martes, 21 de marzo de 2023

MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA Y LA MUERTE DE SAN BENITO (el desprecio del mundo y el amor a la soledad)



 



I. Desde que hubo comprendido la vanidad del mundo, retiróse San Benito a la soledad, y allí mortificó su cuerpo mediante continuas austeridades. ¡Hace ya tanto tiempo que tú conoces los peligros del mundo, y lo amas todavía! ¡Sabes que es infiel, y en él te fías! ¡Estás persuadido de que no hay recompensa para sus adoradores, y ansiosamente buscas sus favores! Engañó ya a muchos otros con sus falsos bienes; mas, los que antes lo honraban lo desprecian ahora. ¿Por qué no lo dejas?

Apenas si tiene el mundo lo que es preciso para engañar; carece de bienes, hasta de bienes frágiles (San Euquerio).

 

II. San Benito despreció al mundo, y el mundo le honra; los reyes, los príncipes, numerosos fieles acuden a verlo en la soledad, para encomendarse a sus oraciones o para imitar su género de vida. Tú amas al mundo y él te desprecia; lo desprecias y él te prodiga sus alabanzas. Pareciera que Dios, impaciente por recompensar a sus servidores, no puede esperar la vida futura para hacerlo.

¡Cuán apurada estáis, oh bondad divina, en glorificar a vuestros santos! (San Eusebio).

 

III. San Benito, vencedor del mundo, lo abandona y muere en una iglesia en medio de sus religiosos, advertidos por él de la hora de su muerte. ¿Te ha sido revelado cuándo y cómo morirás? Mantente siempre preparado. Los religiosos de este santo son sus hijos y su corona. Tus hijos y tu corona son tus obras: ellas te seguirán hasta el trono de Dios, para acusarte o defenderte.

 

El amor de la soledad.

Orad por la Orden de San Benito.


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