Santo Tomás de Aquino dice: Existen dos formas de perdonar la del “justo”, y la del “perfecto”. El “justo” perdona la ofensa al que ofendió, si este último le pide perdón.
Pero el “perfecto” pide perdón cuando ha sido ofendido, es decir, pide perdón a quien lo ha ofendido. Por aquello de las Escrituras que dice “Busca tú la paz”.
Saber esto y practicarlo es muy útil en cualquier tipo de relación. Por ejemplo: Es común las peleas en el matrimonio, pero si aun teniendo la razón, siendo la parte ofendida, se pide perdón, ayuda mucho a mantener la paz del hogar. Es literalmente lo que hacía Santa Rita, que tenía un esposo con carácter irascible. Practicando el perdón del perfecto, pudo domar a su esposo, y reducirlo a mansedumbre.
El Cura de Ars
nos advierte que el no perdonar, y las constantes peleas entre los esposos, no
es sino la antesala del infierno.
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