Nos llegamos a comulgar
todos los días y jamás se niega a venir a nosotros.
Nos acercamos al Tabernáculo para contarle nuestros
desfallecimientos, nuestras alegrías, nuestros más grandes cariños; y jamás se
cansa de escucharnos.
¡Si supiéramos toda la bondad que atesora Cristo
en su santísimo Corazón!
Padre
Fr. Bernardino Izaguirre
De
Orden de los Menores.
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