viernes, 17 de marzo de 2017

ASPECTOS DE LA PEDAGOGÍA MARIANA EN FÁTIMA (IIa parte)




¿Por qué meditar el rosario?

MEDITAR EL ROSARIO PARA ALIMENTARSE

   El pedido del rezo del rosario aparece desde la primera visita de la Virgen: el 13 de octubre de 1917. Esta aparición marca una etapa muy importante en el ciclo de Fátima. Luego de un año de ejercitación en la oración y los sacrificios por medio del Ángel, los tres niños van a pronunciar su FIAT.

   “¿QUIEREN OFRECERSE A DIOS para soportar todos los sufrimientos que les quiera mandar, en acto de reparación de los pecados por los cuales esta ofendido y por la conversión de los pecadores?” Libremente y sin dudar, los niños responden “SÍ, lo queremos”. Esta respuesta, este Fiat, es un acto de devoción, de dedicación absoluta a la misión confiada por María a los niños: la salvación de los pecadores.

   “La devoción es un acto de la voluntad que hace que uno se entregue con prontitud al servicio de Dios” dice Santo Tomás. Añade que: “LA CAUSA INTERIOR DE LA DEVOCIÓN ES NECESARIAMENTE LA MEDITACIÓN O CONTEMPLACIÓN”. Hay entonces un vínculo directo entre devoción y meditación. Por eso la Santísima Virgen pide la meditación de los misterios del Rosario. ¡Sí! Nuestra devoción, nuestra total dedicación a la obra de Redención, nuestro FIAT, necesita ser alimentado. María nos da para ello el Ave María, aquella oración que repite las palabras que Ella pronunció el día de su FIAT.

   En la meditación de los misterios del rosario, los pastorcitos encontraron la fuente de su celo para salvar a los pecadores. Esta devoción de los niños fue indudable pero también fue constantemente alimentada.

   El rosario es la prueba del amor a María y de la voluntad de imitarla. Es la contemplación de las virtudes y de la obra de María para la salvación del género humano.


Revista de la Cruzada Cordimariana –– Octubre - 2014 -

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