.
ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA.
Vuestro
permiso imploro, Madre y Señora mía, para acercarme, a pesar de mi indignidad, a
vuestro altar sagrado. A él vengo, celestial Maestra, para que me instruyáis; a
él corro, bondadosa Madre, para que
me consoléis; a él me refugio, Abogada poderosísima, para que me protejáis.
Todo lo sois, Señora, para el pueblo cristiano
y para este infeliz pecador, luz, consuelo, amparo, fuerza, esperanza y segura
protección. Enseñadme con el ejemplo de vuestra vida, especialmente con el paso
de ella que me propongo hoy meditar; fortalecedme con la divina gracia que
benévolamente me alcanzaréis de vuestro Hijo Jesús; consoladme y acariciadme
con las infinitas dulzuras de vuestro culto y amor, singularmente en este
vuestro devoto Mes. Amén.
¡Madre
y Señora mía! De vuestro Soberano Hijo y Señor mío otorgadme en estos momentos
el especial beneficio de hacer con fruto para mi alma estos breves puntos de
meditación.
MEDITACIÓN.
La
que se pondrá, sucesivamente para cada día.
DESPUÉS
DE LA MEDITACIÓN.
Ahora
saludaremos fervorosamente el Nombre suavísimo de nuestra Divina Madre con las
siguientes jaculatorias y Ave Marías:
Madre
mía amantísima, en todos los instantes de mi vida acordaos de mí, pobre
pecador. Ave María. Arca de Dios y Tesorera
del cielo, concededme abundantes gracias
para detestar y llorar mis pecados. Ave María. Reina
de cielos y tierra, sedme amparo y defensa
en las tentaciones de mis enemigos. Ave María. Inmaculada
Madre de mi Dios y Señor, alcanzadme lo que
os pido para mi salvación. Ave María. Abogada
mía y refugio mío, amparadme en el trance
espantoso de la muerte y abridme las puertas
del cielo. Ave María y Gloria.
ORACIÓN DE SAN BERNARDO.
(Memorare).
Acordaos,
oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir que alguno de los que
acudieron a vuestra mediación e imploraron vuestro auxilio fuese desamparado de
Vos. Alentado con esta seguridad, a Vos acudo, Virgen Reina de las vírgenes, y aunque
agobiado bajo el peso de mis culpas, atrévome a parecer ante vuestra presencia.
No despreciéis mis ruegos, antes dignaos atenderlos y favorablemente
despacharlos. Amén.
OFRECIMIENTO DEL DÍA.
Cuanto
piense, cuanto hable, cuanto obre y cuanto quiera en este día de vuestro
sagrado Mes, os lo ofrezco, purísima Reina de los cielos, como florido homenaje
de amor consagrado a vuestra devoción. Sean por Vos todas y cada una de mis respiraciones.
Sean por Vos todos y cada uno de los latidos de mi corazón, sean por Vos los
deseos más íntimos de mi alma. Os dedico muy especialmente el obsequio o flor
espiritual de hoy, y deseo lo recibáis como nueva prenda de mi fidelidad a
vuestro amor. Y haced, Señora, que según Vos viva, y en Vos muera, y con Vos
reine felizmente por toda la eternidad. Amén.
Aquí se leerá la Flor
espiritual correspondiente al día, sacándola del siguiente catálogo:
FLORES ESPIRITUALES DE
QUE PUEDE SORTEARSE UNA CADA DÍA PARA
OFRECERLA COMO OBSEQUIO PARTICULAR DE MAYO A
LA MADRE DE DIOS.
1.
Oír la Santa Misa por las almas del purgatorio. —2. La visita al Santísimo
Sacramento por la conversión de los pecadores. —3. Privarse de un rato de
recreo, como mortificación por los pecados veniales. —4. Guardar mayor
recogimiento de los ojos para honrar la modestia de María. —5. Una parte del
Santo Rosario por la libertad del Papa. —6. Tener silencio completo un par de
horas pensando en la Pasión. —7. Privarse de un bocado o bebida que guste, en memoria
de la hiel y vinagre del Salvador. — 8. Dar limosna a un pobre, economizándola
de un objeto de lujo o recreo. —9. Visitar a un enfermo necesitado, llevándole
algún consuelo espiritual. — 10. Saludar a María cuantas veces diere el reloj.
—11. Hacer un acto público de Religión de los que más repugne a nuestro amor propio.
—12. Otra parte del Santo Rosario por la destrucción de las sectas secretas. —13.
Media hora de lectura espiritual. —14. Un ayuno o abstinencia por nuestras
culpas más graves. —15. El Vía Crucis, con toda devoción por nuestros mayores
enemigos —16. Visitar una imagen de la Virgen en forma de romería. —17.
Confesar y comulgar como si se recibiesen estos Sacramentos a la hora de la
muerte. —18. Hacer un acto de perdón o de amor a cualquiera que nos haya
agraviado. —19. Rezar cinco Credos, teniendo los brazos en cruz, por la
conversión de los blasfemos. — 20. Otra parte del Santo Rosario para alcanzar
la completa santificación de los días festivos. —21. Una visita al Señor
Sacramentado por el fomento de las Misiones en países infieles. — 22. Siete
Padre nuestros á los Dolores de María por los agonizantes. —23. Practicar una diligencia
cualquiera para traer a buen camino a una persona apartada de Dios. —24. Dar un
buen ejemplo público en reparación de los malos ejemplos que hayamos dado
alguna vez. —25. Otra parte del Santo Rosario por la destrucción de las
escuelas laicas. —26. Practicar fervorosamente la recomendación del alma como si
estuviésemos en la agonía. —27. Ofrecer la Santa Misa y Comunión por el total
restablecimiento de las Órdenes religiosas. —28. Guardar especial retiro todo
el día como preparación para la muerte. —29. Advertir por caridad a un prójimo
de un defecto en que acostumbre incurrir. — 30. Pasar de rodillas un cuarto de hora
rezando por el restablecimiento del Papa en su temporal soberanía. —31. Proponer
hacer cada día el examen de conciencia, sobre todo de la falta más común en
nosotros.
Meditaciones Para los diferentes días del mes.
I
María en su Concepción. —Estima de la divina gracia.
María
por singularísimo privilegio, debido en cierta manera a su alta dignidad de
Madre de Dios, fue concebida en el seno de su madre Santa Ana sin la mancha del
original pecado, que del primer padre Adán contraemos todos sus descendientes.
Saca
de ahí, alma mía, cuál debe ser la estima en que debes tener la gracia de Dios,
pues queriendo el Señor honrar de un modo extraordinario a la que escogió por
Madre, no encontró otro más precioso que adornarla desde el primer instante con
ese de su divina gracia. También por el Bautismo se te ha dado a ti, ya que no
en tu concepción al menos en tu regeneración por medio de este Sacramento.
¿Cómo guardaste tan valiosa joya? ¿En qué aprecio la tuviste? O al revés. ¿A
cuántos riesgos no la traes voluntariamente expuesta? ¿Por qué viles placeres del mundo no la has cien veces
trocado? ¿Qué has hecho, infeliz, de esta primera vestidura con que al
adoptarte por suyo te engalanó el Señor? ¿Qué cuenta darás de ella en su
riguroso tribunal?
Reflexiónalo
muy detenidamente, y pide a tu buena Madre la Inmaculada María te alcance del
Señor estima y aprecio de ese don sobrenatural de la divina gracia. Llora la
desdicha de haberlo tantas veces perdido, y procura no perderlo ya más, o recobrarlo
al punto por medio de una buena confesión.
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