¿Cómo
explicar aquel creciente entusiasmo de los fieles hacia Cova de Iria?
La Virgen Santísima, al manifestarse a los
tres pastorcitos, había prometido que escucharía las súplicas de los que
confiadamente recurrieran a Ella, y los hechos han manifestado hasta la .evidencia
que no fué vana su promesa:
Hemos visto que desde la primera aparición,
los fieles frecuentaron aquel lugar bendecido por la presencia de la Madre de
Dios. A Ella acudían invocándola en sus necesidades espirituales y temporales,
convirtiéndose Cova de Iria en escenario de continuos milagros.
Los enfermos que llegan hasta ese lugar aumentan
de año en año; la estadística oficial del: Santuario registra desde 1926 a 1987
el número de 14.725 enfermos. El 13 de mayo de 1946 en que fué solemnemente
coronada la milagrosa estatua de Nuestra Señora de Fátima concurrieron a aquel
sagrado lugar unos 6 mil enfermos.
Cuando llegan los enfermos son atendidos por
los Siervos de Nuestra Señora y conducidos a la Oficina de Verificación, en
donde unos treinta doctores examinan los documentos y certificados médicos de
cada uno, y después de someterse a una nueva inspección médica reciben el
boleto de entrada al pabellón de los enfermos, donde asisten al Santo
Sacrificio y reciben la bendición con el Santísimo Sacramento. Los enfermos
graves, en todo momento tienen preferencia.
Si en Fátima no se viera nada más que aquel
amor desinteresado por los enfermos, sería suficiente para afirmar: “en verdad, aquí, está el dedo de Dios”;
así lo nota el nombrado doctor Fischer.
“Sería
presunción pensar — escribe el Padre Da Fonseca — que en Fátima todos los
enfermos recuperan milagrosamente, la salud. Es cierto, no se curan todos los que
allí afluyen, pero todos regresan a su hogar espiritualmente regenerados. Allí,
todos reciben un alivio espiritual, la gracia sobrenatural, que puedan,
conforme a la voluntad de Dios, llevar su cruz, cruz de dolencias y
contrariedades”.
Según el registro oficial del Santuario, en
veinte años recuperaron allí milagrosamente la salud más de ochocientos
enfermos. Entre éstos había tuberculosos
en los últimos grados de avanzamiento, ciegos, sordos, paralíticos, diversas
clases de meningitis, úlceras, cáncer, etc.
Expondremos a continuación algunas
curaciones, las más notables, extraídas del libro del P. Luis G. Da Fonseca “NOSSA SENHORA DA FATIMA” y “As Grandes Maravilhas da Fátima”, de
Visconde De Montelo:
NOTA: Iremos en sucesivas publicaciones contando estos milagros
baste por hoy el primer ejemplo.
—Rosa María Ribeiro,
de 22 años, soltera, natural de Santo Tomé de Vade, Ponte Da Barca, hacía 16
meses que sufría los dolores de una úlcera gástrica, sin ningún mejoramiento
positivo a pesar de los esfuerzos del doctor Bernardo Ribeiro Vieira. Después
de permanecer internada dos meses en el hospital de Ponte da Barca, fué enviada
a Porto para someterse a una intervención quirúrgica, donde permaneció otros
seis meses, sin resolverse a ser operada; en la casa de la familia Pestana
recibía las atenciones médicas del doctor Albino dos Santos; además, se interesó
por el curso de su salud el doctor Cuoto Soares, siendo de opinión de que debía
ser internada inmediatamente en un hospital por el estado en extremo grave en
que se hallaba.
Su
estómago, llegado a un ínfimo grado de debilidad, no admitía ninguna alimentación.
En tan crítica situación, la paciente manifestó deseo de ser trasladada a
Fátima y obtener del cielo lo que el esfuerzo humano no había podido otorgarle:
la salud. No obstante opinión
contraria del facultativo, se sumó al número de 32 peregrinos que se dirigían a
Cova de Iria de los cuales tres viajaban en busca de salud, regresando dos
físicamente sanos, y otro, moralmente. El 13 de septiembre arribaron a Cova de
Iria, asistiendo a la Misa de los enfermos y recibiendo en ella la paciente el sacramento
de la Eucaristía a la una de la tarde. Durante la bendición especial con su
Divina Majestad dada a los enfermos, no sintió ninguna mejoría, más cuando minutos
más tarde, el sacerdote bendecía al pueblo, se encontró repentinamente curada,
así como su compañera Narcisa de Jesús Texeira.
Retornó a su hogar con la alegría que es
fácil suponer, agradecida a la Santísima Virgen, que bondadosamente le había devuelto la
perdida salud.
“APARICIONES
de la SANTÍSIMA VIRGEN en FÁTIMA”
P.
Leonardo Ruskovic O. F. M.
(Año
1946)
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