“¡Que diferentes voces eran: quita, quita,
crucifícale y bendito sea el que viene en el nombre del Señor, hosanna en las
alturas! ¡Que diferentes voces son llamarle ahora Rey de Israel, y de ahí a
pocos días decir: no tenemos más rey que al Cesar! ¡Que diferentes son los ramos
verdes y la cruz, las flores y las espinas! A quien antes tendían por alfombra
los vestidos propios, de allí a poco le desnudan de los suyos y echan suertes
sobre ellos.” San Bernardo Sermón sobre el Domingo de Ramos.
Reloj
de la Pasión de Jesús.
JUEVES
SANTO.
– SEIS DE
LA TARDE: Jesús
se ciñe con un lienzo, y echando agua en una bacía, lava los pies a sus
discípulos, los enjuga y besa. ¡Qué humildad!
– A LAS
SIETE: Instituye
el Santísimo Sacramento, dando a los sacerdotes el pasmoso poder de convertir
el pan y vino en su Cuerpo y Sangre preciosísima. ¡Qué amor!
– A LAS
OCHO: Va
al huerto de Getsemaní; y a pesar de la tristeza y sudor de sangre, ¡cuán
fervorosa y constante es su oración.
– A LAS
NUEVE: Es
entregado por Judas, preso, cargado de cadenas y abandonado de sus discípulos:
¿y no le has entregado tú también alguna vez?
– A LAS
DIEZ:
Le llevan a casa de Anás: ¡cuán diferente entrada hace hoy en Jerusalén de la
que hizo el día de Ramos! ¡Qué terrible bofetada le dan!
VIERNES
SANTO.
A
LAS CUATRO DE LA MAÑANA.
Ha sufrido esta noche infinitos escarnios en
casa de Caifás: Pedro le ha negado tres veces, y ahora gritan todos que es
blasfemo y digno de muerte. ¡Qué ingratitud!
– A LA CINCO: Le conducen ante Pilatos ¡Qué de insultos,
conducido por las calles! ¡Con que furor
lo acusan!
– A LAS SEIS: Es presentado a Herodes; le visten
una ropa blanca y escarnecen como a loco; ¡y es la Sabiduría infinita!
– A LAS
SIETE: Pilatos
le compara con Barrabás y ¡ay!, es pospuesto a tan vil asesino.
– A LAS OCHO: Mírale atado a la columna, y
despedazado con más de cinco mil azotes.
– A LAS
NUEVE: Le
hincan en la cabeza una corona de setenta y dos espinas. ¡Qué tormento!
– A LAS DIEZ: Dice Pilatos: Ecce homo,
mostrándole al pueblo, y éste pide feroz que sea crucificado. Cede el cobarde
juez y le condena a muerte.
– A LAS ONCE: Sale ya con la Cruz a cuestas. ¡Qué
caídas tan dolorosas! ¡Qué amargura, cuando encuentra a su Madre! ¡Qué palabras
tan tiernas dirige a las mujeres que le siguen!
– A LAS DOCE: Le desnudan y clavan en la cruz:
¡qué ignominia! ¡Qué tormento!
– A LAS UNA: Ruega por sus verdugos, abre el
paraíso al ladrón; y nos da por Madre a su propia Madre: ¡qué bondad!
– A LAS DOS: A las dos, se queja amorosamente
con su Padre: tiene sed, ¡y le dan a beber hiel y vinagre!... Ya todo se ha
consumado.
–
A LAS TRES:
Entrega su Espíritu al
Padre Eterno, y muere por mi amor. (Reza cinco Padrenuestros).
– A LAS CUATRO: Le
bajan de la cruz; ¡qué escena aquella tan tierna! ¡Qué lágrimas! ¡Qué
coloquios!
– A LAS
CINCO: Mira
a Jesús en los brazos de su Madre, y, viendo sepultado a su Hijo, toma parte en
su dolor.
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