Preparad
el camino del Señor, enderezad sus sendas. (Lucas, 3, 4).
I. María busca en Belén una casa donde
guarecerse; llama a todas las puertas y nadie la recibe. ¿Cuánto tiempo hace ya
que Jesús está a las puertas de tu corazón? Llama con golpes insistentes, y tú
te haces el sordo. Es preciso que me purifique hoy de mis pecados mediante una
santa confesión. ¿Qué es, en efecto, lo que aleja a Jesús y lo indispone contra
mí, sino mi orgullo, mi cobardía, mi apego a los bienes de la tierra y a las
comodidades de la vida? Quiero, pues, arrojar de mi alma a estos enemigos de mi
amable Salvador
II.
Hay cristianos que reciben a Jesús, pero para tratarlo tal como deseaba hacerlo
Herodes. Mañana Jesucristo descenderá hasta ti, ¡ten cuidado de recibir a este
Huésped benévolo de manera digna de Él! ¿No lo alojarás en un corazón manchado
por el pecado? ¿No lo echarás de allí recayendo muy pronto en las mismas faltas?
Reflexiona con cuidado: Aquellos que entregan a Jesús a miembros manchados por
el pecado no son menos culpables que los que lo entregaron en las manos
criminales de los judíos. (San Agustín).
III.
Vete a contemplar a Jesús en la Misa de medianoche; asiste a ella con devoción,
humildad y fe semejantes a las de los pastores: verás en el altar al mismo Dios
que ellos vieron en el pesebre. Piensa en los sentimientos de respeto, de amor
y humildad que María y José tuvieron para con este adorable Niño; adóralo,
humíllate ante Él, recíbelo con amor y ofrécele el presente de tu corazón.
La
devoción a Jesucristo.
Orad
por los conciudadanos.
ORACIÓN:
Haced ¡Oh! Dios, haced que en Vísperas de
Navidad se aumente en nosotros el espíritu de Piedad y el deseo de la
salvación. Por J. C. N. S. Amén.
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