I.
San Jorge fue fiel a Jesucristo. El emperador no
escatimó promesas, ni amenazas, ni tormentos para relajar su fidelidad; con
todo, nada fue capaz de hacerla vacilar. ¿Cómo
soportas tú los sufrimientos? ¿Si se pusiese a prueba tu fidelidad, preferirías
antes perder bienes, honores y vida, que la fe? ¡Ay! una palabra te espanta, la
prosperidad de un día te hace olvidar a Dios.
¿Cómo
resistirías la cólera de los tiranos, tú que no puedes resistir las burlas de
un amigo? (San
Jerónimo).
II.
El
santo fue tan valiente como fiel, pues no retrocedió ante los más crueles
suplicios cuando se trató de defender la causa de Jesucristo. A
ti la menor dificultad te espanta; quieres ser santo, pero a condición de
sustraerte a las dificultades que se encuentran en el camino de la santidad.
Mucho ardor pones en hacer triunfar tus proyectos y empresas; ¿acaso hay un
proyecto, una empresa más importante que la de tu salvación?
III.
La perseverancia es la virtud que debe asegurar tu salvación. Olvídate, pues,
de las obras pasadas; considera lo que te falta para hacer; piensa en la corona
que te espera, en Dios que es testigo de tus trabajos, en la eternidad que es
la recompensa de éstos, y no te costará tanto sufrir. ¿Cuál
es el santo que ha sido coronado sin pasar por la tribulación?
Indaga,
y verás que todos han sufrido adversidad (San Ambrosio).
La fidelidad a Dios.
Orad por los que son
tentados.
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