viernes, 26 de septiembre de 2025

¡SOY YO!


 


   Jesús habla a las almas, mostrándoles su Corazón circundado de espinas, abrasado en caridad eterna.

 

   Y mientras ellas vagan errantes, como nave sin piloto, mientras buscan la felicidad lejos de Dios y a Dios como al acaso, sin ofrecerle nunca su ternura, ni el tributo de su adoración; Él, el Corazón amantísimo del Redentor, les habla, les repite:

 

Venid a mí. Yo soy el camino.

 

   Y si por todas partes los rayos de la gloria mundanal las fascina sin disipar por eso la densa obscuridad que las envuelve; si las falsas doctrinas hielan sus energías y extinguen sus más nobles sentimientos, el Corazón de Dios, les dice sin cansarse:

 

Yo soy la verdad.

 

   ¡Oh! Señor si Tú eres el camino, si Tú eres la verdad, te seguiremos; pero, ¡ahí somos tan débiles. Es tan arduo el sendero que lleva a la virtud. ¿Dónde encontrar la fuerza, dónde el vigor para vencer, para seguir en pos de tu ley santa? Jesús responde: en Mí.

 

Yo soy la vida.

 

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