martes, 17 de junio de 2025

EL GRITO SORDO DE LA ORACIÓN.


 

   

   Cuando tu grito de auxilio no la oyen los hombres por la dureza de su corazón, sólo queda recurrir a la oración confiada. No sólo tu lengua puede proferir sonidos, también tu alma. Cuando se expresa, es tan fuerte su grito que retumba en todo el Cielo.

 

   ¿Pero dónde va mi llamada? Te preguntarás. Cuanto sale del corazón afligido de un hijo de María, este llega directo a su Corazón Inmaculado. Ella no es sorda a los dolores, a los padecimientos, y al peligro de sus hijos, cómo Madre siempre está atenta a sus necesidades.

 

   Lo que no llega con palabras al corazón de los hombres, llega al Corazón de María, con una mirada triste, con un sollozo, con un pensamiento, de muchas formas. Pero sobre todo, con la oración que brota de tu alma.

 

   Sábes hijo mío, que para hablar con Jesús y con María, no nos necesarias las palabras, acaso un persona privada de su voz, es decir un mudo, ¿no puede dialogar con María? ¿No puede rezarle? ¿Nunca te has puesto a pensar en ello?...Que el mundo no te escuche, no significa que no te puedas comunicar con Dios.

 

   El grito sordo de la oración, es muy poderosa, pues en ella se encierra todo tu ser acongojado, todo penar, todo pesar, todo aquello que no sólo no quieren oír los hombres, sino lo que Tú mismo no puedes siquiera expresar. El llanto ahogado de una viuda es una oración, el corazón oprimido de un pobre es una oración, el dolor de un padre con su hijo enfermo es una oración. El llanto de un niño es una oración.

 

   Cuando no puedes más, y caes de rodillas, y tus abrazos lánguidos desfallecen a tus lados.  También es una oración, y siempre será oída, siempre, aunque ni tú mismo lo creas así, pues no está en tu entendimiento, está en tu corazón, que en muchos casos habla, más y mejor que mil palabras. Será talvez por eso, que dijo Nuestro Señor, “no empleéis muchas palabras en la oración” Ya sé de ante mano que necesitáis, y que lo necesitáis.

 

   Por ello, cuando creas que nadie puede oírte, mira al cielo, y reza con todo tu corazón, con todo tu entendimiento, tu Madre no es sorda a tus lamentos, ella no te juzga, ni tus circunstancias, le basta saber que sufres, y quiere consolarte y darte todo su amor… Si el dolor ahogan tus palabras en la garganta, si no puede mirar porque tu vista está nublada por el llanto, es cuando más serás oído, es el grito sordo de tu oración, todo el Cielo se conmueve ante tu padecer, no temas hijo mío, ya está en camino la consolación…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.