Nota
de Nicky Pío: “¿Se puede ser rotario y católico a
un mismo tiempo? La Iglesia Católica hace muchos años que dió la respuesta
sobre esta duda respecto de los clubes rotarios, y en forma contundente dijo: “NO”,
no se puede ser un verdadero Católico y rotario al mismo tiempo. A pesar
que hoy, en pleno siglo XXI la quinta columna del clero infiltrado y apostata
diga y haga todo lo contrario. No es enseñanza de la Esposa de Cristo
inscribirse en ambientes donde no existe DIOS, donde DIOS es desplazado para
dar lugar al HOMBRE. Las enseñanzas de los rotarios son diametralmente opuestas
de la fe cristiana, como quedará demostrado por varias fuentes católicas. Todo
sea A.M.D.G y salvación de las almas.
Antes de entrar en tema, es necesario
recordarles a los católicos pusilánimes las siguientes palabras
de S.S. LEÓN XIII, sean estos laicos y principalmente al clero, que temen
hablar sobre la masonería y sus muchas caretas detrás de la cual se oculta.
“En la encíclica “Sapiensae Christiane”, al
referirse a las obligaciones de los católicos, decía el Papa
León XIII:
“CEDER
EL PUESTO AL ENEMEMIGO, O CALLAR CUANDO DE TODAS PARTES SE LEVANTA INCESANTE
CLAMOREO PARA OPRIMIRIR A LA VERDAD, PROPIO ES DE HOMBRES COBARDES, O DE QUIEN
DUDA ESTAR EN POSESIÓN DE LAS VERDADES QUE PROFESA. Uno y otro es
vergonzoso e injurioso a Dios; uno y otro contrario a la salvación del
individuo y de la sociedad; provechoso únicamente para los enemigos del nombre
cristiano, porque la cobardía de los buenos fomenta la audacia de los malos.
“...Lo primero que ese deber nos impone es
profesar abiertamente la doctrina católica y propagarla cada uno según sus
fuerzas”
“ ... Nada daña tanto a la sabiduría cristiana
como no ser conocida, pues siendo bien entendida, basta ella sola para rechazar
todos los errores. Nadie crea que se prohíbe a los particulares poner en uso
algo de su parte”.
“ ... Más aún, a los Padres del Concilio
Vaticano I les pareció tan oportuna y fructuosa la colaboración de los
particulares, que hasta juzgaron deber exigírsela.”
(“Colección
de Encíclicas y Cartas Pontificias”. Por la Acción Católica Española. Edit.
Poblet (Bs. As., 1944).)
El
Rotary Club —asociación
de hombres, preferentemente de negocios y profesionales, que se proponen
moralizar y mejorar los espíritus contribuyendo a la paz universal mediante
la práctica de una moral sin dogmas y de un laicismo y naturalismo
absolutos—
es la masonería internacional esparcida
por todo el mundo, como noviciado de la Orden,
para probar, ensayar y conquistar adeptos.
Sus jefes son elegidos por los masones
residentes en la ciudad norteamericana de Evanston, Illinois, cerca de Chicago,
sede del organismo central. Al frente de cada club local hay un presidente a
quien acompaña el vicepresidente, el secretario, el tesorero y el macero; y en
cada distrito de clubes federados existe un gobernador, el cual depende
directamente del Club Central, integrado por una Junta Directiva mundial que se
renueva anualmente.
Esta Junta Directiva del Rotary
International consta de un presidente, tres vicepresidentes, diez directores,
un secretario y un tesorero. Uno de los directores, en 1958, fue el cordobés
Tristán E. Guevara, ministro de Trabajo y Previsión en la Argentina. Para
elegir a los directores los distritos se agrupan en zonas. Cada club rotario
debe tener entre sus socios un representante de cada profesión, negocio o
institución reconocida en la comunidad donde actúa. El número mínimo de socios
es veinte y deben ser todos varones.
Su
nombre surgió —según se lee en sus estatutos y reglamentos— de la
costumbre de celebrar las reuniones del primer club por “rotación”
en los distintos despachos de los socios fundadores. Dos años después ya
no se hacían en los domicilios de los asociados sino en los hoteles más
lujosos, como cuadraba a la categoría social de sus integrantes, millonarios
industriales, magnates de la Banca y de los consorcios comerciales de
profundísima penetración internacional. Su lema oficial es: “Dar de sí antes de
pensar en sí. Se beneficia más quien mejor sirve”.
El “mallete”,
distintivo del venerable maestro de la logia masónica, es también el distintivo
del presidente del club rotario, y la bandera blanca de los masones es el
emblema de los rotarios, que han sustituido en ella el águila de dos cabezas
por la rueda dentada.
EI gobernador, elegido en la reunión anual
de los clubes del distrito, debe ser presentado al Rotary Internacional para su
aprobación definitiva.
Al candidato se le exige, como requisito
indispensable para ser propuesto para tal cargo de supervisor general, el haber
participado en la Convención Internacional Rotaría; pues estos altos jefes
resultan ser, en la práctica, agentes de la Junta Directiva en el Exterior. A
la Convención Anual de los delegados rotarios precede siempre la Asamblea
Internacional de los gobernadores, donde éstos reciben normas de gobierno. De
la misma manera, cada gobernador reúne, en abril o mayo, a los presidentes y
secretarios de todos los clubes de su distrito, además de la conferencia
distrital que anualmente realiza con los socios.
Sus deberes son: remitir mensualmente sus
mensajes a los clubes de su jurisdicción y vigilarlos directamente bajo la
fiscalización de la Junta Internacional; comunicar a la Junta Directiva de los
Estados Unidos los resultados de la Asamblea del distrito, y enviar a estas
mismas autoridades internacionales de Chicago el informe anual de sus visitas a
los clubes de la zona. Cada presidente de club remitirá por separado el informe
semestral al Secretario General del Rotary International.
En la sede central se llevan al día los
ficheros de todos los clubes del mundo, enriquecidos con los datos actualizados
de cada uno de sus miembros.
Fundado
el Rotary Club, o Círculo de la Rueda Dentada, el 23 de febrero de 1905 en
Chicago por el abogado masón Paul Harris,
adquirió carácter internacional en 1912; estableciéndose en la Argentina el 8
de noviembre de 1919.
La estadística publicada en 1959 totaliza
260 distritos, 10.000 clubes y 500.000 rotarios, de los cuales 6.000 se hallan
en nuestro país, donde funcionan 240 clubes. (Cincuenta años de ideal de servir.
(Publicación rotaría). Manual de procedimiento (Reglamentación rotaría).
Pacífico, Justo, op. cit., pág. 93. La Nación, 22 febrero, 1965.)
El 21 de febrero de 1965 el señor Rafael
Cabral, gobernador del distrito 489 de Buenos Aires del Rotary Internacional,
manifestó en una entrevista del Canal Teleonce: “Como
el Rotary está integrado sobre la base de la comunidad en que actúa, será
católico en una comunidad católica, como sucede en la Argentina ; y donde la
comunidad es protestante, será protestante... No tiene ninguna vinculación con
la masonería; pero es indudable que en sus clubes existen masones, por cuanto
en el Rotary no hay ninguna clase de discriminaciones”. A continuación
se dio la siguiente estadística: 560.000 rotarlos en 12,000 clubes distribuidos
en 127 países. En la Argentina existen 350 clubes, con 10.000 socios, agrupados en 7 distritos. Al frente
de cada distrito se encuentra un gobernador, que es funcionario del Rotary
Internacional.
La
nueva religión laica de la amistad rotaria
“Nuestro
plan —declaró Harris— hace caso omiso de todo credo y glorifica los hechos. Rotary
está abierto a protestantes, católicos, judíos, musulmanes, cristianos,
budistas y ateos. ¿Vamos a ser retrógrados, o debemos ir adelante con el
progreso de los tiempos?”
Su
semejanza con la masonería radica cabalmente en el naturalismo racionalista, en
el indiferentismo religioso y en la moral universal atea. Se proponen mejorar la humanidad
por la amistad y la camaradería, sustituyendo el mandil masónico por el mantel
laico de la opípara mesa. En esta
campaña de mejoramiento social no cuenta para nada la religión; “ni siquiera debemos acordarnos de ella”, decía el gobernador
del distrito 63, Abente Haedo, en mayo de 1936.
El
católico, soldado por vocación, deberá dejar sus armas a la puerta del club, si
desea permanecer en el Rótary y, obligado al combate espiritual, quedará inerme
ante los errores que le serán presentados bajo los velos de la indiferencia.
El rotario William Mayer afirmó en México
que “todos
y cada uno de los rotarios deben desterrar de sus mentes los prejuicios de
religión y de nacionalidad”; y en 1944 el rotario argentino, doctor del
Forno, aseguró que “la
moral sin dogmas forma la conciencia del Rótary”.
Ya el rotario belga Hermann Doms había
expresado en 1927 que “la
moral del Rótary no tiene religión. Es estrictamente neutra en el sentido más
amplio de la palabra”.
Para
un rotario es muy fácil entonces hablar de tolerancia religiosa en su
propaganda laicista; pues, si en nada cree, todo para él resulta una misma
cosa.
En 1936 el rotario argentino, Salvador Díaz
Moreno, manifestó que “al
Rótary no
le interesa la religión ni los dogmas revelados; ni dioses ni tampoco santos.
El Rótary vive de la realidad del presente; pero en sus entrañas se gesta una “nueva
religión laica”
de la amistad. El porvenir dirá si tendrá o no su Olimpo”.
Y el rotario brasileño Ferraz Alvim decía en
el club de San Pablo: “Rótary
no tiene moral práctica ni mucho menos teórica”.
En
los clubes rotarios se prohíbe a los católicos manifestar su fe religiosa, pero
en cambio ella puede recibir allí los más rudos ataques.
En el club de la provincia de San Juan en 1937 —para citar algún
caso entre tantos— se
desconoció la divinidad de Cristo y se le llamó “bohemio”; y en el club de Buenos Aires, el 21 de julio de 1944, se
injurió a los santos de la Iglesia Católica,
endosándoles el carácter de “epilépticos”
a San Pablo, a San Francisco de Asís, a
Santa Juana de Arco y a Santa Bernardita Soubirous. (El Pueblo del 21 de
enero de 1951. Tonelli, Armando. La verdad sobre el Rótary Club, pàssim, Bs.
As., 1946)
Este
mismo club de la Capital Federal celebró con
gran pompa y entusiasmo, el 11 de julio de 1934, el cincuentenario del laicismo
escolar argentino; y tal homenaje se repitió en marzo de 1956 junto con
el de la masonería, cuando el gobierno
provisional anunció la vigencia de la ley 1420, que consagró nuevamente entre
nosotros el
laicismo en la escuela haciéndolo extensivo a todo el país.
El 11 de abril de 1944 decía Julián J.
Lastra en el Rótary Club de Neuquén: “Sobre
la cumbre de la montaña de los siglos hay una nueva cruz, él Rótary, pero cruz
sin víctima. Nuestro código moral rotario sin principios dogmáticos, sino
empíricos, es como el evangelio de la sagrada escritura. Con nuestra política
de buena vecindad y nuestra palabra de honor, alcanzaremos la paz entre los
hombres y la armonía entre las naciones”. Esta es la misma teoría del masón
Harris, fundador del Rótary, el cual decía —olvidándose de la venida de
Jesucristo y la publicación de su Evangelio—
que “el
firme cimiento sobre el cual se edificará la paz permanente del mundo y que
excluye a cualquier otro es el Rótary” (El rotario argentino, pág.
22, mayo de 1944. Revista Rotaria internacional.)
LA
MASONERÍA EN LA ARGENTINA
Y
EN EL MUNDO
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