jueves, 14 de julio de 2022

NOVENA A SANTA MARÍA MAGDALENA (para que nos consiga contrición de las culpas) año 1796 – Por el R. P. M. Fr. Antonio Garcés, Misionero, del Orden de Predicadores.


 


ADVERTENCIA.

   Delante de una Imagen de la Santa, o de Cristo Crucificado, se puede dar principio a esta Novena con la parte de Misterios Dolorosos, considerando la Pasión del Señor, y la gravedad de nuestras culpas, que fueron la causa. Después dirá el siguiente:

ACTO DE CONTRICIÓN.

   Dulcísimo Jesús, amoroso Padre, compasivo Redentor, huyendo de mí (porque en mí me pierdo) vengo a Vos, dulzura mía, en quien espero hallar el bien de mi alma. ¡Atraedme, o consuelo mío! a vuestros pies. A llorar vengo mi ingratitud. ¡Pequé Señor, o grave mal! ¡Os ofendí, o Bien Sumo! ¡Os deje o Padre mío! ¡Oh necio yerro! Falté como ingrato, olvidado de vuestro amor y beneficios. ¡Ay de mí! Peor que los brutos, pues estos aman a su Bienhechor, o compasiva Clemencia. Pues sin méritos míos me sacaste de la nada. Más me quisiste a mí, que a infinitas criaturas, que pudiste, y no quisiste criar. Me diste vuestra Imagen, ¡Oh dulce Amor! para más empeñarme en obrar bien. Me criaste entre católicos, ¡Oh amabilísima Luz! Me redimiste amoroso, me sufrís compasivo, ¡Oh tiernísima Misericordia! Y después de innumerables favores, tan ingrato ¡Ay de mí! Perdonad, perdonad, Señor. Quisiera llorar en cada lágrima un Rio, en cada llanto un Océano. ¡Oh! si lograse imitar las lágrimas de la Magdalena, su amor, y ternuras. Pésame, ¡Oh Padre mío de haber pecado! Arda en mi pecho el fuego, que encendiste en el corazón de nuestra Patrona. Por su amor dejaos encontrar, ¡Oh dulce Clemencia! Para que no me aparte de Vos gamas atadme con los cabellos, con que enjugó las lágrimas que lloró en vuestros pies. Por su intercesión logre mi alma el perdón de las culpas y que viva y muera en vuestra gracia. Amén.

ORACIÓN.

Para todos los días.

   Abogada de pecadores para arrepentirse, amoroso aliento por quien respiramos los afligidos, tiernísimo ejemplo de las Divinas Piedades en nuestros desconsuelos, Arco Iris, que serenáis al Juez airado con las lágrimas que lloró vuestro corazón a sus pies, amada Discípula del Señor, recreada con su Divina Dulzura en su amante enseñanza, consolada en la muerte de Lázaro con su presencia, llorando Vos, y acompañando con su llanto el Redentor de la vida , Girasol hermoso que seguiste los pasos de vuestro Divino Maestro hasta el Calvario, consolada después en el Sepulcro con su visita gloriosa, dándoles a los Apóstoles la noticia, compañera amante de la Madre de Jesús en la Pasión del Hijo y su Soledad, compasiva Patrona, consíganme vuestras lágrimas el agua de la vida , para que como los peces en el agua amarga del Mar, siempre viva en el amargo llanto de la penitencia. Enseñadme, como a discípulo, dolor de mis pecados y que sea fruto del vuestro, puesta a las espaldas del Pastor Divino. Los ósculos de vuestro amor a sus sagrados pies me consigan los del Padre al pródigo en señal de paz: y que mientras viva, llore y suspire mis ingratitudes; y que el Señor, por vuestro amor , me consuele, convirtiendo mi corazón en ternuras, hasta que me suba al Cielo a cantar en vuestra compañía las Divinas Misericordias. Amén.

ORACIÓN.

Sólo para el primer día.

   ¡Oh luz Divina! ¡Oh lumbre soberana, dulcísima y amorosa! Que ardes para encender los corazones en el ejemplar atractivo de Santa María Magdalena, donde como Sol de agua en sus lágrimas, calentáis compasivo nuestros helados corazones. ¡Oh Padre de Misericordia! Mejor que el Sol que calentando a la piedra helada, derretiste el corazón a vuestra amante. Ea, pues, por su amor ablandad nuestra dureza con sus ternuras, para llorar mientras vivamos a imitación de la Santa. Amén.

   Salúdese cada una de las Llagas principales de Jesús con un Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri en obsequio también de la Santa, de quien dice San Agustín, que lloró mucho después de sepultado el Señor, por verle ya olvidado de los favorecidos, y al mismo tiempo será ruego, para que su memoria nos sea excitativo de gratitud, y de deseos de arrepentimiento de contrición, con amor puro a la Divina Bondad.

 

GOZOS.

Magdalena, protección,

Nuestro asilo y gozo tierno.

Defiéndenos del Infierno,

Y alcánzanos contrición.

Lavatorio de metal,

como espejo de mujeres,

para pecadores , eres,

de lágrimas manantial:

¡Oh  amante, leal!

Por tí logremos perdón:

Defiéndenos, del infierno

y alcánzanos contrición.

Cómo Iris amoroso

aplacas al Juez airado,

si como león enojado

amenaza riguroso:

Consiga tu amor piadoso,

llore nuestro corazón:

Defiéndenos, del infierno

y alcánzanos contrición.

Tus lágrimas, no delante,

sino detrás del Señor,

las hizo gloria su amor

a sus espaldas atlante:

Haz Serafín amante,

lloremos con devoción:

Defiéndenos, del infierno

y alcánzanos contrición.

Tu corazón con desvelo

es reloj de Sol Divino,

a todas horas muy fino,

deseando darle consuelo:

Tus lágrimas honra el Cielo

con amorosa expresión!

Defiéndenos, del infierno

y alcánzanos contrición.

De fuego de amor vestido

sufrió burlas muy pesadas,

heridas y bofetadas

del Pueblo favorecido:

Viéndole asi ofendido,

lloró tu amor su Pasión:

Defiéndenos, del infierno

y alcánzanos contrición.

Lloró el redentor amado

al ver el llanto y la pena

de la amante Magdalena,

y á Lázaro sepultado:

Jesús mostró enamorado

así su tierna afilixión:

Defiéndenos, del infierno

y alcánzanos contrición.

Se quedó el Sol enlutado

al morir Jesús en Cruz,

con agua y sangre dio luz,

que salió de su Costado:

El corazón del Amado

lloró , y tú con fina unión:

Defiéndenos, del infierno

y alcánzanos contrición.

Una expresión amorosa

hizo este Sol brillante,

resucitado triunfante,

cuando le buscó llorosa:

Abrasada Mariposa

en amor y compasión:

Defiéndenos, del infierno

y alcánzanos contrición.

De Margaritas preciosas,

que son lágrimas de amor,

hizo nuestro Criador

las puertas del Cielo hermosas:

Logran las almas dichosas

entrar por la compunción:

Defiéndenos, del infierno

y alcánzanos contrición.

Compañera de María,

compañera de San Juan,

de Jesús, Sagrado Imán,

y del Cielo melodía,

del pecador dulce guía,

hasta la eterna mansión:

Defiéndenos, del infierno

y alcánzanos contrición.

 

Magdalena, protección,

Nuestro asilo y gozo tierno:

Defiéndenos del Infierno.

Y alcánzanos contrición.

DEPRECACIÓN (súplica, pedido) A LA SANTA.

   Amantísima Patrona, compasiva Abogada, querida de Jesús, consuelo de María Santísima en su Soledad, compañera del Sagrado Benjamín en el servicio de la Madre de Dios rogad por mí, para lograr veros en la Gloria.

ORACIÓN.

   ¡Oh buen Dios! Que para consuelo de pecadores manifestáis vuestra misericordia en el ejemplo de Santa María Magdalena, abrasada en vuestro amor, convertida en ternuras: Concédenos compasivo por sus méritos contrición para llorar nuestros pecados y que sembrando con su intercesión lágrimas en la vida, cojamos consuelos de arrepentidos y perdonados en la última hora; y después le acompañemos para amaros eternamente en la Bienaventuranza. Amen.

 

IMPORTANTE:

   El Segundo día, y los siguientes de la Novena se dice todo lo que en el primer día, solamente se variará la Oración, que para cada día se señala.

 

 

 


Novena en Honor de Nuestra Señora del Carmen – Áncora de la Salvación. R. P. JOSÉ MACH, S. J. (Año 1949)


 



Día séptimo.

   ¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! que diste en tu Santo Escapulario los que devotamente le visten un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo, y de las acechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros.

   Ruégote, Señora, que sea mi defensa poderosa en esta mortal vida, para que en todas las tribulaciones y riesgos halle la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo, y al presente me alcances de tu bendito Hijo Jesús lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Día octavo.

   ¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima que ofreciste tu especial asistencia en la hora de la muerte a los que devotamente visten tu Sagrado Escapulario, para que logren, por medio de la verdadera penitencia, salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno!

   Ruégote, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera y perfecta penitencia y contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y deseo de verle y gozarle para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria y al presente consiga de Su Divina Majestad lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.


martes, 12 de julio de 2022

Novena en Honor de Nuestra Señora del Carmen – Áncora de la Salvación. R. P. JOSÉ MACH, S. J. (Año 1949)


 


Día quinto

   ¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la Sagrada Religión del Carmen, mostrando el singular amor con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu Hijo Jesús, la repentina muerte con que castigó a dos que especialmente lo contradecían!

   Ruégote, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y de cuerpo, para que con quietud y paz me emplee siempre fervoroso en el servicio de Dios y tuyo, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Día sexto.

   ¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos los enriqueciste con la singular prenda del Sagrado Escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para los que devotamente le visten, y cumpliendo con sus obligaciones procuran vivir mostrando que son tus hijos en imitar sus virtudes!

   Ruégote, Señora, me alcances lo ejecute yo así siempre, y señalándome en servirle con amoroso obsequio, merezca lograr los frutos de esta santa devoción, y me muestre agradecido a favor tan singular, y al presente consiga de la Majestad de Dios lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

 

 

 

 

 

 


domingo, 10 de julio de 2022

Novena en Honor de Nuestra Señora del Carmen – Áncora de la Salvación. R. P. JOSÉ MACH, S. J. (Año 1949)


 

Día cuarto.

   ¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas, les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con este singular favor su confianza para buscar en Ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo, en todas sus necesidades y aflicciones, y empeñándoles en provocar imitar tus excelentes virtudes

   Ruégote, Señora, me mires como amorosa Madre, y me alcances te imite yo de modo que dignamente goce el nombre de hijo tuyo, y que mi nombre sea escrito en el libro de la predestinación con los de los hijos de Dios hermanos de mi Señor Jesucristo, y al presente consiga lo que por tu intercesión especialmente le pido: que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

 

 

 

 


sábado, 9 de julio de 2022

CONFESAOS BIEN – Padre Luis Chiavarino – Diálogos, hechos y ejemplos.


 


 

¿Cuál es el motivo de este trabajo?

Como las primeras ediciones estaban completamente agotadas, resolví, a petición de un gran número de celosos colegas, publicar una segunda edición de este libro, revisada y algo ampliada, porque, de los muchos trabajos existentes que tratan de este tema, grandes o pequeños, tal vez, ninguno parece tan simple, y tan claro como este, tan apto para brindarles la oportunidad de conocer:

1 — Toda la excelencia de la confesión;

2 — La grandísima importancia de hacer buen uso de ella;

3 — La necesidad de frecuentarlo más a menudo, y muchas otras cosas, todas ellas interesantes respecto a este sacramento.

Al llegar al final de la última página, espero su agradecimiento, queridos lectores, ya que mi único objetivo, mi único objetivo, es inducirlos a experimentar cuán bueno es realmente Jesús.

Si obtuve lo que quería, recuérdame en tus oraciones.

 

TU AMIGO, Sacerdote Luis Chiavarino.

 

NOTA DEL AUTOR: De acuerdo con los decretos del Papa Urbano VIII declaramos que a los hechos no bíblicos narrados en este libro no queremos atribuirles más que fe humana y que este libro se somete en todo a la Autoridad Eclesiástica.

 

La razón principal de perdición.

 

DiscípuloPadre, ¿podría explicarme el porqué de este libro?

Maestro lo llamé así por el siguiente hecho: Se cuenta que cierta muchacha, habiendo caído por desgracia en uno de esos pecados de los que tanto se avergüenza en la confesión, vivía triste y desconsolada. Pasaron así muchos meses, sin que ninguna de las compañeras de la pobre chica descubriera la causa de tanta angustia. Mientras tanto, sucedió que su mejor amiga, muy virtuosa y devota, murió santamente. Una noche la llaman por su nombre, cuando está en su mejor sueño; reconoce perfectamente la voz de su amiga muerta que no deja de repetir:

Confiésate bien... ¡si supieras lo bueno que es Jesús!

La niña tomó esa voz por una revelación del Cielo, se animó y confesó resueltamente el pecado que era causa de tanta vergüenza y de tantas lágrimas. En esa ocasión, se conmovió tanto, fue tan grande su alivio que después de eso, se lo contó al mundo entero, y repitió a su vez: “Pruébalo y verás qué bueno es Jesús”.

Discípulo — ¡Muy bien! — Lo creo plenamente, porque ya he experimentado esta verdad más de cien veces.

Maestro — Entonces da gracias a Dios con todo tu corazón y continúa haciendo buenas confesiones. ¡Ay de aquel que toma el camino del sacrilegio! Esta es la mayor desgracia que nos puede pasar, porque ya no tendremos fuerzas para apartarnos de ella, y así seguiremos, tal vez hasta la muerte, precipitándonos en el abismo de la eterna perdición.

Discípulo — ¿Es realmente tan nefasta una mala confesión?

Maestro — ¡Es la razón principal, la causa capital de la perdición!

Discípulo — ¿Deberás?

Maestro — ¡Así es, lamentablemente! Son las malas confesiones la razón por la que tanta gente pierde el alma y se va al infierno.

Discípulo —  ¿Pero no hay una exageración en eso?

Maestro — No exagero, y ni siquiera soy yo quien lo dice: los Santos nos dicen que conocen mejor las almas y Santa Teresa lo vio en una visión.

La Santa estaba orando, cuando de pronto se abrió ante sus ojos un profundo vórtice, lleno de fuego y llamas; y en este abismo las pobres almas perdidas se precipitan con abundancia, como la nieve en invierno.

Asustada, la Santa levanta los ojos al Cielo y:

— ¡Dios mío, exclama, Dios mío! ¿Qué estoy viendo? ¿Quiénes son ellos, quiénes son todas estas almas perdidas? Seguramente deben ser las almas de los pobres infieles.

— ¡No, Teresa, no! Responde el Señor. Las almas que ves en este momento precipitarse al infierno con mi consentimiento son todas las almas de cristianos como tú.

— ¡Pero entonces deben ser almas de personas que no creían, que no practicaban la religión, que no asistían a los Sacramentos!

— ¡No, Teresa, no! Quiero que sepas que todas estas almas pertenecen a cristianos bautizados como tú, y que, como tú, fueron creyentes y practicantes...

— ¡Son las malas confesiones la razón por la que tanta gente pierde el alma y se van al infierno!...

— “Pero si ese es el caso, naturalmente estas personas nunca fueron a confesarse, ni siquiera en el momento de la muerte...”

— “Sin embargo, son almas que confesaron, y también confesaron antes de morir...”

— ¿Por qué razón entonces, oh Dios mío, están condenados?

— “Están condenados porque confesaron mal…”

Anda Teresa, cuenta a todos esta visión y recomienda a los Obispos y Sacerdotes que no se cansen de predicar sobre la importancia de la confesión y contra las confesiones mal hechas, para que mis amados cristianos no conviertan “la medicina en veneno; para que no abusen de este sacramento, que es el sacramento de la misericordia y del perdón”.

Discípulo — ¡Pobre Jesús!... ¿Hay tantas malas confesiones?

Maestro — San Alfonso, San Felipe Neri, San Leonardo de Porto Mauricio, afirman unánimemente que, lamentablemente, el número de confesiones mal hechas es incalculable. Ellos, que han pasado la vida en el confesionario y junto al lecho de los moribundos, saben decir la pura verdad. Y nosotros que viajamos de tierra en tierra, predicando ejercicios y misiones, estamos obligados a afirmar lo mismo. El célebre Padre Sarnelli, en su obra “El Mundo Santificado”, exclama: “Desgraciadamente, las almas que hacen confesiones sacrílegas son incalculables: Los misioneros de larga experiencia lo saben, en parte, y cada uno de nosotros lo sabrá, con grande asombrado, en el valle de Josafat. No sólo en las grandes capitales, sino en las ciudades menores, en las comunidades, entre los que pasan por piadosos y devotos, los sacrílegos se encuentran en gran número...”

El Padre Tranquillini, de la Compañía de Jesús, habiendo sido llamado al lecho de una dama gravemente enferma, acude con solicitud y la confiesa: pero, llegado el momento de la absolución, siente algo que, como si fuera una mano de hierro, le impide continuar.

— Señora, dice, tal vez se le haya olvidado algo...

— ¡Imposible, Padre, llevo ocho días preparándome...!

Después de algunas oraciones, intenta una segunda vez; pero la misma mano se lo impide de nuevo.

— Lo siento, señora, responde el Padre, tal vez no se atreva a confesar algún pecado...

— ¿Qué dices, padre? me ofende ¿Cómo puedes suponer que quiero cometer un sacrilegio?

Vuelve a intentar por tercera vez la absolución y una vez más esa fuerza invisible le impide actuar. Incapaz de comprender el misterio que se escondía en tan extraordinario hecho, cayó de rodillas y entre lágrimas suplicó a aquella señora que no se traicionara a sí misma, que no fuera la causa de su propia perdición.

— Padre, exclama entonces, ¡Padre, hace quince años que me confieso mal!

¡Mirad, pues, qué fácil es encontrar a quien se confiesa mal!

Discípulo Basta, Padre, esto me da escalofríos.

9 de Julio "Nuestra Señora de Itatí". Breve historia para descargar en PDF.


 


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Novena en Honor de Nuestra Señora del Carmen – Áncora de la Salvación. R. P. JOSÉ MACH, S. J. (Año 1949)

 



Día tercero.

   ¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir piadosa, con singular amor, el obsequio de los Carmelitas, que entre todos los mortales, fueron los primeros que te edificaron templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos y devotos a darle culto y alabanza!

   Ruégote, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de virtudes, donde Su Majestad habite siempre, de mí alabado, amado y adorado, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.


viernes, 8 de julio de 2022

Novena en Honor de Nuestra Señora del Carmen – Áncora de la Salvación. R. P. JOSÉ MACH, S. J. (Año 1949)


 


Día segundo.

   ¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima que por tu singular amor a los Carmelitas les favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándoles con las luces de tu enseñanza y ejemplo, de que dichosamente gozaron!

   Ruégote, Señora, me asistas con especialidad, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús, luz para conocer su bondad y amarle, conocer mis culpas y llorarlas, lo que debo ejecutar para con toda perfección servirle, y que mi trato y conversación sea siempre para su mayor honra, gloria y edificación de mis prójimos, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo: Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, etc.


jueves, 7 de julio de 2022

Novena en Honor de Nuestra Señora del Carmen – Áncora de la Salvación. R. P. JOSÉ MACH, S. J. (Año 1949)


 


   Por la señal de la Santa Cruz, etc.

   Acto de contrición, etc.

ORACIÓN PARA EMPEZAR TODOS LOS DÍAS

   ¡Oh Virgen María, Madre de Dios y de los pecadores!, especial protectora de los que visten tu Sagrado Escapulario, te suplico por lo que Su Majestad te ha engrandecido escogiéndote para verdadera Madre suya, me alcances de tu querido Hijo Jesús el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones, y lo que en esta Novena especialmente pido, si conviene para su mayor honra y gloria y bien de mi alma, que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de tu intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los Ángeles, Santos y Justos para alabarte dignamente y uniendo con sus afectos mis voces, te saludo una y mil veces diciendo: Dios te salve María, etc.

Día primero.

   ¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! que fuisteis figurada en aquella Nubecilla que el grande profeta de Dios, Elias, vio levantarse del mar, la que con lluvia fecundaba copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús para remedio universal de nuestras almas!

   Ruégote, Señora, me alcances de Su Majestad copiosas lluvias de auxilios para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras con que sirviéndole con perfección en esta vida, merezca gozarle en la eterna, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo: Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS.

   A Vos acudo, Emperatriz misericordiosa, suplicando os dignéis aceptar estos siete Padre nuestros, Ave y Gloria, que con la intención de ganar las indulgencias concedidas al Santo Escapulario, os ofrezco en esta novena. Amén.

 

   NOTA: Se puede rezar las LETANÍAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.  Esta Novena no lo pide, pero en otras sí. Para mayor honor de Nuestra Señora del Carmen recomendamos que se  haga las Letanías (al final) todos los días de la Novena.

 

LETANÍAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN.

 

SEÑOR, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,

Ten piedad de nosotros.

Dios Hijo, Redentor del mundo,

Ten piedad de nosotros.

Dios, Espíritu Santo,

Ten piedad de nosotros.

Santísima Trinidad, un sólo Dios,

Ten piedad de nosotros.

 

Santa María, (desde acá se contesta) Ruega por nosotros

martes, 5 de julio de 2022

La logía y la alta logía en la Revolución Francesa y en las futuras revoluciones – Por Monseñor Henri Delassus.


GORRO FRIGIO MASÓN Y SALUDO MASÓN (PUERTA DE UNA IGLESIA CATEDRAL)



 (…)  Agustín Barruel S. J., viendo llegar la reacción, hizo desde 1789 ésta profecía que Joseph de Maistre formulaba a su vez con no menos seguridad:

   “Lo que los sectarios hicieron una vez, lo harán todavía, antes de que exploten de nuevo. Ellos buscarán en las tinieblas la realización del gran objetivo de su conspiración, y nuevos desastres enseñarán a los pueblos que la Revolución Francesa no fue sino el inicio de la disolución universal que la secta planea”.

   La difusión por todo el mundo del espíritu revolucionario que hace un siglo tuvo en Francia su primera explosión y que conducirá a la disolución universal, aparece en la hora presente muy amenazador a la vista de todos los sociólogos y hombres de Estado tanto del antiguo como del nuevo mundo.

   Las ideas que circulan actualmente, anuncian nuevos desastres, más extensos y más radicalmente destructores que los de fines del siglo XVIII en los hechos que producen: hechos premonitorios nos indican lo que esas ideas encierran y nos advierten para dónde nos convidan (nos llevan).

   Hoy, como en el siglo XVIII, esas ideas son elaboradas en las sociedades secretas e introducidas por ellas en todos los países, así como en todas las clases sociales.

 

LA CONJURACIÓN ANTICRISTIANA

EL TEMPLO MASÓNICO LEVANTADO

SOBRE LAS RUINAS DE LA IGLESIA CATÓLICA

 

 


lunes, 4 de julio de 2022

MEDITACIÓN DE QUÉ MANERA TENEMOS QUE PREOCUPARNOS DE LO PORVENIR


 


I. Nos prohíbe el Señor acumular riquezas por temor de carecer de ellas en lo futuro. Prevés una larga serie de años; piensas en mil adversos accidentes que pueden reducirte a pobreza. Estas previsiones de lo porvenir injurian a la divina Providencia que vela sobre ti; son contrarias al consejo de Jesucristo. No te acongojes, pues, por el día de mañana, trata de servir bien a Dios hoy; mañana, Dios proveerá. El Señor me rige y de nada careceré (El Salmista).

 

II. Tal vez pronto mueras; ¿para qué esta aprensión de desgracias que no te alcanzarán? Abandónate generosamente al gobierno de la Providencia divina y no te apenes de antemano. Las desgracias llegarán bastante pronto para cansar tu paciencia. No pienses en el tiempo que durarán tus obras de penitencia: es una tentación del demonio que quiere espantarte. Tal vez la recompensa está más cerca de lo que crees.

 

III. Piensa en lo porvenir para prever las ocasiones de practicar la virtud; prevé también los escollos contra los cuales tienes costumbre de naufragar y las tentaciones a que podrás estar expuesto, a fin de apercibirte contra ellas. Piensa a menudo en tus postrimerías. ¿Lo haces? ¿Consideras las terribles consecuencias de una vida pasada lejos de Dios y de una muerte que sorprende en pecado? Si no piensas en ello a menudo, no escaparás de las desgracias que te amenazan.

 

Poned tu confianza en Dios. Orad por la buena educación de los niños.


sábado, 2 de julio de 2022

MEDITACIÓN SOBRE LA VISITACIÓN

 



I. María te enseña hoy qué visitas debes hacer y cómo debes comportarte en ellas. Va junto a Isabel por caridad y urbanidad: por caridad, porque es para ayudar a Santa Isabel y santificar a San Juan; por urbanidad, porque era su deber visitar a su prima de más edad que ella. No hagas visitas sin que la caridad o la necesidad te obliguen a ello; todo lo demás es superfluo o peligroso. Visitar a los pobres, a los enfermos y a los prisioneros; es un deber de caridad.

 

II. ¿Cuál es el tema de las conversaciones entre María e Isabel? Apenas se saludaron, como se hace entre parientes, enseguida se pusieron a hablar de Dios. ¿Se parecen tus visitas a ésta? ¿Las burlas, la murmuración, la interpretación maligna de la conducta del prójimo, las palabras de doble sentido, la calumnia, no constituyen, acaso, el fondo de tus conversaciones? Señor, si se os amase en el mundo, no se conversaría en él sino de Vos. Desvía con habilidad los discursos malos que se tienen en tu presencia, y siempre di algo que pueda edificar a tu prójimo.

 

III. María regresó a su casa una vez que Isabel pudo prescindir de sus servicios. Suprime las visitas ociosas: cuanto más permanezcas en tu casa, tanto menos disipará tu devoción. Es difícil frecuentar las reuniones mundanas sin encontrar en ellas malos ejemplos; y éstos arrastran mucho más que los buenos. Nos sentimos inclinados a imitar a los malos y más fácilmente reproducimos los defectos de aquellos, que las virtudes de los que son buenos. (San Jerónimo).

 

Pedid la caridad. Orad por las religiosas de la Visitación.


viernes, 1 de julio de 2022

MEDITACIÓN SOBRE TRES CLASES DE SACRIFICIOS


 


 

I. El sacrificio es un acto sumamente agradable a Dios, porque es un homenaje tributado a su absoluto dominio sobre todas las creaturas. Ofrece a Dios en sacrificio tu cuerpo; inmólale todos los placeres de tus sentidos. Abstente no sólo de los placeres ilícitos, sino también de los que te están permitidos. Acostúmbrate a mortificarte en las ocasiones pequeñas, y no te costará hacerlo en las grandes. Dios mío, os sacrifico todos mis placeres y deposito mi ofrenda al pie de vuestra cruz.

 

II. Sacrifica a Dios tu corazón, porque a Dios agrada el sacrificio de un corazón contrito y humillado. Que tu corazón no tenga amor sino por Dios, que no desee sino su gloria, que no anhele sino su cruz, que no suspire sino por el cielo. Alma mía, no ignoras que todas las creaturas son incapaces de contentar tus deseos: no serás feliz sino cuando seas toda de Dios. Dios mío, Vos no despreciáis el sacrificio de un corazón contrito y humillado (Salmista).

 

III. A fin de que tu sacrificio sea completo, ofrece a Dios tu propia voluntad: ella es la fuente de todos tus males. Reprímela, pues, quebrántala en toda coyuntura: la victoria más gloriosa que puedes obtener es la de vencerte a ti mismo. Que la voluntad del Señor y la de los que te mandan en su nombre sea la regla única y soberana de tu conducta. Dios mío, aceptad mi sacrificio; quiero que mi voluntad esté en un todo conforme con la vuestra. Que la propia voluntad desaparezca, y ya no habrá infierno (San Bernardo).

 

   Practicad la abnegación de sí mismo. Orad por los sacerdotes.


Novena en honor de la “Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo” del año 1867. (Día 9 y final de la novena)


 


DÍA NOVENO.

PUNTO DE MEDITACIÓN.

    Lleguemos ya, alma mía; pero lleguemos con los ojos llenos de lágrimas y el corazón de amargura, exhalando tiernos suspiros a ver a nuestro amante Jesús derramar las últimas gotas de Sangre que le habían quedado en su ya difunto cuerpo. Mira como después de crucificado con la inhumanidad que has premeditado en los anteriores días, le levantan en alto, y le dejan caer de golpe en la dureza de un peñasco; y después de haber padecido tres horas en el aire, y de habernos dejado en sus siete últimas palabras tan celestiales doctrinas: finalmente, entre dolores y angustias murió entregando su espíritu en manos de su Eterno Padre; pero no contentos con haberle quitado la vida, pasan a romperle las piernas (pero no lo hicieron pues ya estaba muerto) y le traspasaron su sagrado corazón con una cruel lanza (que así la llama la Iglesia) la cual hirió tan fuertemente aquel sagrado pecho, depósito del amor, que le partió de parte a parte el corazon, derramando por aquella abierta puerta abundancia de sagrada Sangre y agua, hasta no dejar gota de ella en aquel yerto cadáver. Ea, alma mía, llégate ya y atiende a aquellas cinco fuentes manando continuamente arroyos de Sangre, que corren hasta la tierra, y medita que ves a tu amante Jesús abrir sus sacratísimos labios, y hablando con la misma tierra le dice las palabras de Job, arriba citadas: terra ne operías Sanguinem meum, neque inveniat ín te locum latendi clamor meus. O tierra dichosa y santificada con el riego de mi Sangre, no la encubras, ni halle en tí lugar donde se sepulten mis clamores, y se olviden de ellos los ingratos hombres. No la ahogues ni sepultes en tus senos, para que en ella hallen los hijos de Adán el rescate de su cautiverio, la hermosura de sus almas, limpieza de las manchas de sus culpas, medicina á sus males, consuelo en sus trabajos, esfuerzo en los combates contra sus enemigos, seguridad en sus peligros, esperanza en sus temores, dulzura en sus amarguras, misericordia en sus pecados, y finalmente; en su muerte, vida, resurrección, y merecimientos para alcanzar la gloria: ¡Oh consuelo celestial! ¡Oh Jesús, dulce amor mío, y lo que haces por nuestro bien! da voces Sangre divina, grita misericordia para nosotros,

   Y tú, alma mía que meditas estas ternuras, date por obligada, aborrece el pecado y emplea todo tu amor en amar a quien tanto te ama.

Los tres credos gloriados.

ORACIÓN.

   ¡Oh amorosísimo Jesús de mi vida! ahora sí, Señor, que ya has desahogado tu amante corazon, viendo enteramente derramada tu preciosísima Sangre, en beneficio de los ingratos hombres que tanto amas: ahora sí que los ves ya remediados y ricos conteste inestimable tesoro. Sea en buena hora, Jesús mío, y caiga sobre mí ésta celestial lluvia de tu Sangre preciosísima; y como diestro labrador aparta primero de mi corazon la tierra de los afectos humanos, para dar lugar al riego de tu Sangre. Envía ese rocío soberano sobre este apocado espíritu mío. Ea liberalísimas manos abiertas para mi remedio, no me neguéis esos tesoros que tan gratis dais a todo el mundo. Ea sagrados pies, Cansados para mi descanso, y heridos para mi salud; derramad sobre mí lo que tan sin tasa estáis vertiendo. Esa sangrada cabeza toda teñida de Sangre, adornada con esos celestiales rubíes: caigan sobre mis ojos todas esas gotas: Ea virginal y sacrosanto cuerpo, todo cubierto de azotes, venga sobre mí ese licor de tu Sangre, que hilo a hilo destilan tus llagas para sanar las de mi alma y dejarla hermoseada. Ea pecho sacratísimo. Ea corazón rasgado de mi Jesús, caiga sobre mí la Sangre y agua que sacó la cruel lanza, de tus entrañas de misericordia. Ea Señor, acabe de darme esa derramada Sangre de tu costado, abierto de par en par, derecho para que me abran el cielo, y me entren a la presencia de tu Eterno Padre. Asi lo espero amorosísimo Jesús: tu preciosísima Sangre me lave, me limpie, me purifique de todas las manchas de mis enormes culpas, para que adornada mi alma con la rica gala de tu gracia, te goce por eternidades en la gloria. Amen.

   La Preciosísima Sangre &…

   Alabada sea la Sangre de Jesús.

   Glorificada sea la Sangre de Jesús.

   Ensalzada sea la Sangre de Jesús.

   Predicada sea la Sangre de Jesús.

   Estimada sea la Sangre de Jesús.

   Temida sea la Sangre de Jesús.

   Amada de todos los hombres sea, ahora y siempre, la Sangre sagrada de Jesús. Amén.

 

ORACIÓN PARA OFRECER LA NOVENA

 

   ¡Oh Padre Eterno y Dios de todo consuelo! recibid Señor este corto obsequio de esta Novena que hemos procurado hacer en obsequio y alabanza de la preciosísima Sangre, que tan liberal como amante derramó por nosotros vuestro santísimo hijo en su dolorosa y amarga Pasión. No miréis o Padre Eterno, Dios grande, Dios excelso, no nos miréis a nosotros llenos de pecados, y vacíos de merecimientos; poned, sí, vuestros amorosos ojos en vuestro Unigénito Hijo, afrentado y atormentado con la cruz, oíd sus clamores, alcancen sus méritos lo que perdió nuestra miseria, reparad Señor por su inocencia lo que destruyó nuestra malicia, sanad por sus llagas lo que hicieron nuestros pecados, limpiad por su preciosa Sangre lo que mancharon nuestras culpas, enviadnos por sus abiertas llagas la lluvia de vuestras piedades que sazone nuestras costumbres, que refrene nuestros apetitos, que amortigüe nuestras amotinadas pasiones, que fertilice nuestras almas y las llene de abundantes virtudes. Haced Señor que jamás olvidemos que vuestro Hijo derramó por nosotros su Sangre, y dió su vida en una cruz, para que esta continua memoria nos llene de bienes del cielo, y favores de vuestra mano con la perseverancia en vuestra gracia, para alabaros sin cesar en vuestra gloria. Amén.

 

FIN DE LA NOVENA.