“Algunos
tienen una serpiente en la lengua y otros en el oído.” San Agustín.
Un discípulo llegó muy agitado a la casa de
Sócrates y empezó a hablar de esta manera:
– “¡Maestro! Quiero contarte cómo un amigo
tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…”
Sócrates lo interrumpió diciendo:
– “¡Espera!
¿Ya hiciste pasar a través de los “Tres Filtros” lo que me vas a decir?
– “¿Los Tres Filtros…?”
– “Sí” – replicó Sócrates. El primer filtro
es la VERDAD. –“¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es
verdadero en todos sus puntos?”
– “No… lo oí decir a unos vecinos…”
– “Pero al menos lo habrás hecho pasar por
el segundo Filtro, que es la BONDAD: ¿Lo que me quieres decir es por lo menos
bueno?”
– “No, en realidad no… al contrario…”
– “¡Ah!” – Interrumpió Sócrates. – “Entonces vamos a la último Filtro. ¿Es
NECESARIO que me cuentes eso?”
–
“Para ser sincero, no…. Necesario no es.”
– “Entonces –sonrió el sabio –Si no es
verdadero, ni bueno, ni necesario… sepultémoslo en el olvido…”
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