Muchos que lean esta publicación se preguntaran “¿y qué es la Misa tradicional?"
Hay que reconocer que las nuevas
generaciones de católicos nacidos durante o después de la década del 60 (década
en la cual se reunió el Concilio Vaticano II) (1) no han asistido nunca a una Santa
Misa en su rito tradicional. Es más, incluso desconocen que la misa que se reza
habitualmente en la mayoría de las iglesias no es la misma a la que asistieron
cuando aún eran niños- sus padres, sus antepasados... y toda la Cristiandad,
durante casi 20 siglos.
Este desconocimiento de por sí es
perjudicial. Pero es mucho más doloroso todavía que aquellas personas que, por
su edad, llegaron a conocer el rito tradicional de la Misa, hoy crean que lo
único que ha cambiado en la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana es el
idioma en que la Misa (2) se rezaba, pasando del latín al español.
No es así. La Misa de siempre, aquella que
la Iglesia Católica Apostólica Romana rezó hasta 1969 no tiene nada que ver con
la misa nueva, inventada en la década del 60, que hoy se dice, ya no sobre
altares, sino sobre mesas.
Esto de pensar que la Misa tradicional, a
la que se da también el nombre de Misa de siempre, es lo mismo que la misa
nueva, es un error tan difundido que hasta hay un gran número de sacerdotes de
buena fe, que cumplen con sus obligaciones y son piadosos, que realmente lo
creen. Veamos un poco la historia de la Misa tradicional para darnos cuenta de
las grandes diferencias que hay entre la Misa de siempre y la nueva.
ORIGEN Y DESARROLLO DE
LA MISA TRADICIONAL.
Durante los siglos I y
II, las palabras con las que Nuestro Señor Jesucristo consagró el pan y el vino
en la Ultima Cena antes de su Pasión y su Muerte en la Cruz, fueron rodeadas
por una liturgia (3) todavía inicia y que fue —poco a poco—extendiéndose por el Oriente
y por el Occidente. Esto lo sabemos por numerosas observaciones y escritos de
la época, de San Clemente, San Ignacio, San Justino y Santa Irene. Ya en el
siglo IV el rito romano de la Misa estaba plenamente cristalizado: era durante
el Pontificado del Papa San Dámaso (años 366-384).
Si bien todas las partes de la Misa se
encontraban ya en siglo II, en el siglo IV apareció una herejía (4) consistente en
querer "simplificar" la Misa, volviendo exageradamente a formas
primitivas. Este tipo de herejía, llamada “arcaísmo o arqueologismo”, Se
repitió varias veces más en la historia de la Iglesia, y fue condenada, por
última vez, en nuestro siglo, por S.S. el Papa Pío XII en su encíclica (5) Mediator
Dei.
También en el siglo IV,
una secta de herejes llamados “arríanos” negaron la Divinidad de Nuestro Señor
Jesucristo comulgando con la mano. Como otros grupos de herejes, los arríanos
ponían de manifiesto un evidente deseo de cambiar la fe modificando la
liturgia. Esto es muy grave, ya que si se modifica la oración, también se modifica
la creencia.
Siguiendo con la historia, vemos que hasta
el Papado de San Gregorio Magno (590-604) no existió un Misal oficial que
contuviera los textos propios (6) de cada Misa del año. San Gregorio se ocupó de
que fuera redactado un Liber Sacramentorum, esto es, un libro con la liturgia
pontifical: puede decirse que en este Misal ya casi se contenía la misma Misa
tradicional, tal y como ha llegado hasta nuestros días, pues sólo unas pocas
modificaciones más fueron hechas por el Papa San Pío V, quien se encargó de
codificar en forma definitiva el Misal Romano, tras el Concilio reunido en la
ciudad italiana de Trento.
Por lo tanto, puede
asegurarse que la Misa tradicional, o Misa de siempre, que también se llama
Misa de San Pío V (por haber sido codificada por este Papa) o Misa tridentina
(ya que fue codificada luego del Concilio de Trento) no es otra que la Misa de
rito romano tal cual la encontramos en sus partes más importantes durante el
siglo IV, y que fue impresa por primera vez en un Misal por San Gregorio Magno.
También hay que decir qué las oraciones del ofertorio (7) —que podrían datar de los
siglos VII y VIII—, no fueron adoptadas por Roma sino hasta el siglo XI. Sin
embargo, el Canon de la Misa que es donde podemos encontrar las palabras de la
consagración, aparte de algunos retoques hechos por San Gregorio Magno, alcanzó
con el Papa San Gelasio I (492-496) la forma que ha conservado hasta hoy. La
única cosa sobre la cual los Papas han insistido siempre desde el siglo V ha
sido la importancia de adoptar el Canon de la Misa de rito romano, ya que se
remonta nada menos que al mismo Apóstol San Redro, el primer Papa de la
historia de la Iglesia Católica, elegido por Nuestro Señor Jesucristo en
persona.
En lo que concierne a las otras partes de
la Misa, como por ejemplo los propios, se respetó el uso de las iglesias
locales.
Desde este momento, la Misa tradicional
atravesó la Edad Media sin sufrir cambios importantes, excepto el agregado de
algunas oraciones al ofertorio y pequeñísimas variaciones de detalles, sin duda
en relación con los usos locales antiguos de las diferentes iglesias. Así las
cosas, con la llegada de una nueva época histórica, llamada el Renacimiento,
surgió un movimiento denominado naturalismo, que atacó las bases sobrenaturales
de nuestra religión católica, y se cometieron algunos errores. Fue durante ese
tiempo que un Papa, Clemente VII (que reinó entre los años 1523 y 1534), por
querer hacer entrar a la Iglesia en un proceso de adaptación al mundo, aceptó
nuevas oraciones donde se invocaban “dioses" mitológicos tales como Baco y
Venus. La historia nos demuestra así que hasta un Papa puede equivocarse en el
tema de la Santa Misa. Y no por eso deja de ser el Papa.
Decíamos recién que el Papa Clemente VII
quería adaptar la Iglesia al mundo. Pues bien: la idea de los obispos del
Concilio Vaticano II ha sido la misma que animaba a aquel Papa equivocado, que
terminó por aceptar oraciones a falsos dioses. (...)
NOTAS:
NOTAS:
1
- Se llama Concilio a la reunión de obispos para deliberar y decidir sobre
cuestiones eclesiásticas.
2
- Los ritos de la iglesia Católica son: romano, ambrosiano, galicano, mozárabe y
los orientales.
3
- La liturgia es el culto oficial que la Iglesia tributa a Dios.
4
- Llamamos herejía a la negación pertinaz de un dogma de fe. Asimismo, dogma es
aquella verdad que la Iglesia nos propone para que la creamos por medio de la
fe.
5
- Encíclica es una carta que el Papa dirige a los obispos, con instrucciones
para ellos y para los fieles.
6
- La Misa tiene dos clases de textos: comunes y propios. Los comunes, como su
nombre lo indica, se encuentran siempre porque forman parte habitual de la Misa
(por ejemplo, el Canon, que jamás se omite, es un texto común). Los propios son
aquellas oraciones que varían de acuerdo al día, a la fiesta que se celebra, al
tiempo litúrgico. Ejemplo de propio: oración colecta del día de la Inmaculada
Concepción, que se dice únicamente el 8 de diciembre.
7
- Es la parte de la Misa en la que el
sacerdote ofrece a Dios la hostia y el vino que va a consagrar. El ofertorio
demuestra claramente que la Misa es un sacrificio que se ofrece a Dios.
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