“En nuestra
época más que jamás antes”, dijo San Pio X en
la Beatificación de Juana de Arco (Diciembre 13 de 1908)
“El más grande
éxito de los inclinados al mal es la cobardía y
debilidad de los buenos hombres, y todo el
vigor del reino de Satán es debido a la blanda
debilidad de los católicos.”
¡Ah!, si
yo pudiera preguntarle al Divino Redentor, como lo hiciera el profeta Zacarías en espíritu: ¿Qué son esas heridas en
medio de tus manos?, la respuesta no sería dubitativa:
“Ellas me
fueron hechas en la casa de los que me amaban”. “Fui herido por mis amigos, que
nada hicieron por defenderme y quienes en toda ocasión se hicieron cómplices de
mis adversarios. Y este reproche puede hacerles igualmente a los católicos
débiles y tímidos de todos los países”.
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