lunes, 11 de agosto de 2025

LA ALEGRÍA DE UNA BUEN CONCIENCIA – “LA IMITACIÓN DE CRISTO” de Tomás de Kempis.


 

  La gloria de un hombre virtuoso es el buen testimonio de su conciencia. Ten una buena conciencia y siempre tendrás alegría. Una buena conciencia sufre mucho y se mantiene alegre en la adversidad. Una mala conciencia siempre está inquieta y asustada.

 

   Disfrutarás de una dulce paz si tu corazón no te acusa de nada. No te regocijes excepto cuando hagas algo bueno. Los malvados nunca tienen verdadera alegría ni sienten paz interior, porque el Señor dijo: «No hay paz para los malvados ».Y si dicen: «Vivimos en paz, no nos sobrevendrá ningún mal», ¿quién se atreverá a ofendernos? No les crean; porque de repente la ira de Dios se levantará contra ellos, y sus obras serán en vano, y sus pensamientos perecerán.

 

   No es difícil para quienes aman jactarse en la tribulación, porque jactarse de esta manera es jactarse en la cruz del Señor. La gloria que el hombre da y recibe es efímera. La gloria del mundo siempre va acompañada de tristeza. La gloria de los buenos está en su conciencia, no en la boca de los hombres.

 

   El gozo de los justos es de Dios y está en Dios, y su gozo proviene de la verdad. Quien desea la gloria verdadera y eterna no se preocupa por la gloria temporal. Quien busca la gloria temporal o no la desprecia con todo su corazón es señal de que no ama la gloria celestial.

 

   Gran paz de corazón tiene quien no se preocupa por la alabanza ni por los insultos. Quien tiene la conciencia tranquila estará fácilmente contento y en paz.

 

   «NO ERES MÁS SANTO POR QUE TE ELOGIEN, NI PEOR POR QUE TE INSULTEN. LO QUE ERES ANTE DIOS, ESO ES LO QUE ERES, Y NADA MÁS»

 

   Porque los hombres te estiman, no puedes ser más grande ante Dios de lo que eres. Si prestas atención a lo que eres por dentro, no te importará lo que te digan los hombres.

 

   «EL HOMBRE MIRA EL ROSTRO, PERO DIOS EL CORAZÓN, EL HOMBRE CONSIDERA LAS OBRAS, Y DIOS PESA LAS INTENCIONES».

 

   Trabajar siempre bien para Dios y su gloria, y tenerse en menos de lo que se vale, es señal de un alma humilde. 

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