viernes, 25 de abril de 2025

Carta del asesino de “Santa María Goretti” – Alessandro Serenelli.


 

   

   Ahora que tengo casi 80 años, y estoy a las puertas del fin de mis días. Mirando mi pasado, reconozco que en mi juventud seguí un mal camino, un camino que me llevó a la ruina.

 

   A través de revistas, espectáculos inmorales, malos ejemplos, y una mala prensa. Veo hoy a la mayoría de los jóvenes seguir el mal camino que yo seguí, los jóvenes lo siguen sin pensarlo dos veces,   despreocupados, cómo yo mimos lo hice.

 

   Había cristianos fieles y verdaderamente practicantes a mí alrededor, más no le daba importancia. Yo estaba ciego un impulso, propio de brutos, un impulso bestial que me empujó hacia un estilo de vida equivocado.

 

   A los 20 años cometí un crimen llevado por una pasión irracional, cuyo recuerdo todavía hoy me horroriza. María Goretti, hoy santa, fue el ángel bueno que Dios puso en mi camino para salvarme. Sus palabras, tanto de reproche como de perdón, todavía están impresas en mi corazón hoy. Ella rezo por mí, intercedió por su asesino.

 

   Me condenaron a casi 30 años de prisión. Si no hubiera sido menor de edad, según la legislación italiana me habría condenado a cadena perpetua. Sin embargo, acepté el castigo como algo que merecía.

 

   Resignado, expié mi pecado. La pequeña María fue verdaderamente mi luz, mi protección. Con su ayuda pude cumplir bien esos años de prisión. Cuando la sociedad me aceptó nuevamente entre sus miembros, busqué vivir honestamente. Con caridad angelical, los hijos de San Francisco, los Frailes Menores Capuchinos, me acogieron entre ellos, no como a un siervo,  sino como a un hermano. He vivido con ellos durante 24 años. Ahora espero con serenidad el día en que podré ser admitido a la visión de Dios, para abrazar nuevamente a mis seres queridos y estar cerca de mi ángel de la guarda, María Goretti, y de su querida madre, Assunta Goretti.

 

   Que todos los que lean esta carta deseen seguir la santa enseñanza de hacer el bien y evitar el mal. Que todos crean, con la fe de los pequeños, que la religión y sus preceptos no son algo de lo que se pueda prescindir. Al contrario, es el verdadero consuelo y el único camino seguro en todas las circunstancias de la vida, incluso las más dolorosas.

 

“PAZ Y BIEN”

 

Alessandro Serenelli. Macerata, Italia 5 de mayo de 1961.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.