¿Por qué a permitió Jesucristo que el demonio le tentase?
Jesús, dice el evangelista San Mateo,
fué conducido por el Espíritu al desierto, para que el demonio le tentase. (San
Mateo. IV. 1).
Quiso Jesucristo
ser tentado: 1)
Para enseñarnos a resistir a las tentaciones, y convencernos de qne hemos de
ser experimentados para salvarnos. 2) Para enseñarnos que la tentación no es un
pecado. 3) Para probamos
que con la gracia se pueden vencer todas la tentaciones. 4) Para manifestarnos que es nuestro hermano. 5) Para
patentizarnos que ha cargado con nuestras miserias. 6) Para decirnos que hemos de preparamos a
todas las tentaciones y esperarlas. 7) Quiso
ser tentado para vencer al demonio. Jesucristo ha sido tentado, dice San Agustín, para que el cristiano no fuese vencido por el
tentador, y vencedor Jesucristo, fuésemos nosotros también vencedores (In Psal.
XC).
Los santos no están exentos de tentaciones; Quienes están más
tentados que los otros.
Se ha
dado a mi carne un aguijón, el ángel de Satanás, que me abofetea, dice el gran Apóstol: (II.
Cor. X II. 1). Y exclamaba: ¡Qué desgraciado soy! ¿Quién me librará de este
cuerpo de muerte? (Rom. VII. 24). Veo
en mis miembros otra ley que combate la ley de mi espíritu, y me cautiva bajo
la ley del pecado, que está en mis miembros. (Rom. VII. 23).
Los justos son tentados como los demás
hombres, dice la Sabiduría. (XVIII. 20). No son los buques vacíos los que temen a
los piratas, dice San Crisóstomo, sino los que están cargados de oro de plata
y de piedras preciosas: de la misma
manera el demonio no atormenta fácilmente al pecador, sino más bien al justo, en quien se
hallan grandes riquezas en virtudes y en méritos.
Cuando adelantamos en virtud, dice San Gregorio,
los espíritus malos siempre llenos de cruel envidia contra los que practican el
bien, tratan de tentarnos más: (Lib. XXIX. Moral.)
A medida que el ardor de obrar bien aumenta,
dice el venerable Beda, el deseo
furioso de enfriarnos e impedirnos practicar la virtud crece en los espíritus inmundos;
no cesan de preparamos emboscadas por todas partes, (In. Lib. 1Reyes)
Así el Espíritu Santo advierte
a las almas fieles que se precavan centra los ataques de los espíritus
malignos. Hijo mío, así que queráis servir al Señor, permaneced en la justicia
y en el temor, y preparad vuestra alma a la tentación. (Eccli. II. 4)
San Hilario de Poitiers nos dice: Los demonios tientan más a
los Santos, porque su triunfo es extraordinario, si pueden vencerlos. (
Eutemio añade: Allí donde el demonio, que es un ladrón, ve
riquezas espirituales, allí dirige su ejército y sus armas.
Por esto compara San Crisóstomo los
demonios a los piratas que se lanzan con una audacia y un furor tanto mayores,
cuanto más cargado va el buque que acometen. (Homil. XXXI. in Genes.)
Comprendamos bien, dice San León, que
cuanto más nos dediquemos a nuestra salvación, con mayor impetuosidad se arrojarán
sobre nosotros nuestros adversarios: (Serm. I. de Quadrag.)
Jamás cesan las pruebas de la persecución mientras
se practica la piedad, añade el mismo Santo. (Serm. IX. de Quadrag.)
Ya lo predijo Jesucristo: Sereís odiados por
todos los hombres a causa de mi nombre: (Mateo. XXIV.) Si el mundo os aborrece,
sabed que me ha aborrecido primero. Si hubieseis sido del mundo, el mundo amaría
lo que es suyo; pero, porque no sois del mundo y os he escogido de en medio del
mundo, por esto os aborrece el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho:
El siervo no es mayor que el amo. Si me han perseguido, os perseguirán también.
(Juan. XV. 18 20). Sereís oprimidos en el mundo. (Juan. XVI. 33).
Podemos ser mártires
sin la cuchilla, dice San Gregorio, si tenemos
paciencia en las tentaciones (Moral).
“Tesoros
de Cornelio Á Lápide”
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