miércoles, 15 de marzo de 2023

MEDITACIÓN SOBRE LAS LLAGAS DE JESUCRISTO

 




I. Para amar a Jesucristo, basta mirar las sagradas llagas que florecen en sus pies, en sus manos y en su adorable costado. ¿Podría no amarte, oh dulce Jesús, contemplando lo que sufriste por mi amor? Me arrancaste del infierno derramando por mí tu sangre toda; me diste todos los méritos de tu santa Pasión. Penetremos, alma mía, hasta el Corazón de Jesús por la abierta llaga de su costado; hablémosle y oigamos lo que nos dirá.

A través de las llagas de su Corazón, entreveo los secretos de su Corazón. (San Agustín).

 

II. ¿Estás tentado de desesperación a la vista da los pecados que cometiste y de las dificultades que encuentras en el camino del cielo? ¿Te sientes proclive al orgullo, a la lujuria o a algún otro pecado? Refúgiate en la llaga del costado de Jesús; óyele decir:

 “¿Podría querer tu muerte, hijo mío, Yo, que he muerto por ti? y tú, ¿querrías ofenderme después de todo el bien que te he hecho? Si mi Padre ha castigado con tanta severidad en mí el pecado de Adán, ¿te perdonaría a ti si lo ofendes?”

 

III. ¿Estás afligido, abrumado de dolor, cargado de oprobios, sin apoyo, sin consuelo? Refúgiate en el Corazón de Jesús. He ahí tu asilo; en él encontrarás un consolador y un amigo. Confíale tus penas, tus sinsabores, tus inquietudes; cuéntale todos tus sufrimientos, pero, a tu vez, escúchale cuando te diga los suyos. Extiende Él los brazos en la cruz para abrazarte, abre su corazón para recibirte en él.

No desprecies, Señor, la obra de tus manos; considera, te suplico, las heridas que las atraviesan. (San Agustín).

 

 

La devoción a las sacratísimas llagas de Jesús

Orad por la conversión de los pecadores.


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