CRISTO: Hijo
mío, yo dije: “O
dejo mi paz, os doy mi paz, yo no la doy como el mundo la da” (juan 14,27)
Todos
desean la paz; pero lo que a la verdadera paz conduce no todos lo procuran.
Mi
paz está con los mansos y humildes de corazón. Tu
paz consistirá en tener mucha paciencia.
Si
me oyes y sigues mis consejos, gozarás de mucha paz.
EL DISCÍPULO: ¿Qué debo hacer, pues?
CRISTO: En toda ocasión vigila tus acciones y palabras; y ten siempre
recta intención de agradarme a mí solo, y de no desear ni buscar nada fuera de
mí.
Además, no juzgues temerariamente de dichos o hechos ajenos, ni
te entrometas en lo que no te importa.
Así
podrá suceder que pocas veces o raramente te turbes.
Porque
no sentir jamás ninguna turbación, ni sufrir nunca molestia alguna, ni en el
cuerpo, ni el alma, no es posible en la vida presente, sino en el estado del
eterno descanso.
No creas haber hallado la paz verdadera por no sentir ninguna
pena, o que todo va bien, por no tener adversarios, o que ya eres perfecto,
porque todo sucede conforme a tus deseos.
Ni tampoco te creas una gran cosa o amado especialmente, por
sentir gran favor y dulzura; porque al hombre verdaderamente virtuoso no se le
conoce en eso, ni consiste en eso el
progreso espiritual y la perfección del hombre.
EL DISCÍPULO: ¿Pues en qué consiste, Señor?
CRISTO: En sacrificarse de todo corazón a la voluntad divina, no
buscando el interés propio ni en lo poco ni en lo mucho, ni en el tiempo ni en
la eternidad, sin mudar de semblante, pesando todas las cosas en la misma
balanza.
Si
tuvieras fortaleza y longanimidad para
esperar, que viéndote privado de la consolación interior prepararas el alma a
sufrimientos aún más graves; si no creyeras que no merecías cosas tan duras, antes reconocieras mi justicia y santidad en cuanto
ordeno; entonces estarías en el camino recto y cierto de la paz, y
tendrías segura esperanza de volver a ver mi rostro entre transportes de
alegría. Y ten entendido que si llegaras al
desprecio perfecto de ti mismo gozarías de una paz tan imperturbable como es
posible en este destierro.
“LA IMITACIÓN DE CRISTO”
Gloria a Dios.. QUIEN COMO DIOS!!! NADIE COMO DIOS!!
ResponderBorrarExcelentes lecciones!!
ResponderBorrarGracias por publicar esto en FB, a veces me pierdo entre tantas cosas. Bendiciones hermano Nicky Pío.