sábado, 10 de diciembre de 2022

EL GRAN ORIENTE DE LA MASONERIA SIN MASCARA — Por Monseñor George F. Dillon. Título del original: Grand Orient Freemasonry Unmasked — As the Secret Power Behind Communism. Traducción: R. Moss. (II. – SURGIMIENTO DEL ATEISMO EN EUROPA)


 



II.- SURGIMIENTO DEL ATEISMO EN EUROPA.

 

   Con el objeto, pues, de comprender en su totalidad la naturaleza de la conspiración, sería necesario volvernos hacia los comienzos del siglo pasado y contemplar el surgimiento y avance del ateísmo y del anticristianismo que se desparraman rápidamente hoy en día sobre la tierra. La apertura de dicho siglo mostró un mundo que sufría de una multitud de males. La asi llamada Reforma que surgió y continuó progresando durante los dos siglos previos, habia seguido bien su curso (Se refiere al siglo XVIII. N. del T.).

   El principio de la interpretación privada introducido en aparente resguardo del puro culto y doctrina de Cristo habia terminado por no dejar incólume ninguna de las enseñanzas de Cristo. Habia dado como resultado que se dudara de Su Divinidad y de Su misma existencia, por muchos de los que aún asi se llamaban sus seguidores. Socinus y su sobrino habían tenido éxito en reunir a los varios grupos de polacos y alemanes protestantes en una liga donde nada se requería salvo un odio mortal junto con la oposicion a 1a Iglesia Católica. Bayle arrojó dudas sobre todo, y Spinosa destruyó el poco respeto que quedaba hacia el sistema de Socinus, introduciendo el panteísmo en el mundo. En efecto, tanto los deístas como los panteístas de tal periodo eran ateos. Sostuvieron ellos que todo era Dios, o que Dios no era un Dios tal como los cristianos sostenían que era, consiguieron eliminar la creencia en el verdadero Dios, y levantaron en Su lugar un ser imposible producto de su propia imaginación.

   En su vida, en su conducta y con respecto a la adoración de Dios, eran prácticamente ateos, y pronto manifestaron ese odio por la verdad que verdaderamente poseen los ateos. Sus teorías pronto abrieron el camino a principios de siglo en Europa Central y en Inglaterra. Bolingbroke, Shaftesbury y la élite entre los hombres de estado y la aristocracia literaria del período de la Reina Ana eran infieles. Tindal, Collins, Wolton, Toland y Chubbs fueron tan avanzados como Tora Payne lo fuera, más tarde en el ateísmo.

     Pero no importa cuánto Inglaterra y Alemania hubieran avanzado su protestantismo hacia el llamado libre pensamiento, ambas estaban destinadas a ser pronto eclipsadas en ese triste progreso por la católica y monárquica Francia. Francia le debe esta mala preeminencia a un sólo individuo, quien, aunque en gran medida asistido en su camino a la ruina por Bayle, y posteriormente por su asociación con los infieles ingleses, tenía todavía lo bastante de maldad innata en sí mismo como para sobrepasarlos a todos ellos. Ese individuo era Voltaire.


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