domingo, 5 de marzo de 2023

MEDITACIÓN: LOS RICOS SON DESGRACIADOS, EN ESTE, Y EN EL OTRO MUNDO




¡Ay de vosotros los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo en este mundo. (Lucas 6, 24)

I. No obstante que los hombres miren a los ricos como dichosos en este mundo, en realidad son desgraciados. Preciso es que sin descansar trabajen para adquirir y conservar sus riquezas; el deseo de aumentarlas y el temor de perderlas los atormentan sin cesar. Hasta son tan ciegos que no pocas veces no se sirven de sus riquezas, por miedo de verlas disminuir. No gozan los bienes de la tierra y no gozarán los del cielo.

 

II. Considera al rico en la hora de la muerte. Dime por favor, ¿en cuánto estima ahora las riquezas que debe abandonar? ¡Ay! ¡Con qué dolor conoce que ha de morir pronto, para ir a dar cuenta de su vida a ese Dios que tanto amó la pobreza y que despreció las riquezas! ¡Muerte cruel!, exclamaba un rey en sus últimos momentos, ¿así es cómo me separas de lo que tanto amé? (Libro de los Reyes).

 

III. ¿Los ricos serán felices por lo menos después de su muerte? ¿Lo podrían esperar, si no redimieron sus pecados mediante sus limosnas? Sus riquezas les proporcionaron los medios para cometer impunemente toda clase de crímenes; porque raro es dar con un hombre que solamente haga lo que debe, cuando tiene el poder de hacer todo lo que quiere. No sin razón Jesús dice a menudo que es difícil que un rico entre en el cielo. Él no quiso discípulos ricos en la tierra; ¡cuán para temer es que no reciba a muchos ricos en el cielo! Cristo, que es pobre, desprecia a los discípulos ricos (San Cipriano).


 

El desprecio de las riquezas.

Orad por los pobres.

 

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