“María, dice San
Bernardo, es la Omnipotencia Suplicante.”
   «Virgen Poderosa», así la llama la Iglesia en la
Letanía de Loreto o Lauretanas. ¿Por qué? El Ángel de la Anunciación nos responde:
   “Porque has hallado gracia ante Dios.”
   Y la gracia que María recibió fue tan
abundante, para ayudarnos, que no hay favor ni misericordia que ella no pueda
obtener para nosotros. Ella es la Tesorera de las Gracias. Ninguna gracia nos
llega del Cielo sin pasar por sus manos. 
   ¡Benditas
y amorosas manos de María, qué hermosas sois a imagen de vuestra aparición a
Santa Catalina Labouré! ¡Manos
abiertas, derramando gracias sobre la tierra, iluminando la oscuridad de este
mundo! Y lo que nos consuela es que la «Omnipotencia
Suplicante» es nuestra Madre. Oh María, cuando nuestra cabeza atormentada,
dolorida y cansada, hastiada del sufrimiento en el exilio, anhela descanso y
alivio, permítenos reposarla en tu seno maternal, dulce y amoroso refugio.
     Santísima Virgen, te decimos con la bella
oración del Padre Perreyve:
    Que
en tus días gloriosos no olvides las penas de la tierra. Dirige una mirada
bondadosa a quienes sufren, luchan contra las dificultades y templan sin cesar
sus labios con la amargura de la vida. Madre, ten piedad de quienes te aman y
están abandonados. ¡Pobre del desolado de corazón! ¡Ten piedad de la debilidad
de nuestra fe! ¡Tened piedad de los que somos objetos de vuestra ternura! ¡Ten
piedad de los que lloran, de los que oran, de los que tiemblan! 
   ¡Dad esperanza y paz a todos! ¡Que así sea!
Pensamientos
para cada día del año. Tomado del “Breviario de la Confianza” Monseñor Brandão,
Ascânio. Año 1936.
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