viernes, 14 de abril de 2023

MEDITACIÓN SOBRE LAS AMISTADES SANTAS

 


Santo Domingo y San Francisco de Asís (amigos)


I. Ten caridad para con todos, pero no te vincules sino con pocos. Que tus amigos sean los amigos de Dios; si tales son, progresarás en la virtud en su compañía. Fieles son los amigos que temen a Dios; no sucede lo mismo con los que no le temen. En efecto, ¿cómo tendrían para contigo una fidelidad que no tienen para con Dios? ¿Te estarían más obligados que no lo están a Dios? ¿O esperarían de ti mayores recompensas? ¿Mayores castigos temerían, acaso, de tu parte?

II. El fin de tus amistades debe ser transcurrir suave y santamente tu vida, aprovechar el buen ejemplo y los saludables consejos de tus amigos y contribuir también, de tu parte, a su santificación. Si el comer bien, el interés o los placeres, son los motivos que te mueven para el cultivo de la amistad, no será ésta duradera. ¿Cómo trabajas para santificar a tus amigos? ¿Te haces más santo frecuentándolos? ¿No imitas más bien sus vicios que sus virtudes?

III. Resultado de estas amistades verdaderas debe ser que alivies a tus amigos en todas sus necesidades tanto espirituales cuanto temporales; debes sacrificar tus comodidades, tus bienes, tu vida misma, para sacarlos de la miseria y, con mayor razón, del pecado o de la ocasión de ofender a Dios. En fin, no te olvides nunca que Jesucristo debe siempre ocupar el primer lugar en todas tus amistades, que siempre sea su nudo y su lazo.

Elige para amigo, antes que a todo otro, a Aquél que permanecerá siéndote fiel en el día de tu muerte, cuando todo lo demás te haya sido arrebatado (San Bernardo).

 

Dad el buen ejemplo.

Orad por vuestros amigos.


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