jueves, 8 de diciembre de 2016

La Concepción inmaculada de María. — 8 de diciembre.




   Después que Adán y Eva pecaron y fueron convencidos de su pecado, el Señor, antes de pronunciar la sentencia contra ellos, maldijo a la serpiente que había engañado a Eva, diciendo: “Yo pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre su generación y la tuya; y ella te quebrantará la cabeza.” Esta mujer fué la gloriosísima virgen María nuestra Señora, a la cual ya desde entonces puso Dios por capitana y señora del campo, para que pelease con la serpiente infernal, y le quebrantase la cabeza, y destruyese su benditísimo Hijo. Y el escogerla para tan grande empresa antes de pronunciar aquella sentencia, fué para darnos a entender que no quiso comprenderla en ella, sino que la eximía de contraer el pecado original, que los hombres han heredado de su primer padre, y que su concepción sería todo pura, y su alma en el primer instante de su ser sería llena de gracia. Por eso el Señor dice de ella, que es entre todas las hijas suyas, como la azucena entre las espinas; que es amiga suya, toda hermosa, sin mancha alguna de pecado; que es su paloma querida y perfecta, y como un huerto cerrado y lleno de aromas. Y el ángel la llamó “llena de gracia y bendita entre todas las mujeres”. Porque fué infundida a la Virgen en su purísima Concepción, no solo la gracia para preservarla del pecado original; mas también le fueron infundidas todas las virtudes morales; y le fué acelerado el uso de la razón y verdadero conocimiento de Dios: tuvo ya desde su ,Concepción la ciencia de las cosas naturales y morales, que son necesarias para la inteligencia de las divinas Escrituras y para la prudente gobernación exterior; y una gracia tan abundante, que causaba en ella una compostura admirable y divina: porque jamás tuvo movimiento desordenado, ni dijo palabra ociosa, ni cayó en la menor imperfección del mundo, ni en cosa que oliese a pecado: antes desde el punto de su inmaculada Concepción comenzó a merecer la gloria, y tomó la corrida para alcanzar la joya de la bienaventuranza con tan largos pasos, que a todos los otros santos dejó atrás. Este privilegio tan singular de María celebra hoy la santa Iglesia: esta prerrogativa de nuestra Madre definió ser dogma de fe el pontífice Pío IX en 8 de diciembre de 1854; y bajo este gloriosísimo título de la Inmaculada Concepción ha sido aclamada María patrona de España y de sus Indias, por haber sido España la nación que más se distinguió en, honrar a María inmaculada.

   Reflexión: Roguemos hoy con gran fervor a nuestra purísima Reina y Madre que no permita seamos víctimas de la serpiente infernal: que nos libre de todo contagio de error y herejía, y nos guarde puros e inmaculados en medio de esa corrupción de costumbres que es la natural consecuencia de la impiedad: y finalmente, que resistiendo con gran constancia debajo de su amparo a las asechanzas de los demonios y a los malos principios de los enemigos de Dios, alcancemos victoria del dragón infernal que ella puso debajo de sus pies, y merezcamos participar de su triunfo glorioso en la eterna felicidad de los cielos.

   Oración: Oh Dios, que por la Concepción inmaculada de la Virgen preparaste digna morada a tu Hijo: te rogamos, que pues con la previsión de la muerte del mismo Hijo la preservaste de toda mancha, también a nosotros nos concedas por su intercesión que nos lleguemos a ti puros y limpios. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.


FLOS SANCTORVM


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