Por
concesión del Papa Pío IX, mediante rescripto de la S. C. de Indulgencias, de
26 de Noviembre de 1876, se obtienen 300 días de Indulgencia por cada día de la
Novena, e Indulgencia Plenaria al finalizarla, con las condiciones
acostumbradas. Puede rezarse en cualquier momento del año, pero especialmente
en preparación a su solemnidad (19 de Marzo) y la fiesta de su Patrocinio sobre
la Iglesia (segundo Miércoles después de la Octava de Pascua).
COMENZAMOS: 10 de marzo.
FINALIZAMOS: 18 de marzo.
FESTIVIDAD: 19 de marzo.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por
ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, y apartarme de
todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me
fuera impuesta. Ofrezcoos, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de
todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y
misericordia infinita, que los perdonaréis, por los méritos de vuestra
preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y
perseverar en vuestro santo amor y servicio hasta la muerte. Amén.
ORACIÓN PREPARATORIA
INICIAL
Glorioso protector de la Iglesia, bendito San José, padre adoptivo del niño
Jesús, y esposo castísimo de María Virgen; nuestra eterna salud y el remedio de
la presente necesidad están en vuestra mano, pues para bien de todos los que en
Vos confían, os ha constituido el Señor como jefe de su familia y príncipe de
su heredad. Contritos por nuestras
culpas y animados de firme esperanza acudimos a Vos, benignísimo Patriarca,
suplicándoos que atendáis a los ruegos que en esta novena os dirigimos.
DÍA PRIMERO - 10 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA MADRE DE DIOS
A la Sabiduría divina tocaba dar por esposo
a la Virgen un varón digno de su inefable excelsitud; por lo cual hubo de ser
adornada el alma de San José con carismas superiores a los de todos los demás
elegidos. ¡Me
regocijo con Vos, oh santo mío, por tan aventajadas prerrogativas, a las cuales
correspondisteis, como varón justo, velando por la Madre de Jesús en los
peligros, siendo testigo y custodio de su virginidad y mostrándoos en todos los
instantes particionero así de los júbilos como de las amarguras de su corazón!
Concédeme Santísimo patriarca, por tan
fieles servicios, afecto muy sincero hacia vuestra virginal esposa, Madre y
señora mía, y asimismo el socorro que os pido en esta novena. Amén.
—Pídase
la Gracia que desea obtener.
—Luego,
en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de
los siete dolores y gozos de San José.
EJEMPLO: GRACIAS DE SAN JOSÉ
San
José nos
ha escuchado siempre en las necesidades temporales. Refugiados los misioneros
del Corazón de María en Thuir (Francia) durante la revolución liberal en
España, les proporcionó casa adecuada donde albergarse. Más adelante vino a
faltar el agua, pero el Santo Patriarca hizo que en el terreno propio de la
casa se descubriera un rico y abundante manantial. Justo, es decir, para
aumento de la confianza entre los fieles, que toda la historia de los
misioneros claretianos se ha entretejido con favores logrados con la mediación
del Patriarca San José.
ORACIÓN PARA TODOS LOS
DÍAS
Felicísimo San José, lirio
escogido de la casa de David, que con vuestro perfume alentáis la confianza de
los desterrados en este valle de dolores; interceded
por nosotros, alcanzadnos completa remisión de las culpas y perseverancia en el
camino de los divinos mandamientos. Venid en nuestro amparo en la hora de la
muerte y merezcamos exhalar el último suspiro invocando junto con vuestro
nombre los dulcísimos de Jesús y de María.
Jesús,
José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús,
José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús,
José y María, con vosotros descanse en paz el alma mía.
GOZOS DEL GLORIOSO
PATRIARCA Y ESPOSO DE MARÍA, SAN JOSÉ
Pues
sois santo sin igual
Y
de Dios el más honrado:
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Antes
que hubieseis nacido,
Ya
fuisteis santificado,
Y
ab ætérno destinado
Para
ser favorecido:
Nacisteis
de esclarecido
Linaje
y sangre real.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Vuestra
vida fue tan pura
Que
en todo sois sin segundo:
Después
de María, el mundo
No
vio más santa criatura;
Y
así fue vuestra ventura
Entre
todos sin igual.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Vuestra
santidad declara
Aquel
caso soberano,
Cuando
en vuestra santa mano
Floreció
la seca vara;
Y
porque nadie dudara,
Hizo
el Cielo esta señal.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
A
vista de este portento,
Todo
el mundo os respetaba,
Y
parabienes os daba
Con
alegría y contento;
Publicando
el casamiento
Con
la Reina celestial.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Con
júbilo recibisteis
A
María por esposa,
Virgen
pura, santa, hermosa,
Con
la cual feliz vivisteis,
Y
por Ella conseguisteis
Dones
y luz celestial.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Oficio
de carpintero
Ejercitásteis
en vida,
Para
ganar la comida
A
Jesús, Dios verdadero,
Y
a vuestra Esposa, lucero,
Compañera
virginal.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Vos
y Dios con tierno amor
Daba
el uno al otro vida,
Vos
a Él con la comida,
Y
Él a Vos con su sabor:
Vos
le disteis el sudor,
Y
Él os dio vida inmortal.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Vos
fuisteis la concha fina,
En
donde con entereza
Se
conservó la pureza
De
aquella Perla divina,
Vuestra
Esposa y Madre digna,
La
que nos sacó de mal.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Cuando
la visteis encinta,
Fue
grande vuestra tristeza;
Sin
condenar su pureza,
Tratabais
vuestra jornada;
Estórbala
la embajada
De
aquel Nuncio celestial.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
“No
tengáis, ¡oh José!, espanto
–El
Paraninfo decía–:
Lo que
ha nacido en María
Es del
Espíritu Santo”:
Vuestro
consuelo fue tanto,
Cual
pedía caso tal.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Vos
sois el hombre primero
Que
visteis a Dios nacido;
En
vuestros brazos dormido
Tuvisteis
aquel Lucero,
Siendo
Vos el tesorero
De
aquel inmenso caudal.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Por
treinta años nos guardásteis
Aquel
Tesoro infinito
En
Judea, y en Egipto
A
donde lo retirásteis;
Entero
nos conservasteis
Aquel
rico mineral.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Cuidado,
cuando perdido,
Os
causó y gran sentimiento
Que
se os volvió en contento
Del
Cielo restituido;
De
quien siempre obedecido
Sois
con amor filial.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
A
vuestra muerte dichosa,
Estuvo
siempre con Vos
El
mismo humanado Dios,
Con
María vuestra Esposa:
Y
para ser muy gloriosa,
Vino
un coro angelical.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Con
Cristo resucitásteis
En
cuerpo y alma glorioso,
Y
a los Cielos victorioso
Vuestro
Rey acompañasteis,
A
su derecha os sentasteis
Haciendo
coro especial.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Allá
estáis como abogado
De
todos los pecadores,
Alcanzando
mil favores
Al
que os llama atribulado:
Ninguno
desconsolado
Salió
de este tribunal.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Los
avisos que leemos
De
Teresa nuestra madre,
Por
Abogado y por Padre
Nos
exhorta que os tomemos:
El
alma y cuerpo sabemos
Que
libráis de todo mal.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Vio
vuestro poder, y un día
El
Pontífice Pío noveno
A
Vos como a su Patrono
Toda
la Iglesia confía;
Humilla,
pues, la osadía
Del
ejército infernal.
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Pues
sois santo sin igual
Y
de Dios el más honrado,
Sed,
José, nuestro abogado
En
esta vida mortal.
Antífona: Lo constituyó Señor de su casa y Príncipe
de su heredad.
. Ruega por nosotros, oh bienaventurado San José.
. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de
Cristo.
ORACIÓN
Oh Dios, que, con inefable
providencia, te dignaste elegir a San José para Esposo de tu Santísima Madre:
haz, te suplicamos, que al que veneramos en la tierra como Protector,
merezcamos tenerle por intercesor en los cielos. Tú que vives y reinas con Dios
Padre en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
MEMORÁRE A SAN JOSÉ
Acordaos,
¡oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San José!, que
jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra protección e implorado
vuestro auxilio sin haber sido consolado. Lleno, pues, de confianza en vuestro
poder, ya que ejercisteis con Jesús el cargo de Padre, vengo a vuestra
presencia y me encomiendo a Vos con todo fervor. No desechéis mis súplicas,
antes bien acogedlas propicio y dignaos acceder a ellas piadosamente. Amén.
(Por esta
oración sola, 300 días de indulgencia al día si se reza devotamente, e
Indulgencia plenaria al mes al que la hubiere rezado todos los días,
confesándose, comulgando y visitando una iglesia. - Pío IX, Rescripto del 26 de
junio de 1863)
ORACIÓN A SAN JOSÉ
PARA PEDIR UNA MUERTE SANTA
Poderosísimo
Patrón del linaje humano, amparo de pecadores, seguro refugio de las almas,
eficaz auxilio de los afligidos y dulce consuelo de los desamparados, José
gloriosísimo, el
último instante de mi vida ha de llegar sin remedio, y mi alma sin duda ha de
agonizar terriblemente acongojada con la formidable representación de mi mala
vida y de mis muchas culpas. El paso a la eternidad me ha de ser sumamente
espantoso. El demonio, mi enemigo, me ha de combatir con todo el poder del
Infierno, a fin de que yo pierda eternamente a mi Dios. Mis fuerzas en lo
natural han de ser nulas, y no he de tener en lo humano quien me ayude, me
ampare y me defienda. Desde ahora, para
entonces os invoco, Padre mío. A vuestro patrocinio me acojo, asistidme en
aquel trance para que yo no falte en la Fe, en la Esperanza, ni en la Caridad.
Cuando Vos moristeis, vuestro Hijo y mi Dios, y vuestra Esposa y mi Señora,
ahuyentaron a los demonios para que no se atreviesen a atormentar vuestro
espíritu. Por estos favores, y por los que en vida os hicieron, os pido que los
ahuyentéis Vos a estos mis enemigos, y acabe yo la vida en paz amando a Jesús,
María y a Vos, oh José mío. Amén.
Jesús,
José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús,
José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús,
José y María, recibid, cuando muera, el alma mía.
ORACIÓN DEL SIGLO I
San José, cuya protección es tan
grande, tan poderosa y eficaz ante el Trono de Dios, en vuestras manos entrego
todos mis intereses y mis deseos.
San
José, asistidme con vuestra
poderosa intercesión. Obtened por mí, de vuestro Divino Hijo, Nuestro Señor,
todas las bendiciones espirituales que necesito, a fin de que, habiendo
conseguido, aquí en la tierra, la ayuda de vuestro poder celestial, pueda
ofrecer mi gratitud y homenaje al Padre más Amoroso.
San
José, nunca me cansaré de
contemplaros con el Niño Jesús dormido en vuestros brazos. No me atrevo a
acercarme mientras que el Niño reposa sobre vuestro corazón. Abrazadle
fuertemente en mi nombre; y de parte mía, besad su fina y delicada Cabecita.
Luego, suplicadle que me devuelva ese beso a la hora de mi último suspiro.
San
José, Patrón de los moribundos, rogad por mí. Amén.
CONSAGRACIÓN A SAN
JOSÉ
San José dulcísimo, y Padre amantísimo de mi
corazón, a ti te elijo como mi
protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y
satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanísimas
vanidades.
Yo te
suplico con todo mi corazón, por tus siete dolores y gozos, que me alcances de
tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de
emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma.
Alcánzame vivas luces para conocer la
gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas,
propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las
tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud, particularmente
lo que te pido en esta oración, y una cristiana disposición para morir bien.
Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y
esto es lo que, mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y
Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por
siempre, y por una eternidad. Amén.
BENDITA SEA TU
HUMILDAD
Bendita sea
tu humildad
¡Oh
José del alma mía!
Pues todo un
Dios se gloría
De ella y de
tu castidad
¡Oh
pasmo de santidad!
A ti clamo,
en ti confío.
Sedme
favorable y pío
En mi vida y
en mi muerte
Y en trance
tan duro y fuerte:
No me dejes,
Padre mío.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO - 11
DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, NUTRICIO DEL HIJO DE DIOS
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
¡Oh
feliz varón, bienaventurado José,
a quien le fue concedido no sólo ver y oír al Dios a quien
muchos reyes quisieron ver y no vieron, oír y no oyeron, sino también
abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo! ¡Qué dulcedumbre, cuantas luces y
que amor tan inmenso no inundarían vuestra alma cuando la mirada del Hijo de
Dios reposaba en Vos y oíais de sus labios el nombre de padre! Con
hermosa verdad ha cantado la Iglesia de Vos que ya en este mundo gozasteis por
modo inefable de la beatitud de los santos en el paraíso. Alcanzadme, por ese merecimiento singularísimo, que pueda servirle
con corazón limpio y buenas obras, de modo que en la vida futura merezca
alcanzar el eterno galardón. Amén.
—Pídase
la Gracia que desea obtener.
—Luego,
en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de
los siete dolores y gozos de San José.
EJEMPLO: LAS JOYAS DE LA BEATA MARGARITA DE CITTÁ DI
CASTELLO
Fue esta religiosa dominica, según el
testimonio de los historiadores de su vida, singularmente devota del Santo
Patriarca. Al recordar las prerrogativas de que él estaba adornado, pensaba
también en el Niño Jesús y en la Virgen Madre. Los tres nombres de Jesús, María
y José constituían todo su amor. “Oh, ¡si supierais
qué tesoro tengo en mi pecho!”, se
le oía exclamar a Sor Margarita. Sucedió pues, que, habiendo fallecido, fue
abierto su corazón, hallándose encerradas en él, como en un relicario, tres
perlas preciosas. En la del centro, se veía el Niño Jesús reclinado sobre las
pajas del pesebre, en la de la derecha a la Virgen Santísima, ceñida la frente
con diadema de oro. En la perla de la izquierda, San José revestido con manto
de gloria y sobre su cabeza una paloma blanca. Jesús, María y José eran
realmente el tesoro de Sor Margarita.
—Las Oraciones y los Gozos se rezarán todos
los días.
DÍA TERCERO - 12 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, CASTÍSIMO
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
Asombra
la pureza acrisolada de San José.
Dios
ha querido darnos la medida de ella, confiándole la custodia de la que es
Virgen de vírgenes, la virginidad misma. Limpio fuisteis, santísimo Patriarca,
en vuestros pensamientos, afectos y acciones. Limpio como los cielos, y los
ángeles bajaban a conversar con Vos. Limpio como la fuente del paraíso, y en
vuestra alma se reflejaba el candor de la pureza inefable de María. Limpio como
el arca de Dios fabricada de oro y de madera incorruptible, y en Vos tuvo su
descanso el Verbo divino.
Concededme, castísimo santo mío, un amor acendrado a la pureza de
alma y cuerpo, a esta virtud tan combatida de duras tentaciones como agradable
a los ojos del Altísimo. Amén.
—Pídase
la Gracia que desea obtener.
—Luego,
en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de
los siete dolores y gozos de San José.
EJEMPLO: “¡SAN JOSÉ, SALVADME!”
Como precioso don del Cielo guardaba la
joven Juana de Roek su virginidad. Un día, se vio asaltada por la ciega pasión
de un joven libertino. Aterrada la pudorosa doncella, sin poder ocultarse a la
presencia del tentador, ni llamar en su auxilio a criatura humana, lanza un
grito suplicante: “¡San José,
salvadme! ¡Defendedme, castísimo
Patriarca!”. Y
súbitamente sintió el joven perverso que un poder superior descargaba sobre él,
descoyuntaba sus fuerzas, le dejaba embargado de estupor y clavados en la
tierra los pies, enormemente pesado y sin movimiento.
—Las Oraciones
y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA CUARTO - 13 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, PRUDENTISIMO
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
¡Cuán admirables fueron vuestros caminos, santísimo Patriarca! Como Jefe de la Sagrada
Familia, pesaba sobre Vos abrumadora responsabilidad acerca de su suerte, y,
sin embargo, jamás hubisteis de enmendar vuestros pasos. Porque buscabais la
lumbre del cielo, pacientemente la esperabais; y luego de conocida la voluntad
del Señor, procedíais sereno, sin vacilar. Yo debo, prudentísimo Santo,
reflexionar en mis acciones, pedir consejo de discretos, recurrir con voluntad
de acertar a la oración. Los enemigos me asedian, y el ángel de las tinieblas
me tiende a toda hora lazos.
¡Enviad, bendito Santo mío, la luz tranquila
y celestial de vuestra prudencia a mi alma, para no errar en los peligrosos
senderos del mundo! Amén.
—Pídase
la Gracia que desea obtener.
—Luego,
en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de
los siete dolores y gozos de San José.
EJEMPLO: SUMA PRUDENCIA EN VOLVER A DIOS
He aquí lo que escribía un joven: “Hacía algún
tiempo que me entregaba al mal con mayor desenfreno que nunca. Pecaba sin
rubor, sin miramiento; pero a la vez me sentía aburrido de pesar y casi víctima
de desesperación... Un día se me ocurrió el pensamiento de hacer una novena a
San José, prometiéndole que, si me obtenía la verdadera conversión al Señor,
haría que llegara al testimonio de todos esta gracia tan grande como
inmerecida. Los impulsos que sentía de rendirme a Dios eran fuertes; pero a
pesar de ellos, seguía yo siendo esclavo de mis pasiones, y no me sentía con
valor ni siquiera para rezar. En semejantes inquietudes llegaron los días de
ejercicios, que en el colegio se hacen todos los años, y con ganas o sin ellas,
empecé la novena del glorioso San José. Mis súplicas no tardaron mucho en ser
oídas y, alabado sea el nombre de Dios, al tercer día hice confesión general de
mi vida, entablando las paces con Dios, a quien tantas veces y tanto había
ofendido. No puedo explicar la dicha que llenó entonces mi alma, y que ahora
recordándola vuelve a hacerme feliz. Yo puedo asegurar que esté contento lo
debo por entero a San José y a la Virgen María, refugio de pecadores”.
—Las
Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA QUINTO - 14 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, FORTÍSIMO
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
¡Cuán
probada fue vuestra vida, santísimo Patriarca! Soportasteis
fatigas y toda clase de desvelos, pero en medio de todo, confiabais en Dios con
absoluta tranquilidad. Obtenedme, Santo mío,
pues conocéis mi extrema fragilidad, auxilios abundantes para que, entre tantas
mudanzas y accidentes de cosas temporales, nunca aparte mis ojos del bien
eterno, ni abandone el propósito de cumplir la voluntad del Señor. Amén.
—Pídase
la Gracia que desea obtener.
—Luego,
en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de
los siete dolores y gozos de San José.
EJEMPLO: OFRENDA Y ELECCIÓN
Refieren las crónicas franciscanas que un
día, acompañado de su santa Esposa, se apareció San José a la venerable madre
Ana Rodríguez. Mientras que María la recomendaba a su divino Hijo, José le
presentó un vaso cargado de dos clases de viandas, una muy dulce, y la otra muy
amarga, y le dijo: “Hija mía, elegid
cuál de estas dos viandas os agradará en lo sucesivo”. La religiosa, que era
muy devota de San José, y acordándose de los sufrimientos de la Sagrada
Familia, eligió la amarga. Entonces el Santo le mostró una cruz muy bella, pero
muy pesada, diciéndole: “Hija mía, has hecho
una excelente elección: de aquí adelante tendrás la cruz con todas sus
amarguras; pero regocíjate, porque en ella encontrarás medio para hacerte
grandemente agradable a los ojos de Dios”.
—Las
Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA
SEXTO - 15 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, EJEMPLO DE OBREROS
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
En la
existencia de San José concurre el trabajo al
desarrollo de los planes de la divina Providencia. Se ocupaban los brazos y
rezaba el corazón. Sudaba la frente, y el ánimo se refrigeraba con la alegría
del deber cumplido. “El pan que da el trabajo es
más sabroso que la escondida miel, y nunca lo gustó más deleitable el paladar
de los reyes”. Más si al conocerlo, en vez de elevar los ojos al cielo
para dar gracias a Dios, se vuelve hosca la mirada contra el rico porque le ha
tocado un pedazo más blando o más tierno, cunde hasta las entrañas el fermento
de la envidia y de los odios, la caridad se ausenta y la armonía social es
reemplazada por la guerra de clases. Igualdad absoluta de fortunas es sueño
desaconsejado. No nace el bienestar sino la moderación de los deseos dentro de
los límites de la ley divina.
¡San José, ejemplo de obreros, enseñadnos a
santificar el trabajo de cada día! Apagad las llamas del odio, disipad el error
y haced que se extienda en el alma del rico y del pobre, del patrono y del
obrero, el fuego santo de la justicia y de la caridad según el Evangelio! Amén.
—Pídase la Gracia que
desea obtener.
—Luego, en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave
María y Gloria, en honor de los siete dolores y gozos de San José.
EJEMPLO: DOBLE GANANCIA
Excusábase un artesano por trabajar en día
de fiesta, alegando que la pobreza le obliga. Pero un caballero devoto de San
José prometió que lo socorrería, con tal que no dejara de asistir a la misa.
Transcurrido algún tiempo, visitó el caballero al menestral; iba a entregarle
unas monedas de oro en premio de haber guardado el domingo. Mas sorprendido el
obrero, exclamó “Señor,
yo soy el que quedo deudor con Vd. No he perdido nada dejando de trabajar los
domingos. Con ir a misa, oía el sermón y he aprendido cosas buenas que antes no
sabía. Ahora me conformo cuando tengo que sufrir... Y hace algún tiempo que me
gusta rezar”. El caballero se sonrió
amable, puso siempre en manos del trabajador las monedas, aunque no sin
recomendarle que acudiera a San José y le diera gracias, pues él tenía por
seguro que el Santo Patriarca le había escuchado una vez más entre cien,
Patrono de los obreros.
—Las
Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO - 16 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, ORNAMENTO DE LA VIDA DOMÉSTICA
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
Contemplemos
la gloria de la casa de Nazaret.
Allí
la oración que, unas veces del fondo del alma y otras veces de los labios
brota, perfuma el hogar y se eleva a los cielos. Allí la caridad intensa y
pura, que une en el corazón de Jesús los corazones de María y San José,
resplandece incesantemente sobre toda la tierra. Mas el mundo no conoció cuán
amable era la habitación de Dios con los hombres.
¡Ah, bondadosísimo José, muchas hay todavía que lo desconocen! Sin lazos
de amor, sin oración, sin templanza en las costumbres, sin desvelo a favor de
sus hijos, descaece el hogar y pierde la flor de todos sus encantos.
¡Bendito sea
San José, Jefe de la Sagrada Familia y ornamento de la vida doméstica! Defended
del contagio del siglo engañador nuestros hogares cristianos. Amén.
—Pídase
la Gracia que desea obtener.
—Luego,
en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de
los siete dolores y gozos de San José.
EJEMPLO: PROTECCIÓN DE SAN JOSÉ
Lloraba una madre viuda la ausencia del más
joven de sus hijos, incorporado al ejército durante la guerra franco-prusiana.
Por devoción a San José determinó socorrer todos los días a algún pobre,
convencida de que el Santo Patriarca le correspondería protegiendo en los
peligros en la campaña de su hijo. Una noche oraba la señora como de costumbre,
delante de la imagen del Santo, cuando oye que llaman a la puerta. Era su hijo,
que por la mediación de San José retornaba sano y salvo al hogar.
—Las
Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA OCTAVO - 17 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, PATRONO DE LOS MORIBUNDOS
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
¡Muerte
dichosa y bienaventurada la vuestra, santísimo José! Expirasteis
reclinado en los brazos de Jesús y teniendo a vuestro lado a la Inmaculada
Virgen María. Muerte feliz, como nunca se había visto en la tierra, desde que
en el paraíso fue fulminada la sentencia contra el hombre formado del polvo.
Castigados los hijos de Adán, mueren unos entre dudas y remordimientos, otros
abandonados en soledad; aquellos que no han oído que a sus puertas llamara la
mano amiga del sacerdote para traerles los auxilios de la religión, más lejos
se cierran los ojos de muchos en espesas sombras de la ignorancia o del
paganismo, sin haber descubierto la lumbre salvadora del Evangelio.
Glorioso San
José, Patrono de los moribundos, por la dulzura de vuestra última hora en
compañía de Jesús y asistido de la Santísima Virgen, favoreced mi alma en este
trance y asistid en todos los momentos a cuantos en este valle de lágrimas
exhalan el último suspiro. Amén.
—Pídase
la Gracia que desea obtener.
—Luego,
en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de
los siete dolores y gozos de San José.
EJEMPLO: ESPERANZA CUMPLIDA
Después de dos años de enfermedad, se vio
cercano a la agonía el magistrado señor de la Bené. A pesar de todo confiaba no
morir sino en la fiesta de San José. En efecto, el 19 de Marzo, muy de mañana,
entraba por última vez en la alcoba del paciente la Majestad adorada de nuestro
Dios Sacramentado. El señor de la Bené continuaba en pleno uso de sus
facultades, se entretuvo hasta media mañana en piadosos coloquios. Después
pareció dormir, y expiró plácidamente. Aun alcanzaron a decirse varias misas
aquel día por su alma, con lo cual se cumplía punto por punto lo que el señor
de la Bené había, lleno de confianza, suplicado a San José.
—Las
Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA NOVENO - 18 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
Contempló un día Santa Gertrudis
cómo los bienaventurados en el Paraíso inclinaban su frente circundada de
resplandores al oír pronunciar el nombre bendito de San José. ¡En Vos, santísimo amparo de la Iglesia, se regocijan
nuestros corazones y en vuestro patrocinio confiamos! En cualesquiera
tribulaciones que recurramos a Vos, nos escucharéis y seréis todos los días
nuestro protector. Haced, benignísimo
Patriarca, que la senda de la vida de vuestros devotos se conserve siempre
inmaculada y virtuosa, y caminemos constantemente amparados bajo el manto de
vuestra protección. Amén.
—Pídase
la Gracia que desea obtener.
—Luego,
en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de
los siete dolores y gozos de San José.
EJEMPLO: CORONAS Y PATROCINIO DE SAN JOSÉ
El Vicario de Cristo, los pueblos cristianos
y sus gobernantes han estado persuadidos del patrocinio universal de San José.
Varias imágenes del Santo han sido coronadas en Europa y en América.
Celebradísima es y conocida en el mundo la advocación de San José de la
Montaña. Magnífico y no interrumpido culto se despliega en su capilla milagrosa
y en la basílica que tiene dedicada en Barcelona. De todos los países de la
cristiandad afluyen cartas en demanda de favores o en acción de gracias por
favores recibidos. Cientos y cientos de prodigios se publican cada mes
obtenidos por la protección de San José de la Montaña. La prodigiosa imagen fue
coronada en nombre del Sumo Pontífice con preciosísima corona y rayos de oro
salpicados de pedrería.
Hechos tan expresivos nos invitan a
considerar y grabar en nuestra memoria las palabras de fray Bernardino de
Bustis: “Quien suspire por obtener cualquiera gracia del Altísimo, tome
por Abogado a San José ante la Virgen, su benditísima Esposa, y ante
Jesucristo, Señor Nuestro; de esta manera todo lo alcanzará del Padre
Celestial”.
—Las
Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
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