Fe con
obras: Sacerdote confesando
en cárcel de máxima seguridad.
Fe con
obras: Le dijeron que no
confesara en la Iglesia durante la plandemia en Francia, y dijo – Yo no fui
ordenado para estar en una cama – salió con lluvia, y se fue a confesar a una
plaza sin comodidad alguna.
I.
Para
salvarnos hemos de poseer una fe perfecta, una fe sencilla y, en cierto modo,
ciega, que acepte todo lo que la Iglesia propone para que creamos. ¿Qué
tiene de asombroso el que no comprendamos las verdades propuestas?
Tan limitado es nuestro espíritu que ni siquiera comprende lo que vemos
todos los días; ¿y pretendemos comprender los
misterios incomprensibles de la Religión? Humillémonos y creamos en lo
que Dios nos revela y nos propone, por medio de la Iglesia, para que creamos.
II.
Pero,
no basta la fe sola; es preciso que vaya acompañada de las buenas obras; sin
ellas está muerta. No te salvarás por haber sido cristiano, sino por haber
practicado las obras de un cristiano. Te engañas si crees que podrás usar el
nombre de cristiano como de un título para reclamar la herencia del Padre
celestial. Sólo te servirá para ser condenado,
si eres infiel a la obligación que te impone de imitar a Jesucristo. Tus
crímenes son más grandes que los de los paganos pues recibiste más luz. Pecamos
gravemente escudándonos con un nombre tan grande (Salviano).
III.
¿Es
la fe el principio de todos tus actos? ¿No trabajas por las riquezas y los
honores? ¿No buscas en todo el placer y con una avidez como si no esperaras un
paraíso? ¿Los paganos y los herejes no son muchas veces más caritativos con el
prójimo y más moderados en sus pasiones que tú? Cristo
es deshonrado en nosotros, en nosotros la ley cristiana sufre detrimento
(Salviano).
Practicad
buenas obras.
Orad
por la Iglesia.
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