A
esta injuria se añadió otra, y por ventura la mayor de cuantas el Señor recibió
en su Pasión. Porque siendo costumbre de aquella tierra dar la vida a algún
condenado por honra de la Pascua; deseando el presidente librar al Señor de la
muerte, propúsoles, juntamente con Él, uno de los peores hombres que en aquel
tiempo había, que era Barrabás, el cual había revuelto la ciudad y muerto a un
hombre en esta revuelta, cuya muerte todos con mucha razón debían desear,
pareciéndole que por no dar la vida a este famoso malhechor le darían al
Salvador. Porque siendo el competidor tan indigno de la vida, creía el juez que
no serían tan desatinados ni tan ciegos, que juzgasen por más digno de la vida
aquel revolvedor de la tierra que a un hombre tan manso. De esta manera, pues,
pensó el juez que pudiera librar al inocente.
Donde
ya primeramente ves hasta dónde llegó la humildad de este Señor, pues vino a
competir con Barrabás, y a que se pusiese en disputa cuál de los dos era mejor
y más digno de la vida.
Pero
pasa el negocio aún más adelante; porque, puestos ambos en juicio, salió el
Señor condenado y libre y suelto Barrabás.
Pues ¿a
quién no pondrá en espanto esta tan grande abyección y humildad del Hijo de
Dios?
Más
parece que se abajó aquí que en la Cruz. Porque en la Cruz fue condenado por
malhechor, y crucificado con malhechores, como uno de ellos; más aquí hecha
comparación con este malhechor, por común sentencia y aclamación del pueblo es
sentenciado por peor que él.
¡Oh, Rey de la gloria!, ¿hasta dónde, Señor, bajó tu
humildad? ¿Hasta dónde llegó tu paciencia? ¿Hasta dónde tu caridad?
Pues dime, hombre, ¿qué tan grande te parece la soberbia que
con tan extraña humildad hubo de ser curada, y que aun con todo esto tú no la
curas?
Y dime también: ¿qué caso debes hacer de los juicios y pareceres del mundo, pues tal
parecer tuvo en esta causa y tanto desatinó en ella, y no sólo en ella, sino
también en la condenación de los Profetas, de los Apóstoles y de todos los
Mártires, los cuales tan injustamente condenó?
Porque si a un criado tuyo tomas en una sola
mentira, apenas le crees cosa que te diga, por parecerte que también mentirá en
lo uno como en lo otro. Pues, según esto, ¿qué
crédito será razón que demos al mundo, a quien en tantas mentiras habemos
tomado cuantos Santos tiene condenados? Y más en esta tan horrible mentira,
¿cómo fue tener al Hijo de Dios por peor
que Barrabás? Sin duda esto sólo bastaba para que cerrásemos los ojos y
tapásemos los oídos a todos los hechos y dichos de esta bestia de muchas
cabezas, tan furiosa, tan ciega y tan desatinada en todos sus juicios y
pareceres.
“VIDA
DE JESUCRISTO”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.