viernes, 24 de septiembre de 2021

NOVENA A SAN MIGUEL ARCÁNGEL (1684). CUARTO DÍA.


 

 

Cuando se debe rezar

 

 

En cualquier tiempo del año, en que necesitamos y deseamos alcanzar de San Miguel alguna merced, se puede hacer esta Novena, será agradable al Santo Arcángel fuera de estas ocasiones, disponernos con ella para la fiesta de su Aparición que es el 8 de Mayo, empezándola el 30 de Abril y acabándola para el día de la Aparición. Y para la fiesta de su Dedicación que es el 29 de Septiembre, empezando el 21 de ese mes y acabando el día de la Dedicación.

 

 

Condiciones

 

 

   En uno de los días de la Novena, se ha de confesar y comulgar con la mayor preparación y disposición que fuese posible y será bueno ayunar algún día a la honra de San Miguel, que puede ser el viernes que cayera dentro de la Novena. Y procure quien la hace obligar a los ángeles con una gran pureza de cuerpo y alma, andando los nueve días con especial cuidado de evitar toda culpa y particularmente contraria a la castidad, que es virtud angélica. Quien fuera de esto hiciere limosnas y otras buenas obras en reverencia de los Soberanos Espíritus, los obligará más a que intercedan con Dios para que alcance lo que desea, si conviniere para su salvación y sino le alcanzará de su Majestad otra cosa mejor y más conveniente para la Bienaventuranza.

 

 

SE COMIENZA

 

—Hincándose delante de un Altar o imagen de San Miguel, se hará la Señal de la Cruz, se dará gracias a Dios por todos los beneficios obtenidos, los que le ha hecho a San Miguel y ofrecerá a mayor Gloria de Dios, honra de María Santísima, de San Miguel y de todos los santos sus acciones, palabras y pensamientos.

 

 

 

Acto de contrición

 

 

Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre, Redentor mío, por ser vos quien sois, bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido, también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Animado con tu divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta, para el perdón de mis pecados. Amén.

 

 

 

Oración

 

 

    Soberano Arcángel San Miguel y excelentísimo Príncipe de la Corte Celestial. ¿Quién no podría ser vuestro devoto, pagando así a vuestros devotos? ¿Quién no os servirá con mucho cuidado si de esta manera pagáis los servicios que os hacen? Mas para que yo os ame, basta saber el amor que me tenéis y al cual no puedo corresponder con igual amor. Para que os sirva no es necesario prometerme nuevos favores, con los ya otorgados me tenéis más que obligado de lo que podré jamás pagar ni reconocer. Pero ya que no puedo con obras responder a tantas mercedes, recibid palabras y afectos. Gracias os doy excelso y sublime Espíritu, porque defendisteis la Honra y la Gloria de mi Señor Jesucristo y por todos los servicios que en toda la vida le hicisteis a Él y a su Santísima Madre.

 

 

   Gracias os doy por el ángel que habéis destinado a mi guarda y por los otros servicios generales y particulares que por vos mismo o por medio de vuestros ángeles me habéis otorgado, los cuales no conozco bastantemente en esta vida, ni los puedo dignamente agradecer y por ello pido y suplico al ángel de mi guarda, que en mi nombre os lo agradezca y también lo que habéis hecho a la humanidad y a la Santa Iglesia, de la cual soy miembro. Me alegro de todos los privilegios, gracias, prerrogativas, dignidades y dones naturales y sobrenaturales con que el Señor os ha honrado y enriquecido y doy al Señor eternas gracias por ello, porque así os quiero exaltaros. Defendedme oh valerosísimo Capitán de los Ejércitos de Dios, enviad en mi socorro a vuestros soldados para que me defiendan de los demonios y no me rinda a sus combates y tentaciones. Mandad a vuestros ángeles que me guíen para que no ande errado y que me alumbren para que no ande ciego y que pongan sus manos para que no tropiecen mis pies en el camino peligroso de la vida. Asistidme con vuestros ángeles en el momento de mi muerte y alcanzadme del Señor contrición verdadera de mis culpas, para que, presentada mi alma ante vuestro tribunal, merezca ser presentada por vuestras manos ante el Tribunal de la Santísima Trinidad y entrar en la posesión de la Gloria donde alabe al Señor para siempre y os dé eternas gracias de haber conseguido con vuestra intercesión la bienaventuranza. Amén.

 




 CUARTO DÍA 

 





ORACIÓN

 

 

   Dios y Señor de las Potestades, que tienen especial poder para frenar a los demonios, os ofrecemos los merecimientos de los poderosísimos Espíritus y los de vuestro Siervo San Miguel Arcángel, que alcanzó de los demonios la mayor victoria y con la misma felicidad pelea continuamente contra ellos a favor de los hombres, para que me defendáis de todas las tentaciones del mundo, del demonio y de la carne y me deis lo que pido en esta Novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.

 

 

—Nueve veces cada día, el Padrenuestro (9) y el Avemaría (9), en reverencia de los nueve Coros de los Ángeles y del Caudillo de todos, San Miguel a quien dirá la oración siguiente:

 

 

 

   Príncipe gloriosísimo San Miguel, Capitán y Caudillo de los Ejércitos Celestiales, recibidor de las almas, vencedor de los malignos espíritus, Ciudadano del Señor y Gobernador después de Jesucristo de la Iglesia de Dios y de gran excelencia y virtud, libra a todos los que te llamamos y haznos aprovechar en el servicio de Dios por tu precioso oficio y dignísima intercesión.

   Ruega por nosotros Beatísimo San Miguel, Príncipe de la Iglesia de Cristo. Para que seamos dignos de las promesas de Dios.

 

 

 

Oración

 

 

   Todopoderoso sempiterno Dios, que por tu gran clemencia para la salud humana nombraste al Glorioso San Miguel Arcángel maravillosamente por Príncipe de la Iglesia, concédenos que por su saludable protección merezcamos aquí ser defendidos de todos los enemigos, y en la hora de nuestra muerte, libres y salvos seamos presentados a tu Divina y Soberana Majestad, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

 

 

—Luego alentando la confianza con las palabras que le dictara el propio afecto, o con los afectos que le diera la propia devoción, pedirá a San Miguel el favor particular que desea y dirá esta conmemoración:

 

 

 

   ¡Oh glorioso príncipe, arcángel San Miguel, que os acordáis de nosotros aquí y en todo lugar, rezad siempre al Hijo de Dios por nosotros!, ¡Aleluya, Aleluya!

 

 

V. A los ojos de los ángeles cantaré a Ti, oh Dios.

 

 

R. Y adoración hacia tu Santo Templo y confesaré Tu nombre.

 

 

 

Oremos

 

 

   ¡Oh Dios!, que en un orden maravilloso has creado los ministerios de los ángeles y a los hombres, haz que tus santos ángeles que están a tu servicio, en todo momento nos socorran a los que estamos aquí en la Tierra, por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

 

 

Conmemoración a Nuestra Señora

(Sancta Maria, succurre miseris)

 

 

   Santa María, socorre a los miserables, ayuda a los pobres, conforta a los que lloran. Ora por tu pueblo, intervén por el clero, intercede por las devotas mujeres. Que experimenten tu ayuda, todos los que celebran tu festividad.

 

 

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

 

 

R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

 

 

Oremos

 

 

   Concede Oh Señor y Dios nuestro, a los que somos tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo, y que por la gloriosa intercesión de la Bienaventurada siempre Virgen María, nos libremos de las tristezas presentes y disfrutemos las alegrías eternas, por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

 

 

Conmemoración de San Rafael

 

 

   Yo soy el Arcángel san Rafael, que asiste siempre delante del Trono de Dios, para bendecirlo y contar todas sus maravillas. Aleluya.

 

 

V. Se puso un ángel cerca del altar del templo.

 

 

R. Con un incensario de oro en la mano.

 

 

 

Oremos

 

 

   ¡Oh Dios! que bendijiste a tu siervo Tobías al enviarle al Arcángel San Gabriel para que fuese su compañero en sus caminos y buen y certero consejero. Concédenos a nosotros también, tus siervos, que seamos protegidos por este mismo arcángel y auxiliados por él en todo momento. Amén

 


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