¡Viva
María!
¡Viva
el Rosario!
¡Viva
Santo Domingo
que
lo ha fundado!
¿Cuántas veces hemos entonado en nuestro
catecismo la ingenua y deliciosa, estrofa que antecede?
Toda ella encierra un reconocimiento a quien fuera, el paladín de tan hermosa
oración.
No deseamos ponemos a investigar el origen
del contador llamado rosa, rio, ni deseamos intervenir en contiendas acerca de
quién o como se inició el rezo ininterrumpido de oraciones repetidas
fervorosamente, nos acogemos a la tradición, apoyada en los escritos de los
Sumos Pontífices que reconocen su origen actual al gran. Santo Domingo de
Guzmán. Corrían los años de principió del siglo XIII, cuando el rey de León (España) Alfonso VIII encargó al Obispo de Osma y al sub prior
del Cabildo dé la misma ciudad, ir a Dinamarca a negociar el matrimonio,
con una princesa de aquellas tierras, de uno de sus hijos. Parten los emisarios
con aparatoso séquito y rumbosas obsequios, pero al atravesar el país de
Francia, lo encuentran invadido por la herejía albigense. El joven acompañante
del Obispo, queda dolorido al presenciar los estragos que los herejes causan en
las filas de los fieles cristianos y hace el firme propósito de retomar a
Francia, después de cumplida su misión de embajador. Tras varios meses de viaje
y regreso y vuelta a Dinamarca, obispo y sub prior encamínanse a Roma, donde el
Papa Inocencio III, les insta a
convertir a los albigenses, fallece el Obispo y queda sin guía el joven. ¿Quién es éste joven? es Domingo de Guzmán el fundador de la gloriosa Orden Dominicana y propulsor del
rezo del Santo Rosario. Aquel de quien se dijo que “dominicano’’ viene de “canes del Señor” porque defendían con arrojo la causa sagrada de
Dios y du Iglesia. Aquel que vió en una visión el Papa Inocencio III sostener la basílica que se inclinaba. Aquel que
en una noche vió a Nuestro Señor dispuesto a lanzar su cólera sobre el mundo y
la Santísima Virgen presentarla dos hombres qué serían garantías de la conversión
del mundo y en uno de los cuales se reconoció a sí mismo y fué el otro San Francisco de Asís, que tuviera idéntica visión, y al
encontrarse ambos, al día siguiente, se dieron apretado abrazo que hasta hoy
une a dominicanos y franciscanos.
Santo Domingo de Guzmán,
propulsor insigne del rosario, que como bien lo dice el Papá S. S. Pío V: “No sin
divina inspiración”. A quien la Santísima Virgen se le apareció dándole el
arma contra los herejes, arma que consistía en una simple sarta de cuentas.
Poca cosa a los ojos humanos, pero invencible a la faz de la tierra. Es el
Rosario, el salterio marial u otro nombre que antes haya tenido no significan
nada, ni disminuye la gloria de nuestro Santo, porque es a partir del siglo
XIII, como se ha probado entre los investigadores y por los escritos de la
época, que el rezo del Ave María en número de 150, comienza a propagarse por
toda la cristiandad y que florecen en las iglesias dominicanas la Cofradía de
Nuestra Señora que bien pronto toma el nombre de Nuestra Señora del Rosario. Santo Domingo a diferencia de su contemporáneo San Francisco de Asís, desea para sus hijos la
sabiduría, la Orden se llama de “Frailes
Predicadores”, su misión es
apologética; confundir a los herejes, tiene carácter misional, pero unido ello
a la austeridad y pobreza. Gran varón a quien la Iglesia en el oficio
canónico le llama: “Varón de pecho y
espíritu apostólico, sostén de la fe, trompeta del Evangelio, luz del mundo;
resplandor de Cristo, segundo precursor y ecónomo de las almas”: Santo Domingo de Guzmán fué español y en
España fundó por sí mismo varios de sus conventos y es en España donde la
cofradías del; Rosario florecieron y su rezo se propagó en el tiempo del
descubrimiento de América. ¿Qué es de
extrañar que España trajera su devoción a estas tierras? ¿No vemos en todas
partes a los dominicanos junto a los franciscanos fundar conventos? No hay
fundación española que no le destine un solar. El Rosario entró en las manos de los conquistadores:
“Llevando
su santo rosario
como
llave de un mundo mejor,
a
través de los mares soberbios
descubrió
el Nuevo Mundo Colón.”
“Cuadernillo
de Nuestra Señora del Santísimo Rosario”
CORRIENTES
- ARGENTINA (Año 1951)
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