Niky pío: El texto que el Papa
Francisco va a utilizar en esta falsa consagración de Rusia al Inmaculado
Corazón de María. Evade la cuestión teológica-política de condenar la
ideología marxista, y lo lleva todo hacia el campo de la guerra y la paz y
otros temas que lo viene desarrollando en su nefasto pontificado. El texto
parece salido del Nuevo Orden Mundial, de la O.N.U o la masonería, menos de la
mano de un pontífice de la Iglesia Católica. Es triste y lamentable, no sólo no hay consagración válida, sino que es todo una burla más, un nuevo agravio a la Madre del cielo, como hace rato lo vienen haciendo hombres del clero, que toman el tema de los mensajes de Fátima para utilidad propia, desfigurando el verdadero sentido de lo que Virgen María pidió. Vamos al texto, los marcados en rojos son mios.
Oh María, Madre de Dios
y Madre nuestra, nosotros, en esta hora de tribulación, recurrimos a ti. Tú
eres nuestra Madre, nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te
oculta. Madre de misericordia, muchas veces hemos experimentado tu ternura providente,
tu presencia que nos devuelve la paz, porque tú siempre nos llevas a Jesús, Príncipe de la
paz.
Nosotros hemos perdido
la senda de la paz.
Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de
millones de caídos en las guerras mundiales. Hemos desatendido los compromisos
asumidos como Comunidad
de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos
y las
esperanzas de los jóvenes.
Nos hemos enfermado de
avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos
hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo. Hemos
preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la
agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios
de nuestro prójimo y de nuestra casa común.
Hemos destrozado con la
guerra el jardín
de la tierra, hemos herido con el pecado el corazón de nuestro
Padre, que nos quiere hermanos y hermanas. Nos hemos vuelto indiferentes a
todos y a todo, menos a nosotros mismos. Y con vergüenza decimos: perdónanos,
Señor.
En la miseria del
pecado, en nuestros cansancios y fragilidades, en el misterio de la iniquidad del mal
y de la guerra, tú, Madre Santa, nos recuerdas que Dios no nos abandona, sino
que continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de
nuevo. Es Él quien te ha entregado a nosotros y ha puesto en tu Corazón
inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad. Por su
bondad divina estás con nosotros, e incluso en las vicisitudes más adversas de
la historia nos conduces con ternura.
Por eso recurrimos a
ti, llamamos a la puerta de tu Corazón, nosotros, tus hijos queridos que no te
cansas jamás de visitar e invitar a la conversión.
En esta hora oscura,
ven a socorrernos y consolarnos. Repite a cada uno de nosotros: “¿Acaso no
estoy yo aquí, que soy tu Madre?”. Tú sabes cómo desatar los enredos de nuestro corazón y
los nudos de nuestro tiempo. Ponemos nuestra confianza en ti.
Estamos seguros de que tú, sobre todo en estos momentos de prueba, no desprecias
nuestras súplicas y acudes en nuestro auxilio.
Así lo hiciste en Caná
de Galilea, cuando apresuraste la hora de la intervención de Jesús e
introdujiste su primer signo en el mundo. Cuando la fiesta se había convertido
en tristeza le dijiste: «No tienen vino» (Jn 2,3).
Repíteselo otra vez a Dios, oh Madre, porque hoy hemos terminado
el vino de la esperanza, se ha desvanecido la alegría, se ha aguado la
fraternidad. Hemos perdido la humanidad, hemos estropeado la paz. Nos hemos
vuelto capaces de todo tipo de violencia y destrucción. Necesitamos
urgentemente tu ayuda materna.
Acoge, oh Madre,
nuestra súplica.
Tú, estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de
la guerra.
Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de
reconciliación.
Tú, “tierra del Cielo”, vuelve a
traer la armonía de Dios al mundo.
Extingue el odio,
aplaca la venganza, enséñanos a perdonar.
Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear.
Reina del Rosario,
despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar.
Reina de la familia humana, muestra a los pueblos la senda de la
fraternidad.
Reina de la paz, obtén para el mundo la paz.
Que tu llanto, oh
Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has
derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el
ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz.
Que tus manos maternas
acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu
abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que
tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada.
Santa Madre de Dios,
mientras estabas al pie de la cruz, Jesús, viendo al discípulo junto a ti, te
dijo: «Ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,26), y así nos encomendó a ti. Después dijo
al discípulo,
a cada uno
de nosotros: «Ahí tienes a tu madre» (v. 27).
Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra
historia. En esta hora la
humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita
encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti.
El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor,
recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos
diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.
“Por eso,
Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu
Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de
manera especial Rusia y Ucrania.
Acoge este
acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra,
provee al mundo de paz. El “sí” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la
historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz
llegará.”
A ti, pues,
te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las
aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo.
Que a través de ti la
divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz
vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el
Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios.
Tú que eres “fuente
viva de esperanza”, disipa la sequedad de nuestros corazones. Tú que has
tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión. Tú
que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz. Amén.
Comentario de Nicky Pío: Este
texto que por respeto a María no quiero decir lo que es realmente, no obstante
la virgen lo sabe. Voy hacer un audio donde voy a comentar este texto. Y sobre
todo los puntos en marcados en rojo. Si lo puedo hacer hoy estará publicado
para la noche (hora de Argentina). Para los que conocen su Religión Católica, mis
explicaciones están demás. Ayer hice un audio en IVOOX está en mi blog, y ahora
también pueden oír el audio formato vídeo desde YouTube. Ya dije que esto
pasaría, no es difícil saberlo, conociendo a esta gente y cómo piensan es más
que sencillo adelantarse en la jugada. Ahora hay grupos (gente del clero) que
está tratando de confundir y engañar a los fieles incautos. Dios les perdone y
no les tenga encuenta semejante vileza. A pesar que esa gente no tiene el más
mínimo respeto por la Virgen maría. Por suerte no todo el clero y tampoco todo
los fieles cayeron en la trampa y eso si me da esperanza. A pesar que esta es
la hora de las tinieblas por voluntad de Dios, el enemigo tiene el poder y sólo
nos queda Rezar y pelear. Al fin de los tiempos vendrá la verdadera victoria, la
victoria definitiva contra el mal, que está reservada sólo a Cristo Nuestro
Señor. Hasta que ese momento llegue ningún católico debe bajar los brazos ante
los ataques contra Nuestra Religión Católica, contra Cristo, y contra la
Iglesia y María Santísima.
Qué nuestra Madre Santísima nos ayude para poder dicernir y san Miguel nos defienda para no caer en el engaño y mentira bendiciones Juan de Dios hay que estar vigilantes muchas gracias.
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