Escuchad lo que nos
cuenta la historia (Vida de los Padres del desierto, San Macario de Egipto, t. 11, p. 358.).
San Macario,
un día que regresaba a su morada con un atado de leña, hallo al demonio
empuñando un tridente de fuego, el cual le dijo: “Oh, Macario, cuanto sufro por no poderte maltratar; ¿por qué me haces
sufrir tanto?, pues cuanto haces, lo practico yo mejor que tu: si tu ayunas, yo
no como nunca; si tu pasas las noches en vela, yo no duermo nunca; solamente me
aventajas en una cosa, y con ella me tienes vencido”. ¿Sabéis cuál era la cosa
que tenía San Macario y el demonio no?
¡Ah!,
amados míos, LA HUMILDAD. ¡Oh, hermosa
virtud, cuan dichoso y cuan capaz de grandes cosas es el mortal que la posee!
“Fragmento
de sermones escogidos sobre el orgullo”
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