Pero lo que asombra, lo que hasta entonces
no se había visto sino muy raramente, son los testimonios del mismo demonio
sobre la misión que ha recibido y la cual tiene que cumplir de buena o mala
gana.
No es una vez al pasar, sino diez veces por
día que vuelve sobre el tema y que lo proclama: “¡Me veo forzado a alabarte, oh, Maestro Soberano!” exclama—. ¡Las
criaturas están obligadas a reconocerte y reconocer tu poder, tu bondad y
también tu justicia terrible! “Soy
yo, Isacaron, príncipe de los demonios impuros,
que está obligado por orden de Aquel que es todo, a hacer escribir cantidad de
cosas.”
“Estoy obligado a decir cosas que parecen
asombrar a los hombres más sabios: las digo para gloria del Todopoderoso, para
vergüenza y confusión del Infierno.”
“La voluntad de Aquel delante del cual todo
se doblega en el Cielo es que yo, el diablo
Isacaron que poseo el cuerpo de Antoine Gay, hable por su boca, actúe
por sus miembros y haga muecas horribles, lance gritos espantosos, yo, que me
veo forzado por Dios a dar todos los días pruebas de la posesión de este
hombre.”
“¡Oh,
sublime Maestro! ¡Cuánto me haces sufrir! ¡Me obligas a demoler mis fuertes,
mis bastiones! Que sea maldito el momento en que yo entré en este cuerpo. Nunca
hubiese creído verme forzado a trabajar para gloria del Altísimo y trabajar en
la conversión de las almas."
Existen muchas pruebas de que Isacaron
deseaba que lo relevaran de su tarea, que hubiera querido el exorcismo para
poder partir ¡que sentía que no lo
hicieran! (…)
(…) Pero, cuando
se esperan escenas de ira, he ahí que se produce un nuevo cambio. Los ojos se
llenan de lágrimas. La voz del demonio se suaviza. La misma boca que profería
injurias comienza una predicación y se le oyen decir propósitos como los
siguientes:
“El malo no es feliz. Si se está lleno de sí
mismo, se está lleno del espíritu del demonio. ¡Es por lo sentidos que perdemos
al hombre!”
“Dios se sirve de los hombres para
probarlos. Si están afligidos reciban esto como una gracia. ¡La cruz es
preferible a todo! ¡Dios la ha llevado para la salvación de los hombres y la
hace llevar a los que ama!”
“El mundo cree que la humildad es debilidad
e incapacidad; ¡y yo les digo que la humildad es poder y grandeza!”
“Si
ustedes conocieran la desgracia de los reprobados serían todos santos. No hay
idioma para expresar los tormentos de los condenados; no hay espíritu humano
capaz de comprenderlos.”
“¡El
que ama a los hombres más que a Dios no será de ningún modo amado de Dios!”
“Dios permite los reveses por el bien
espiritual de los hombres, a fin de hacerlos entrar en sí mismos y que vuelvan
a Él.”
“¡No olviden jamás que las cruces son
preferibles a los honores!”
“Es preciso comprender que la vida es corta
y que se deben soportar las penas con espíritu de penitencia como provenientes
de Dios.”
“No se puede amar a Dios sin amar a su
prójimo. ¡Felices los que saben abandonar todo por Dios!”
“¡Ah! ¡Si los hombres pudieran ver la
belleza de un hombre en estado de gracia!”
“La felicidad no está
aquí abajo; ¡el que posee a Dios posee todo!”
“El rico debe ser el ecónomo del pobre. Dios
le ha puesto la riqueza en la mano para ayudar a sus semejantes: ¡es el hombre
de negocios de Dios!”
“El
rico debe despreciarse a sí mismo y seguir las lecciones del Salvador cuando
dice: <<Es más difícil para un rico salvarse que para un camello pasar
por el ojo de una aguja>>”
Pero lo más extraño era que Isacaron no había terminado de pronunciar todas
estas sentencias edificantes, cuando se enfurecía y empezaba a blasfemar contra
Dios, a injuriar a las criaturas, ¡a injuriarse a sí mismo!
“¡Desdichados
los orgullosos! —exclamaba—. ¡Desdichado yo, Isacaron! ¡Es el orgullo, la
ingratitud y la desobediencia lo que han hecho de mí un ángel rebelde y
reprobado!”
“PRESENCIA
DE SATÁN EN EL MUNDO MODERNO”
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