PRIMERO
VAMOS A VER COMO SE PRESENTA ELLA, Y LUEGO LO QUE ES EN VERDAD.
La Masonería se presenta como una sociedad
filantrópica, humanitaria y progresista, que pretende guiar a la humanidad
hacia su bien espiritual, moral y natural, fuera de toda consideración de
clase, de raza y de religión.
Desde su fundación, por ejemplo, la Gran
Logia Argentina se definió así en sus estatutos: “La Masonería es una institución esencialmente filantrópica filosófica
y progresista. Sus principios son: la existencia de Dios, la inmortalidad del
alma, y la solidaridad humana. Su base: la libertad civil y de conciencia. Su
objetivo: La investigación de la verdad, el estudio de la moral universal, de
las ciencias y de las artes; el ejercicio de la caridad y la práctica de todas las
virtudes. Sus fines: el amor a la humanidad y su perfeccionamiento. Sus
preceptos: la honradez, la ilustración y el trabajo Su divisa: libertad,
igualdad y fraternidad. El carácter pacífico de la institución prohíbe ocuparse
de asuntos políticos o religiosos, recomendando a sus miembros el respeto a las
leyes del país y a la fe religiosa y opiniones políticas de caca uno de ellos, mientras
tengan por base la moral..." (La Masonería argentina, por. A. Lappas, pág.
9).
Así se define la Masonería, y protesta
siempre, cuando se la presenta como una sociedad secreta, y cuando se la acusa
de tener como “como último y principal
fin el destruir, hasta en sus fundamentos, todo el orden religioso y civil
establecido por el Cristianismo, levantando a su manera otro nuevo con
fundamentos y leyes sacadas de las entrañas del Naturalismo”. (León XIII,
Humanum Genus).
Los masones mismos reconocen sin embargo su
carácter de sociedad de iniciación, con ciertos ritos secretos tradicionales,
interpretándolos como “medios para
reconocerse entre sí en cualquier parte del mundo" y como “la clave, interpretar sus símbolos y las
enseñanzas de orden moral que ellos encierran” y declarando además que son “como una garantía, una defensa necesaria y
legitima, que tienen muchas otras instituciones ajenas a la Masonería” (A. Lappas,
pág. 11). Y se vale de las condenaciones de la Iglesia y de las persecuciones
de los Estados para legitimar la necesidad de esta defensa.
Sin duda, lo reconocemos, no se puede hablar
de “un secreto” de la Masonería. Pero
sí, hay Consejos secretos, hay una acción secreta, escondida para los simples
socios de los primeros grados que no saben a dónde se los lleva, y firman un
cheque en blanco cuando hacen el juramento de nunca revelar nada de lo que
podrán aprender durante su carrera masónica. Y como los masones de los primeros
grados no pueden asistir a las sesiones o logias de los grados superiores, no
pueden enterarse de los planes que tienen los masones de los supremos grados;
pero como los masones de los supremos grados pueden intervenir, e intervienen
en las sesiones y en la actividad de las logias de los primeros grados, pueden
empapar a todo el cuerpo de la Masonería la doctrina de su gusto, la doctrina
de la Contra Iglesia, y pueden decidir, en consejos de pocos miembros, medidas
sociales o políticas que luego realizarán las logias de los grados inferiores.
Existe pues, una acción oculta; existen decisiones ignoradas del público, ignoradas
de los pueblos engañados, y presentadas con hipocresía y mentira a los mismos
masones de los grados inferiores.
Si se quiere, hay “un secreto”, muy conocido por aquellos que observan y reflexionan: es la
tentativa secular de sustituir a Dios
por el hombre, de hacer del hombre s
propio dueño, sin autoridad divina o humana, de deificar a la humanidad. El humanitarismo, que se llame democrático
o de otra manera, es una pseudo religión, es un producto de las logias, y, en el
fondo, es una renovación del “Non Serviam” (de Lucifer). Tal es el fin al
que tienden los iniciados de los últimos grados, con todos sus cómplices más o
menos conscientes.
Que los que viven fuera de la Iglesia no se
den cuenta de ello puede comprenderse; pero que haya católicos que no admitan
el carácter pernicioso de la secta masónica, no tiene excusa, habiendo hablado
los Papas tantas veces y con tanta claridad. Las fuentes mismas de información
que puede tener la Santa Sede, junto a la prudencia con que suele obrar, nos
son una garantía de cuán acertadas son sus apreciaciones y sus decisiones.
Pues bien, nos dice por ejemplo León XIII: “Aunque (las sectas masónicas) aparenten no
querer en manera alguna ocultarse en las tinieblas, y tengan sus juntas a vista
de todos y publiquen sus periódicos, con todo, bien miradas, son un género de
sociedades secretas, cuyos usos conservan. Pues muchas cosas hay en ellas
semejantes a los arcanos, las cuales hay mandato de ocultar con muy exquisita
diligencia, no sólo a los extraños, sino a muchos de sus mismos adeptos, como
son los últimos y verdaderos fines, los jefes supremos de cada fracción,
ciertas reuniones más íntimas y más secretas. .. A esto se dirige la múltiple
diversidad de derechos, obligaciones y cargos que hay entre los socios, la
distinción establecida de órdenes y grados, y la severidad de la disciplina por
que se rigen. . . Buscan hábilmente subterfugios, tomando la máscara de
literatos y sabios que se reúnen por fines científicos, hablan continuamente de
su empeño por la civilización,... etc.,... Cuyos propósitos, aunque fueran
verdaderos, no está todo en ello. . . Por grande astucia que tengan los hombres
para ocultarse, por grande que sea su costumbre de mentir, es imposible que no
aparezca de algún modo en los efectos la naturaleza de la causa. Y los frutos
de la secta masónica son además de dañosos, acerbísimos...”.
La Masonería pues no es lo que ella se
declara. ..
¿Qué es, pues?...Ya lo veremos en la próxima
publicación.
“COLECCIÓN
FE INTEGRA”
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